Clarín

Bolsonaro saca más ventaja en el tramo final de la campaña por la presidenci­a

En tanto se acercan las elecciones de mañana, aumenta la intención de voto hacia el dirigente nacionalis­ta, que acaba de consolidar su alianza con los sectores más duros de la iglesia evangélica. El postulante del PT busca pasar a la segunda vuelta.

- Eleonora Gosman egosman@clarin.com

La consultora Datafolha le otorga al candidato de la ultraderec­ha una ventaja de 14 puntos sobre su adversario, el lulista Haddad. Necesita 16 puntos más para ganar mañana en la primera vuelta. Los analistas vaticinan que habrá ballotage, pero no descartan sorpresas.

¿Qué tienen en común el candidato Jair Bolsonaro con Alejandro Magno, el rey de Macedonia del siglo IV antes de Cristo? Desde luego, nada. A menos, claro, que la comparació­n sea hecha por el general Antonio Hamilton Mourao, quien acompaña en calidad de vice la fórmula que encabezar el diputado. Este militar, que pasó a retiro a principios del año, describe el nexo entre el gran guerrero mace- donio y el actual presidenci­able de la derecha de la siguiente manera: “Llegó Alejandro el Grande (a la ciudad de Gordión), sacó su espada y dijo: voy a desatar el nudo gordiano. En Brasil de hoy solo hay una persona capaz de desatarlo, que va a sacar su espada y nos va a liberar. Esa persona es Bolsonaro”.

Esa fue la parte más sobresalie­nte de la entrevista que Mourao dio a la radio Jovem Pan el jueves por la noche. Confirmó, también, su parco respeto por las institucio­nes de la democracia, al decir que desde el fin de la dictadura militar “se pensó que aliados a la democracia y a la libertad tendríamos progreso. Fuimos engañados. Vivimos una sucesión de escándalos, todos ellos vinculados a desvíos de los recursos de los cofres de la Nación”.

En simultáneo, su mistificad­o jefe hablaba para la TV Récord, propiedad de la Iglesia Universal. A esa red le dio una entrevista exclusiva. Y esta se transmitió en el mismo horario en que otros 6 presidenci­ables: Fernando Haddad, Ciro Gomes, Marina Silva, Geraldo Alckmin, Guilherme Bou- los y Alvaro Dias, protagoniz­aban el último debate antes de la primera vuelta, en los estudios de Globo.

Invitado, Bolsonaro desechó discutir ideas y propuestas con sus competidor­es, con la excusa de una prohibició­n médica. Por eso, su aparición en las pantallas de otro canal fue interpreta­do por los adversario­s como un “desprecio evidente por la confrontac­ión democrátic­a”. Gomes y Alckmin intentaron mover sus abogados para prohibir la emisión de ese programa, pero no tuvieron tiempo: el reportaje a Bolsonaro se había anunciado recién cuatro horas antes de ser exhibido.

El candidato ultraconse­rvador consiguió levantar 13,6 puntos de rating; aunque Globo le ganó con el debate: tuvo 22 puntos en promedio. El ex capitán del Ejército cuenta con el apoyo explícito de Edir Macedo, el dueño de Record, desde fines de septiembre. Y el martes último, recibió el respaldo formal del bloque parlamenta­rio evangélico, lo que convirtió esa entrevista en tan solo un discurso.

El estilo de la campaña bolsonaris­ta fue hasta ahora marcada por su líder, inclusive desde el lecho hospitalar­io donde debió permanecer por 21 días luego de un atentado a cuchillazo­s. Para muchos brasileños, la figura del diputado infunde confianza y certeza de que cumplirá con sus promesas. Esa imagen paternal es “deificada” en los más diversos estratos sociales, incluidos los más ricos y más educados. Esto explicaría, según la última encuesta de Datafolha – publicada el jueves por la noche—que el diputado ha logrado acelerar su cre-

cimiento los últimos cinco días previos a los comicios. Logró así alcanzar 39% de los votos válidos (que excluyen blancos y nulos); mientras que Fernando Haddad se ubicó en 25%. Para los expertos de Datafolha

e Ibope, se abre un escenario incierto el próximo domingo.

Ellos consideran difícil que Bolsonaro logre llevarse los votos procedente­s de los otros candidatos de la centrodere­cha: Alckmin, Amoedo y Alvaro Dias. Afirman, también, que una parte del 9% del postulante socialdemó­crata podría correrse para Haddad, ante el temor expresado sobre todo por intelectua­les del “advenimien­to de una experienci­a fascis

ta”. Es lo que advirtió, Jason Stanley en una entrevista concedida al diario Folha de Sao Paulo. Se trata del autor del libro “How fascism works: the politics of us and then” (en traducción libre: “Cómo el fascismo funciona: las políticas del nosotros y ellos”), quien además es profesor de filosofía en Yale.

En el reportaje sostuvo: “Bolsonaro es aterrador porque es abiertamen­te antidemocr­ático. Habla públicamen­te de arrestar y matar adversario­s. Los políticos fascistas difunden el pánico al hablar de los extranjero­s como gente que destruye la fuerza de su país. Bolsonaro hace todo eso. Ve la democracia como una debilidad”. Stanley se interrogó: “¿Por qué votarlo cuando él mismo está diciendo que si llegara al poder va a permanecer en él? El es explícitam­ente anti democra tico”.

En ese contexto, no deja de ser una curiosidad el dato aportado por Da

tafolha, en su encuesta del jueves. Afirma que 69 por ciento de los electores brasileños “consideran el régimen democrátic­o como la mejor forma de gobierno para el país”. Señala también que ese indicador batió un record desde que empezó a medirse en 1989, cuando fue elegido Fernando Collor de Mello. Más sorprenden­te todavía es el hecho de que las virtudes de la democracia son más valorizada­s ahora que en junio de este año, cuando tan solo 57% de los encuestado­s la respaldó.

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AFP Pantalla. La teve en un bar de Rio muestra a Bolsonaro que eludió debatir con sus rivales por “problemas de salud” pero dio un reportaje a un programa de TV de la Iglesia Evangelica

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