Clarín

Un temor adicional: en EE.UU. se mueve la tasa a 10 años

A la frágil situación financiera argentina, se suma ahora el repunte de una tasa clave para los inversores globales.

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Antes de que arrancaran las operacione­s en Buenos Aires, los traders locales estaban pendientes ayer de un dato puntual: el informe mensual del Departamen­to de Trabajo de los Estados Unidos. En la previa, si ese informe señalaba que se habían creado muchos puestos de trabajo, iba a ser tomado como un dato negativo. El informe salió mixto: menor creación de puestos que las proyectada­s, pero suficiente­s como para llevar la tasa de desempleo de los Estados Unidos al 3,7%, el menor nivel en 48 años, es decir desde 1969.

Naturalmen­te, la caída del desempleo es una buena noticia, en cualquier lugar del mundo. Pero para la lógica de los mercados financiero­s, menor empleo es un riesgo de mayor inflación, porque la presión de la demanda sobre la oferta de bienes y servicios -si no crecen a la par- puede hacer subir los precios. Y para los inversores en bonos de la deuda, la inflación es una mala palabra. Si hay una inflación mayor a la esperada, la tasa de rentabilid­ad que se le pide a un bono es mayor. Y para que el bono rinda más, su precio tiene que bajar. Es lo que está ocurriendo justa- mente en estos días en los Estados Unidos. La tasa de retorno (yield) que más se sigue es la de los bonos a 10 años, porque es la tasa que se usa como referencia para medir cuánto debe rendir un bono de cualquier otro país.

La denominada T-10 estaba en 282 puntos básicos dos semanas atrás, y ayer saltó a 323 puntos. Esos 41 puntos básicos elevan el nivel desde el cual se mide el riesgo país. Para el caso de Argentina, ayer el riesgo país saltó a los 650 puntos. Fue por efecto de la desconfian­za que aún despierta la situación financiera argentina y el “ajuste” de precios que gatilló la suba de la tasa en Estados Unidos.

Hacia adelante, la suba de la tasa de los bonos estadounid­eses se traduce en un mayor costo financiero para el caso puntual de la Argentina. El problema inmediato no es tanto para el Gobierno -que cuenta con dólares aportados por el Fondo Monetario Internacio­nal- sino para las empresas privadas, que deberán pagar un costo mayor por el financiami­ento que eventualme­nte consigan cuando se reabran los mercados para la Argentina.

El Gobierno sigue de cerca este tema, porque apunta a que las colocacion­es de deuda de empresas privadas sirvan tanto para aportar divisas como para destrabar proyectos de inversión que hoy están “en suspenso” y que podrían reactivars­e si se normaliza la situación económica y financiera de la Argentina. ■

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Desempleo. Bajó en Estados Unidos y la inflación despertó el temor.

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