Clarín

Un monaguillo logró destituir a un cura, a quien acusa de haberlo violado hace 27 años

La víctima repitió por años que había sido abusado. Ahora la Iglesia le quitó el cargo al sacerdote.

- Irene Hartmann ihartmann@clarin.com

“El agua estaba helada. Me fui a lavar a un arroyito y estaba congelada. Nunca me voy a olvidar”. Esa mañana, Juan Carlos García intentó lavarse la cara. Quizás también las escenas de la noche anterior: el cura Emilio Raymundo Lamas lo había violado. Juan Carlos tenía 16 años. Ahora, 43. En su recuerdo de esos días, Lamas le caía bien: “Era un sacerdote diferente, comprador”.

Estamos en El Alfarcito, a 2.800 metros de altura, en Rosario de Lerma, provincia de Salta, a pasos de Jujuy. Los detalles siniestros de la previa, como cuando (siempre en el relato de Juan Carlos) el cura se le acercó a la cama susurrando “¿te portaste bien? Mirá que si no te voy a tirar de las orejas”, grafican el costado más oscuro, pero no agotan las vetas de una historia de frustracio­nes, que además es larga: arranca en 1991 y recién los primeros días de octubre de 2018 empieza a encontrar un posible final. Es que, para la Justicia, Lamas está imputado en una causa por presunto abuso sexual. Para la Arquidióce­sis salteña, nunca más será sacerdote.

Porque la Iglesia acaba de darle lugar a la denuncia de lo que pasó esa noche (“la noche”, para Juan Carlos), quien durante 25 años repitió la historia de su violación sin que nadie le diera crédito. Lo contó esa misma mañana, después de lavarse la cara en el arroyito. Lo contó a la tarde. Lo contó al día siguiente y mil veces más. También se lo contó a su mamá, quien hizo varios intentos en busca de justicia (“regular” o “divina”), pero sólo encontró muros.

Según Juan Carlos, los rumores de su episodio empezaron a filtrarse, al punto de que lo echaran directamen­te de la Iglesia. Había sido monaguillo desde los 11 años. Un año o dos después de su violación (en su recuerdo hay fechas borrosas...) lo expulsaron de ese rol, al grito de “vos estás medio loquito. Te vas”.

“Monseñor Moisés Julio Blanchoud, que ya falleció, fue uno de los que escuchó los rumores de mi caso. Una vez citó a mi mamá, y me acuerdo que ella salió de la reunión llorando. Y me dijo: ‘Con los curas no nos metamos’. Sentí una bronca... y nunca supe lo que pasó. Mi mamá se lo llevó a la tumba”, contó.

“Yo era un nene de mamá. Era virgen. No sabía nada de sexo”, aclaró Juan Carlos en la charla con Clarín, y agregó: “Pasaron muchos años y nadie me creía. Ahora todo este proceso salió rápido porque grabé el juicio eclesiásti­co, y como empecé a difundir algunos audios, tienen miedo. Por eso se expidieron rápido y le dieron a Lamas la pena máxima de la Iglesia, que es expulsarlo del estado clerical”. O sea, quitarle su cargo de sacerdote.

En el primer abuso sexual que sufrió, evaluó Juan Carlos, hubo una estrategia premeditad­a: “Teníamos que ir varios en una camioneta, pero a último momento Lamas inventó algo para que termináram­os yendo nosotros dos aparte, un día antes que los demás. Era un viaje de unas 2 horas, de Rosario De Lerma a El Alfarcito”.

Los detalles componen el todo: “Era mi primera vez en el campo. Yo nunca había salido así, y me apuné enseguida. Mi mamá me había dado caramelos de menta y hojas de coca, pero me daba asco. Quería vomitar. Cuando llegamos, la familia Bautista, que nos recibió, nos había hecho un guiso de chivo, pero yo no podía comer. Así que el cura dijo que me llevaran a la casa parroquial, que estaba lejos, a pie. Una casa de madera de cardón y paja. Había dos camas en esa habitación”. Y siguió: “Me sentía tan mal que me acosté con ropa y todo, me sentía afiebrado. Cuando llegó el cura, me preguntó cómo me sentía y se sacó la sotana. Yo estaba acostado. Entonces me empezó a acosar”.

El relato sigue con frases que Juan Carlos repite varias veces, como si reviviera la escena: que le tiró y le lamió las orejas, que empezó a apretarlo muchas veces, que de tanto apretarlo le rompió la campera que le había regalado la mamá, y también, la ropa interior. Que después el cura se dio vuelta y le exigió: “Ahora te toca a vos”.

Después de ese día, Juan Carlos siguió sirviendo un tiempo como monaguillo: “Él seguía con su acoso. Me agarraba, con hábito y todo. Me besaba y me tocaba los genitales. Yo quería que alguien lo viera hacerlo. Él mataba de risa”.

“Ahora, como mi caso se difundió, alguien que está fuera del país me dijo por Facebook que sabe que mi mamá hizo en su momento una denuncia en la Justicia, cosa que yo no sabía, y que había otras familias denunciant­es también, no sólo mi caso: son seis personas más que sufrieron abuso de parte del mismo cura”, contó Juan Carlos, acerca de lo que en los próximos días podrían ser más revelacion­es en la “causa Lamas”. Uno de ellos fue noticia hace unos días: Carla Morales, una artista trans que vive en Buenos Aires, y que también acusó de abuso a Lamas, el sacerdote salteño. O más bien, el ex sacerdote. ■

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Denunciant­e. Juan Carlos García habría sido violado cuando tenía 16 años, ahora tiene 43.
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Imputado por la Justicia. Emilio Lamas habría cometido abuso sexual.

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