El amor-odio nos une a los estudios médicos
Nos llevamos mal con la modernidad. Nos pasa a quienes tenemos tendencia a exagerar síntomas: nos fascina la tecnología y todas las puertas que abre para descubrir enfermedades. Pero la detestamos y queremos regresar a la época de las cavernas cuando surge una duda (siempre) por las infinitas posibilidades de investigar más. No nos tranquiliza el “seguramente” o el 99 %, queremos confirmación. Y para eso existe otro estudio que quizás se traduzca en un flamante peligro.
Así mucha gente cae en el sobretratamiento. ¿En qué momento empezar a medicar a un hipertenso leve? ¿Tiene sentido llamar pre- diabetes a lo que antes se conocía como intolerancia a la glucosa en ayunas? ¿Es ingenuo el cambio de nombre o se trata de algo orquestado porque la prediabetes invita más a la ingesta de medicamentos que una mera intolerancia? No es fácil, como paciente, decidirse por una opción u otra cuando los propios médicos disienten. A mí me ha pasado, y no soy el único, recibir una recomendación diferenciada del médico clínico y del urólogo. Uno sugiere medir el PSA, el otro asegura que no trae beneficios y sí puede derivar en estudios molestos y hasta peligrosos. ¿Qué hacer?
Hace unos años, en Finlandia se realizó un estudio con 146 personas con problemas de meniscos. Se les efectuó, a algunos, una menisectomía -extracción parcial o total del menisco dañado- y, al resto, apenas una incisión que se cosió, especie de “cirugía placebo”. Al año, no había diferencias entre los resultados de unos y otros. Sin embargo, es una intervención “popular”. Estos resultados dan miedo. Por lo innecesario de algunos tratamientos. Y por su opuesto: que algunos supongan que su enfermedad seria puede prescindir de la terapia recomendada y preferir una pseudo medicina natural (como si lo natural no matara, ¿o acaso el cianuro y el arsénico son productos artificiales?).
¿Cómo diferenciar? Sugiero: si no es emergencia, no decidir en caliente. Analizar, hablarlo con más de un médico, entender la estadística. Empezar de menor a mayor, siempre hay tiempo para más. Y si se necesita tratamiento difícil y cruento pero hay consenso profesional, ir para adelante con convencimiento. Será difícil, sí, pero permitirá pensar en el futuro, que ya es bastante.