Con una fiesta al aire libre, Buenos Aires se transforma en la capital del olimpismo
Desde las 18 habrá shows sobre la avenida 9 de Julio, con epicentro en el Obelisco, donde a las 20 comenzará la ceremonia inaugural de una cita deportiva histórica.
Era un mediodía de calor en Río de Janeiro cuando a poco de comenzar los Juegos Olímpicos de 2016, la charla informal entre un puñado de periodistas argentinos con Leandro Larrosa se congeló de golpe. “No cuenten nada, pero queremos que nuestra ceremonia inaugural sea en el Obelisco, al aire libre, para cientos de miles de personas”, dijo el CEO de Buenos Aires 2018. El off the record se cumplió a rajatabla, porque el periodismo tiene códigos, aunque muchos no los respeten. Y hoy aquel sueño se plasmará en la práctica.
Es una jugada muy fuerte la que decidieron Larrosa y Gerardo Werthein, presidente del Comité Organizador de los terceros Juegos de la Ju- ventud. Porque esperan 250.000 espectadores a lo largo de la avenida 9 de Julio, con epicentro en el Obelisco, y siempre hay cuestiones imprevisibles cuando de multitudes en la calle se trata. Porque el espectáculo será gratuito, la gente llegará por transporte público, ante un amplio perímetro cercado, y el alerta de seguridad es máximo. Y porque más allá de que no hay un escenario único sino que el espectador verá desde las 18 pasar shows delante suyo, de 20 a 21.30 la ceremonia inaugural será vista en vivo por el mundo.
El centro de atención estará en Buenos Aires y no hay lugar para fallas. El planeta de los cinco anillos se muda a la capital argentina.
El presupuesto de la ceremonia es de 10 millones de dólares, alrededor de un 5 por ciento de los gastos opera- tivos de Buenos Aires 2018, reconocidos por Werthein a este diario en “entre 200 y 215 millones” de esa moneda, mientras que la Ciudad comunicó que invirtió 450 millones de dólares en infraestructura.
El evento estará a cargo de Ozono Producciones a través de Fuerza Bruta, el grupo artístico que impacta por su versatilidad y despliegue en escena y que dejó su impronta en los festejos por el Bicentenario de la Nación.
“Queríamos una ceremonia hecha por argentinos para el mundo. Que nadie viniera de afuera a decirnos lo que teníamos que hacer, como pretendieron empresas que se nos acercaron. Creemos que somos un país con suficiente nivel de evolución como para saber cómo queremos la ceremonia de nuestros Juegos. La idea que nos presentaron con Fuerza Bruta es muy linda y la gente la va a disfrutar”, le dijo Werthein a Clarín.
Sin importar la cercanía con el Obelisco, espectáculos pasarán delante de las familias en el centro porteño, como para que nadie que se haya acercado se pierda lo que esté sucediendo.
“Los conceptos de la ceremonia son la inclusión y la participación. Las cosas hay que hacerlas para todos y no para el campo VIP. La idea es ir a pasar un día histórico en la Ar-
gentina, que impactará en el mundo”, comentó el presidente del Comité Olímpico Argentino.
Quienes pasan habitualmente por el Obelisco fueron notando durante los últimos diez días los cambios en el emblema de la Ciudad, desde su punta intervenida a cables colgando y colores y números en sus caras.
Los ensayos se hicieron visibles para todos, con artistas en la altura. Ayer a la tarde, hubo un ciclista rodando por una cara del Obelisco, otros colgando en una simulación de una carrera de atletismo -con andariveles y todo- y artistas sobre unos anillos olímpicos levantados por una enorme grúa. Nada de vértigo.
El secreto es absoluto sobre lo que se ofrecerá a una audiencia global, pero no faltará impacto.
“Si el minuto de publicidad más caro de Estados Unidos lo tiene el Superbowl, nosotros vamos a tener 90 minutos durante los cuales el mundo nos va a estar mirando. Será uno de los tantos actos multitudinarios que se vieron en la historia en la 9 de Julio, pero muy ordenado y único por el contexto. Será el relanzamiento de la Argentina al mundo”, agregó Werthein.
¿Por qué al aire libre y en la principal avenida porteña, a sabiendas de las complicaciones que hubo en el
tránsito durante los días previos? Porque Buenos Aires 2018 se basa en conceptos como la cercanía del espectador, la gratuidad para ver deportes o actividades recreativas -600.000 personas gestionaron el Pase Olímpico en forma de pulsera- y el no uso de grandes estadios. ¿Ha molestado a miles de personas el corte en la 9 de Julio? Seguro, en un contexto de cortes recurrentes. ¿Vale la pena por lo que se verá esta noche? Cada uno tendrá su respuesta.
Además del show artístico, la ceremonia inevitablemente estará atravesada por formalidades del olimpismo, como los discursos de Thomas Bach, presidente del Comité Olímpico Internacional, y de Werthein; los izamientos de las banderas y los acordes de los Himnos olímpico y argentino; y el desfile de las delegaciones, con sus respectivos abanderados.
El de Argentina será el sampedrino Dante Cittadini, velista campeón mundial juvenil de la clase Nacra 15 junto a Teresa Romairone, quien fue elegida para realizar el juramento de los atletas para respetar las normas y el juego limpio.
Más allá de ciertos invitados VIP, de la presencia del presidente Mauricio Macri y de la invitación a quienes ejercen cargos ejecutivos -desde el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, a todos los gobernadores provinciales-, no habrá mayor presencia política en la ceremonia. No es la idea.
El núcleo de la fiesta está pensado para el espectador de a pie, que presenciará en vivo lo que sucederá delante de sus ojos. La fiesta de la cita multideportiva más grande de la historia en suelo argentino está por comenzar. A preparar los sentidos. ■