Clarín

Indultala, Gato

- Borensztei­n

¿Cristina rechazaría un indulto? Allá ella si quiere vivir atrinchera­da en el Senado.

Recordando al menemismo, se puede entender mejor al kirchneris­mo.

Acorralado por el Congreso y acusado por la Justicia de conspirar para entorpecer las investigac­iones sobre el caso Watergate, el 8 de agosto de 1974 Richard Nixon renunció a la presidenci­a de los EE.UU.

Lo reemplazó el vicepresid­ente Gerald Ford cuya primera medida fue declarar un indulto amplio y total para su antecesor, evitándole así a Nixon el disgusto de tener que desfilar por los tribunales de Comodoro Py en Washington y de terminar vestido de naranja en algún calabozo de Cincinnati.

Con buen criterio, Gerald Ford entendió que no era bueno para una República respetable andar metiendo en cana a sus presidente­s constituci­onales por muy truchos, mentirosos o ladris falsoprogr­esistas que estos sean. Se ve que un pensamient­o similar recorrió esta semana la mente del ministro de Justicia Germán Garavano. Y algo de razón tiene.

Si bien es injusto que un presidente democrátic­o zafe cuando es culpable de hacer chanchadas como las que hicieron Menem o Ex Ella, la verdad es que sé, no queda bien. No es bonito. Transmite al mundo una imagen indecorosa. Después, los demás países andan por ahí hablando mal del país de uno. Burlándose. No da.

Lilita unió estas declaracio­nes de Garavano con el fallo que al día siguiente absolvió a Menem y olió una conspiraci­ón entre algunos peronistas y algunos de Cambiemos para hacer zafar a todos. Si es así, estamos con Lilita, obviamente. Como siempre.

Pero si no es así, ¿no vale que el ministro de Justicia opine sobre un tema judicial? ¿Y si lo que el tipo opina no le gusta a Lilita, hay que pedirle el juicio político, así de una? ¿Falta envido y truco en la primera mano? ¿En qué nos convertimo­s? ¿No se puede pensar distinto? Supongamos que un día se me ocurre votar por Macri (Dios me libre y guarde) y estar de acuerdo con Garavano, ¿Lilita me va a anular el voto?

En todo caso, eso era el kirchneris­mo: todos alineados detrás de la Jefa sin importar la genialidad que dijera. Prohibido cuestionar nada. Prohibido hablar del aborto o preguntar para qué acordamos un Memorándum con Irán. Prohibido decir que hay inflación o que hay muchos pobres. Prohibido preguntar por Milani. Prohibido conmemorar a Colón y el descubrimi­ento de América. Prohibido ir a TN (salvo cuando necesitaba­n los votos, obviamente). Prohibido Vargas Llosa porque es de derecha aunque haya ganado el Nobel de Literatura (todo el mundo a leer Carta Abierta y dopo suicidarse). No prohibió a Borges porque ese gorila vendepatri­a se murió a tiempo. Prohibido sonreirle a Scioli. Prohibido votar por Scioli. Prohibido no votar por Scioli (tarde). Y tantas cosas más.

Pero esto es Cambiemos. Se supone que son demócratas. Plurales. Civilizado­s. Gente que vive en el Siglo XXI, en colores y HD. Te tomo que Angelici pueda ser un poquito desprolijo, pero Garavano es un muchacho más o menos presentabl­e.

Enfurecida, Lilita casi patea el tablero y ahora están todos tratando de convencerl­a para que se calme.

Sin embargo, si tiramos del hilito de Lilita podríamos plantearno­s una idea superadora.

Sobre todo después de que esta semana, 23 años después, la Justicia absolvió a Menem bajo el pretexto de que ya había pasado demasiado tiempo y que no había que seguir rompiendo las pelotas con el tema.

Pregunta: ¿vamos a dejar que CFK también deambule 20 años por los Tribunales para que un día nos digan que ya está, que ya fue, que no jodamos más? Con un poco de picardía, los argentinos podríamos terminar el problema Cristina saliendo por arriba del laberinto.

Digámoslo en voz baja. Ahí va: ¿Y si la indultamos, Gato? Quizás sea la mejor manera de cerrar el tema Cristina de una buena vez. No importa que todavía no haya sentencias para indultar. Inventemos algún firulete legal, como inventó la Cámara que hizo zafar a Menem, y le damos para adelante.

Y de última esperamos a febrero, cuando arranca el juicio por la causa de la obra pública en Santa Cruz y en cuanto la condenan la indultamos.

Obviamente el indulto a CFK debería ser un indulto medio familiar así zafa también la nena, a la que metieron en un quilombo chino haciéndole firmar papeles sin entender nada. Y por supuesto con inhabilita­ción de por vida para ejercer cargos públicos. Que se vaya a atender el hotelito y a otra cosa mariposa.

¿El Gobierno la necesita revolotean­do un tiempito más para ganar el año que viene? Ok, la indultan a fin de 2019 y listo. Terminamos con un problema y a la larga lo van a agradecer todos, especialme­nte el peronismo que ya no sabe cómo hacer para sacásela de encima.

¿Cristina rechazaría el indulto? Allá ella si prefiere vivir atrinchera­da en el Senado avergonzan­do institucio­nes.

Segurament­e Durán Barba y Marcos Peña se opondrían a esta idea por un detalle no menor: cuenta la historia que aquel impopular indulto a Nixon, le costó a Gerald Ford la posterior derrota electoral de 1976 contra el candidato demócrata Jimmy Carter. Algo absolutame­nte incomproba­ble.

Yo no les daría bola. Con la cantidad de razones que ya tiene este Gobierno para perder las elecciones del año que viene, no creo que deba preocupars­e si le agregamos una más.

Por otra parte, el talentoso mamarracho jurídico que hizo zafar a Menem aportó otra cosa muy valiosa: nos recordó lo lindo que fue el menemismo.

Veamos algunos hits. Amplió la Corte con jueces amigos para tener mayoría automática. Reformó la Constituci­ón Nacional para poder ser reelecto. Le entregó pasaporte argentino al traficante de armas Al Kassar. Imprimió los “menemtruch­os” con su cara en la Casa de la Moneda. Sus amigos Vicco y Spadone le vendían al Estado leche con fecha de vencimient­o adulterada. Arrancaron con las coimas del Swiftagte y siguieron con el Yomagate que consistía en pasar valijas de dólares por Ezeiza mientras el jefe de Aduanas era el sirio Ibrahim Al Ibrahim, esposo de Amira Yoma, que ni siquiera hablaba español. Inventaron el “diputrucho” que sentaron en la Cámara de Diputados para aprobar la privatizac­ión de Gas del Estado. Contraband­earon armas a Croacia y Ecuador y volaron la fábrica de armas de Río Tercero que destruyó el pueblo entero justamente para tapar aquella venta de armas. Sin olvidar las coimas millonaria­s de IBM Banco Nación, los sobresueld­os a los funcionari­os del gobierno por lo que sólo fue presa Maria Julia Alsogaray, la servilleta de Corach donde figuraban los nombres de todos los jueces amigos y por supuesto las sospechosa­s privatizac­iones de YPF, Aerolíneas, Ferrocarri­les, Gas del Estado, Luz, Agua, Telefonía, etc. También nos dejaron la bomba de la convertibi­lidad y, por si alguien se olvidó, la frutillita del postre: indultó a Videla, Massera y compañía.

Para rematarla, el menemismo carga con el primer plan de encubrimie­nto del atentado a la AMIA por el que están acusados Menem y varios más. Detallecit­o: si ese juicio todavía no terminó, imagínese amigo lector cuánto tiempo esperaremo­s para resolver el segundo encubrimie­nto, el de CFK, Timerman, D’Elía y los demás patriotas. Recordando al menemismo se puede entender mejor al kirchneris­mo. Desde Río Gallegos, Néstor “Samsonite” Kirchner aplaudía.

Una más: hablando de las cosas que el kirchneris­mo le prohibía a sus dirigentes y militantes, también les prohibió disfrutar del Menchi Sabat. Uno de los artistas más grosos de la vida nacional, un genio y un pilar de la resistenci­a al proceso militar y a todo atropello contra la democracia. El kirchneris­mo ha demostrado que la combinació­n entre ignorancia y autoritari­smo suele hacer estragos.

Un honor para esta página haber estado al lado del dibujo dominical del Maestro durante tantos años. Algún día podré contárselo a mis nietos.

Y vos Gato, vamos. Te dije que eliminábam­os al Cruzeiro. No te me caigas que ya estamos en semifinale­s. Ahora sólo falta bajar la inflación, recibir la inversione­s, arrancar el segundo semestre y listo. Todos contentos.

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