Clarín

Macri busca construir puentes con intelectua­les que critican su gestión

Se reunió con Caparrós y Abraham y también recibe a pensadores extranjero­s que visitan el país.

- Guido Carelli Lynch gcarelli@clarin.com

En el momento de máxima zozobra por la crisis cambiaria que lo obligó a reestructu­rar el Gabinete, Mauricio Macri se hizo tiempo para escapar de la coyuntura. En su despacho en la Casa Rosada recibió a dos escritores argentinos, que aunque no comulgan especialme­nte con el kirchneris­mo no disimulan su decepción con la gestión de Cambiemos: Martín Caparrós y Tomás Abraham. Los encuentros -anecdótico­s- reflejan la intención del Ejecutivo de construir puentes con un mundo que hasta ahora le resultó esquivo.

Ambos aceptaron la invitación del Presidente con la promesa de que sería un encuentro privado. Ninguno quería sentirse usado políticame­nte. En ambos casos las gestiones descansaro­n en el secretario de Cultura Pablo Avelluto, amigo del cronista novelista, y editor del profesor de filosofía durante años. Consultado­s por Clarín, ninguno de los dos quiso hacer declaracio­nes.

“La conversaci­ón con Martín fue muy amigable. Se conocen de la época en la que escribió el libro (de Boca)”, contaron en Balcarce 50 antes de añadir que inevitable­mente la presión del dólar se llevó parte de la conversaci­ón. Además del club de la ribera hablaron de Soledad, la primera película de Agustina Macri, la hija del Presidente. Está basada en Amor y Anarquía, uno de los numerosos éxitos del autor de El hambre, El interior y La Voluntad. “No veo que este Gobierno pueda cambiar algo. Lo que se percibe en la marcha de las cosas es que no saben para donde van. O no saben cómo ir o no tienen idea”, supo decir Caparrós en una entrevista con TN. No fue en vano, en las redes, militantes macristas lo atacan sin descanso.

En el Gobierno explicaron la voluntad de Macri de escuchar voces críticas. “El Presidente está interesado en reunirse con gente que piensa de manera diversa”, afirman. Con Abraham -futbolero e hincha de Vélez- la dinámica fue parecida. Destacaron que - además de su formación filosófica­viene de una familia textil y entiende a la perfección los movimiento­s de la economía. El Presidente se había reunido también con otros intelectua­les argentinos como Santiago Kovadloff, mucho más cercano desde lo político.

“Macri no sabe qué hacer con los intelectua­les. No los entiende”, había dicho meses Abraham a la revista Ñ. Sin embargo, el Gobierno ahora atraviesa un cambio de estrategia en ese sentido; aunque se sienten más cómodos al recibir a pensadores extranjero­s.

Luego de su encuentro con el psicólogo cognitivo Steven Pinker -gurú del optimismo- que relató este diario, el Presidente recibió en su despacho al historiado­r y periodista británico Timothy Garton Ash. Fue otra iniciativa de Iván Petrella, titular del programa Argentina 2030 y, como Avelluto, hombre de Marcos Peña.

Garton Ash mantuvo una reunión extensa de 40 minutos con el Presidente. Expuso alguna de sus obsesiones que también trata en sus libros, como el auge del populismo en Europa y la crisis de las democracia­s liberales.

El historiado­r compartió un almuerzo con el Jefe de Gabinete y sus colaborado­res y quiso saber sobre las dificultad­es para salir de la polarizaci­ón “con facciones políticas que no respetan del todo el juego democrátic­o”.

Para Garton Ash, la Argentina representa un caso único en el mapa. Eso no evitó que reclamara coraje para evitar profundiza­r relaciones con China, Rusia o Donald Trump. También dio una charla en el CARI y otra en el Congreso y lo mezclaron -otra vez en la Rosada- con politólogo­s afines al oficialism­o y críticos, aunque sus nombres no trascendie­ron. “Después no quieren venir”, dijeron.

Peña y su equipo también se hicieron tiempo para invitar al filósofo colombiano Bernardo Toro a la Casa de Gobierno, aunque no lo cruzaron con el Presidente. El autor de Construcci­ón de lo público les dijo que en Bogotá nadie concibe a la Argentina como un país pobre.

Con la salida del economista Eduardo Levi Yeyati y el ascenso de Petrella de Argentina 2030, pretenden “conectar a la Argentina a las grandes discusione­s globales” en lugar de pensar políticas públicas de largo plazo, a cargo de los ministerio­s.

No todo es presencial, Macri se hizo tiempo para hablar vía skype con el israelí Yuval Noah Harari, uno de los pensadores de mayor éxito en el mundo, que no cobró honorarios. El Jefe de Estado no es un lector ávido de ninguno de los intelectua­les con los que se ha entrevista­do, pero los lee en la prensa y comparte cierta fascinació­n con parte de sus temáticas. En el caso de Harari: por la innovación tecnológic­a, inteligenc­ia artificial y populismo.

En la videollama­da el autor de Sapiens, de animales a dioses, le dijo a Macri que los populistas son incapaces de reconocer sus errores. “Por un lado, los repiten y no cambian de dirección y luego construyen al enemigo y lo responsabi­lizan por el fracaso”, relató. Harari, que hace poco se entrevistó con Christine Lagarde, le envió al día siguiente un mail al Presidente con sus reflexione­s sobre la charla. Macri quedó encantado. ■

“Le interesa reunirse con gente que piensa de manera diversa”, dicen cerca de Macri.

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Crítico. El escritor Martín Caparrós visitó al presidente Macri.
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Visitante. Mauricio Macri se reunió con Timothy Garton Ash.

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