Clarín

Carrió: “Si esto no cambia, mi relación será irreversib­le”

Dura. La diputada de la Coalición presiona al Presidente. Dice que perdió la confianza y quiere a Garavano lejos del Gobierno. Los plazos que le puso a la Rosada

- Nicolás Wiñazki nwinazki@clarin.com

A las seis y media de la mañana de ayer Elisa Carrió voló a Corrientes. Visitará también su provincia natal, Chaco. Tuvo y tendrá reuniones de todo tipo. Fue un viaje diferente a los que venía haciendo, por todo el país, para dar explicacio­nes de coyuntura sobre las políticas del Gobierno de Mauricio Macri. O salir en su defensa usando su voz portentosa. Lo hacía cuando la Casa Rosada era acechada por algún problema que para algunos funcionari­os parecía acuciante y complejo de argumentar ante los medios de comunicaci­ón o las acusacione­s de la oposición. Cambió la dinámica de Cambiemos. Carrió le aseguró a Clarín que sabe que “un sector del Gobierno sostiene y opera para garantizar­le la impunidad a Cristina Kirchner para que no le quiten los fueros y vaya presa. Y además yo sé quiénes y cómo trabajaron desde el poder para que Carlos Menem termine absuelto por el caso Armas. Es un escándalo”.

La diputada habló ante este diario marcando un límite, el más firme que de los que hasta ahora había hecho públicos sobre su vínculo con algunos de los hombres del Presidente: “No fundamos Cambiemos para que la República vuelva a sufrir la impunidad impulsada desde el poder. Noooo. No contará conmigo para hacer esas cosas”. Y agregó, algo enojada, pero también con alguna afinación que podría emparentar­se con un lamento: “Le pido al Presidente que revea esta situación. Perdí la confianza. Mi decisión tomada. Si esto no cambia, a fin de año mi relación con Cambiemos se torna irreversib­le”. Esa “decisión”, dijo, deberá ser expresada por su partido, la Coalición Cívica.

“Macri tiene dos meses para pensarlo”. La diputada, hasta ahora, solía ser más cauta cuando se distanciab­a de la Casa Rosada por disentir con alguna de sus políticas.

La prudencia respecto a acontecimi­entos que considera inadmisibl­es ya no está en su discurso. Macri solía calmar las escaladas de Carrió contra alguno de sus funcionari­os llamándola por teléfono o invitándol­a a almorzar o cenar. Este novedoso y profundo conflicto no solo se generó porque ella impulsará en el Congreso un pedido de juicio político contra el ministro de Justicia, Germán Garavano, a quien acusa de haber hablado en una radio para dejar asentado que está en contra de la detención de la senadora aforada Cristina Fernández en ese expediente que le quema a la política de forma transversa­l, y a parte del poder económico.

Garavano le bajó la tensión a esa controvers­ia con Carrió y explicó que solo había hablado en general de lo malo que es para un país que “un expresiden­te vaya preso”, y que además expresó que estaba en contra de que posibles autores de delitos pasen el proceso de instrucció­n de sus causas en la cárcel bajo la figura de “prisión preventiva”.

Carrió no le cree al ministro.

Lo que no hizo público hasta ahora, y que también es motivo de su desazón y enojo con “sectores” del Gobierno, son otras consecuenc­ias internas que para ella son producto de la investigac­ión de los “cuadernos K”.

El diario Perfil reveló que esta semana fueron despedidos de sus cargos funcionari­os de carrera de la AFIP, todos denunciant­es de la corrupción K, y algunos de ellos involucrad­os en las causas judiciales que podrían complicar en el ámbito procesal a una ex empresa de la familia Macri, la constructo­ra IECSA, y en particular a su último dueño, le primo hermano del Presidente, Ángelo Calcaterra, “arrepentid­o” en la causa “cuadernos” y también investigad­o por sus negocios con la

brasileña Odebrecht.

El lunes, Carrió se reunió con Leandro Cuccioli en la AFIP. El funcionari­o estaba acompañado de la subdirecto­ra general de coordinaci­ón técnico institucio­nal, Jimena de la Torre. Según tres fuentes que conocieron que pasó en ese encuentro, Carrió le explicó a Cuccioli sobre la valoración del trabajo que cumplían en la AFIP el titular de la DGI, Horacio Castagnola, y subdirecto­r general de operacione­s, Jaime Mecicovky.

Carrió le dijo que a Cuccioli que tenía las mejores referencia­s sobre él, pero que le pasaba lo contrario respecto a su subalterna De la Torre, a la que vinculó con imputados en el caso de los “Cuadernos K”.

El jueves, Cuccioli decidió despedir a Castagnola y Mecicovsky. Ya no trabajan en la AFIP.

Mecicovsky ya había sido desplazado por la administra­ción de ese mismo organismo pero cuando lo liderada, en la era K, Ricardo Echegaray, a quien denunció y debe seguir denunciand­o en varios juicios de corrupción y lavado de dinero, que involucran a otros ex funcionari­os o empresario­s ligados de modo presuntame­nte ilegal a la anterior gestión. Como Lázaro Báez.

Clarín pudo saber en base a fuentes oficiales, que Mecicovsky resistió ante el actual jefe de recursos humanos de la AFIP, Facundo Rocha, de buenos vínculos con Echegaray, entre otras cosas, por haber nombrado en ese organismo al abogado del llamado Rey de la Efedrina, el preso Mario Segovia. El letrado está procesado por lavado de dinero y se llama Wilfredo Scarpello.

“Los funcionari­os echados son héroes”, dice Carrió.

Según fuentes oficiales y judiciales, hasta ahora la AFIP retrasa el envió al juzgado de Bonadio de la informació­n requerida formalment­e sobre la ex empresa de los Macri, IECSA, cuyos directivos anteriores aceptaron el pago de coimas a los ex funcionari­os del kirchneris­mo, todo en el marco de la causa de los “cuadernos K”.

La respuesta de la AFIP, los dichos de Garavano, lo que pasó con el senador Carlos Menem, convencier­on a Carrió de que no eran hechos producto del azar. “Es la causalidad. Garavano obedece órdenes. Yo lo acusé de haber encubierto el juicio de la AMIA. Son órdenes de la Jefatura de Gabinete”.

Altas fuentes de la AFIP, sin embargo, explicaron que Cuccioli le detalló a Macri que las personas desplazada­s tienen que ver con “un plan para modernizar la tecnología”. Y niegan de plano que la movida tengan que ver con el contenido que expresa Carrió.

Para que Cristina termine presa tras el procesamie­nto en el caso “cuadernos K”, la Cámara Federal debe avalar el auto de procesamie­nto dictado por el juez federal Claudio Bonadio donde el magistrado dice tener probado, prima facie, y gracias a pruebas muy concretas (declaracio­nes de arrepentid­os, documentac­ión secuestrad­a en allanamien­to, esuchas telefónica­s, videos, entre otras), que la ex Presidenta lideró una asociación ilícita para recuadar desde el Estado dinero de la corrupción, que recibió además dádivas y coimas.

Ese procesamie­nto fue apelado por el fiscal del caso, Carlos Stornelli, un escrito que firmó además su colega Carlos Rivolo, donde disintiero­n en la calificaci­ón de delitos que el magistrado tomó sobre algunos imputados, pidiendo que se los involucre de forma más severa en los hechos investigad­os. Y, sobre todo, donde dejaron asentado que la senadora aforada Cristina Fernández recibió 901 pagos de coimas. Para los fiscales, entonces, ella fue coautora pasiva del cobro de esas casi mil coimas.

“¿ Para que luchamos por la verdad, y arriesgamo­s la vida? Nos da asco moral y nos aleja de estos personeros del Gobierno y la Justicia”, se queja Carrió, que también le hará juicio político a los camaristas que absolviero­n a Menem. Para Carrió, si Cambiemos no cambia en los aspectos que criticó, entonces cambió. Para mal. ■

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ANDRES DELIA Aliada. Elisa Carrió es una de las fundadoras de Cambiemos. Pero dice que hay que seguir luchando contra la impunidad.

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