Si hay balotaje, el PT saldrá a negociar con todos y conceder para intentar evitar la derrota
Análisis. Una victoria de Bolsonaro acelerará la fragilidad del partido de Haddad, que deberá buscar votos sin límites.
Jair Bolsonaro logró sacarle varios cuerpos de ventaja a Fernando Haddad. Una encuesta de este sábado, le otorga al candidato de la extrema derecha 42% del voto válidos (ni blancos ni nulos); y al petista le confieren 27,8%. Ante este escenario, el análisis de las consultoras apuesta a que ambos presidenciables resolverán la disputa en la segunda vuelta, el 28 de octubre. Siempre y cuando “no exista un cambio repentino e imprevisto en el cuadro que exponen los sondeos” aclaró Marcos Coimbra, sociólogo y director del Instituto Vox Populi. Marcia Cavallari, titular de Ibope, compartió ese pronóstico: “Creemos que la elección no se definirá ahora”.
A Haddad no le ha resultado fácil lidiar con una campaña de apenas 25 días. Lo reconoció en el último debate transmitido el jueves por la TV Globo. Recién se convirtió en cabeza de la fórmula petista el 11 de septiembre pasado, a partir de la impugnación legal de la candidatura de Lula da Silva. En ese corto lapso, Haddad tenía una tarea central: conquistar la mayor cantidad posible de los votos que había ya acumulado el líder del Partido de los Trabajadores, preso en Curitiba.
Hace menos de un mes, las en- cuestas que todavía medían la popularidad de Lula, le daban 39% de las intenciones de voto; por entonces, Jair Bolsonaro no conseguía sobrepasar 20%.
Fue ese martes 11, una fecha mundial trágica, que Haddad se lanzó a la carrera bajo una consigna inicial: “Lula es Haddad, Haddad es Lula”. Tal simbiosis habría de funcionar perfectamente hasta fines de septiembre. El filósofo y profesor universitario, que había mostrado una pobre adhesión hasta entonces (de 4%), llegó rápido hasta 22% de las preferen- cias. Pero desde comienzos de esta semana la cuesta se volvió empinada para el ex ministro de Educación. Y mientras Bolsonaro era abrazado por 39% de los votantes consultados (según Datafolha del último viernes) Haddad quedó pudo trepar solo 3 peldaños, hasta el 25%.
¿ Cómo se forjó ese escenario? Quien respondió al interrogante fue Coimbra: “Lo que indujo a un conjunto heterogéneo de fuerzas políticas a agruparse (en el bolsonarismo) fue un denominador común: el antipetismo. Con la candidatura de Bolso- naro el antipetismo asumió su rostro más explícito”. El experto de Vox Populi marcó otros rasgos que caracterizan el sorpresivo surgimiento de Bolsonaro. “Aprovechó también el sentimiento de inseguridad que impera” en el país; y reflejó, sobre todo, “un fracaso de las élites políticas de centro y de la derecha civilizada. Fueron incapaces de ofrecer opciones contemporáneas”.
Claro que esto no explica la totalidad del fenómeno. Si bien es cierto que Haddad contó, al menos en parte, con la transferencia de votos de Lula da Silva, también debió cargar con una mochila: las contradicciones de su partido y la falta de autocríticas por hechos de corrupción que le endilgaron a la agrupación.
A eso se le sumaron las internas dentro de la dirección petista, en la cual se reavivaron antiguos enojos. A Lula le recordaron que en 2010 había marcado a Dilma Rousseff como su sucesora, cuyo segundo período terminó con un drama. Una de las críticas que plantearon sus correligionarios fue que Dilma no tenía un compromiso con el PT y que ella “ignoró” los consejos que le ofrecía el propio Lula.
Este contexto podrá condicionar a Haddad en un segundo turno, en caso que Bolsonaro no arrase este domingo. El abogado y filósofo irá a presentarse, a partir del 8 de octubre, como el antídoto frente a un eventual presidente autoritario. Pero si su objetivo, y el del PT, es llegar al Palacio del Planalto, no bastará con poner en marcha tácticas publicitarias; por ejemplo, como piensan ahora, aumentar la agresividad contra el bolsonarismo.
Todo sugiere que las chances de Haddad deberían venir de los votos que hoy tiene el laborista, de centro izquierda, Ciro Gomes. Pero, ese apoyo tampoco sería suficiente. El gran desafío para el ex intendente de San Pablo es construir una muy amplia alianza, que incluya también a la militancia original del centroderechista Partido Socialdemócrata de Brasil (PSDB) que se niega a sostener el proyecto de Bolsonaro. ■