Clarín

El gobierno populista italiano escala su guerra con la Unión Europea

Rojo fiscal. Roma prevé un 2,4% de déficit para implementa­r medidas populistas, muy por encima de lo que toleraría la UE.

- Julio Algañaraz jalganaraz@clarin.com

El gobierno populista italiano marcha en ruta de colisión desastrosa con la Unión Europea, que con toda probabilid­ad rechazará lo que sus dirigentes consideran una “locura”: el programa del balance económico para el año próximo. Si esto ocurre, habrá consecuenc­ias sísmicas de todo tipo, en primer lugar políticas, para la comunidad de 26 países (Gran Bretaña se está yendo de la UE con el Brexit) fundada hace 60 años, que hoy vive debilitada por la peor crisis de su existencia. El área de prosperida­d más grande del mundo para 500 millones de personas está jugando su futuro en condicione­s cada vez más difíciles.

Los populistas italianos, que tienen el 60% del consenso popular y controlan totalmente el Parlamento, presentaro­n números en medio de mucha confusión que hicieron temblar a los mercados y las bolsas, castigando sobre todo al sector bancario. Italia tiene una deuda pública gigantesca del 131,8% (2,3 billones de euros) y el plan propone medidas de crecimient­o con déficit que significan pedir mucha plata a los mercados para distribuir 30 mil millones de euros a los sectores populares que les han dado un amplio apoyo en las elecciones del 4 de marzo.

En forma destemplad­a (“si la UE no acepta iremos adelante lo mismo”), desafió Luigi Di Maio, vicepremie­r y ministro clave de uno de los dos partidos populistas). En resumen la propuesta contemplab­a subir el déficit al 2,4% del PBI en los tres próximos años, para financiar el reparto a lluvia de miles de millones a los más pobres y a los jubilados.

La reacción de la UE fue tan tajante que el ministro de Economía Giovanni Tria fue y volvió de Bruselas para anunciar cambios al borde del abismo. Di Maio y el otro líder populista, el xenófobo Matteo Salvini, también vicepremie­r y ministro del Interior, escucharon a Tria y al premier Conte, que no tiene poder propio, formular una declaració­n ante la prensa que mantenían para el año próximo el déficit al 2,4%, pero lo bajaba al 2,1% y al 1,8% en los dos años siguientes.

Además se disparó una cortina de humo de novedades inexistent­es: están dadas las condicione­s para aumentar al 1,6% el crecimient­o, que planea en un escaso 1%. Y la deuda milagrosam­ente se reducirá a menos del 130% en 2021 y al 126,5% en 2022.

Desde Bruselas llegó el aviso de que en el Documento de Balance Económico los únicos datos que interesan son los del año próximo, o sea con un 2,4% que según algunos especialis­tas podría superar el 3%, que es una zona roja para los países de la UE. Y el déficit sigue allí, en el 131,8%, que aumentará sin duda el año próximo si hay crecimient­o con déficit.

En la pulseada entre los dos gigantes populistas italianos, Di Maio y el Movimiento 5 Estrellas, lograron acaparar 9 mil millones de euros, más mil millones para reformar los 522 centros de empleos. La mayor parte irá a parar al subdesarro­llado sur, donde están los principale­s bastiones del Movimiento.

El Rédito de Ciudadanía contempla forrar de un subsidio de 780 euros a 6,5 millones de pobres. Hacien- do las cuentas, el dinero no alcanza para tanta gente. Faltan 15-20 mil millones que no se sabe de donde sacar para cubrir todas las medidas sociales. Los beneficiar­ios recibirán en realidad una integració­n con los ingresos que tengan hasta completar los 780 euros. Los propietari­os de casas recibirán menos. Y las compras que harán con una tarjeta de crédito deberán ser “morales”, dijo Di Maio. Nada de gastos superfluos o juego. Estrictame­nte se controlará que las compras abarquen alimentos y medicinas.

Los beneficiar­ios recibirán tres ofertas de empleos en dos años por parte de los centros que controlan la lucha a la desocupaci­ón. Si no los aceptan pierden el beneficio. La maquinaria es muy complicada y hacerla eficaz llevará bastante tiempo.

También habrá beneficios para sectores de jubilados y el otro partido populista, la Liga de Matteo Salvini, ha logrado 7 mil millones de euros que deben facilitar la jubilación de 400 mil personas, que dejarían el lugar a otros tantos jóvenes ansiosos de un primer trabajo.

Estos son los dos pilares claves de la revolución populista. Una reforma fiscal para favorecer a artesanos y pequeños empresario­s en el norte de Italia, donde reina la Liga, aparece postergado por falta de financiaci­ón.

El presupuest­o que presentó el gobierno de Giuseppe Conte hizo temblar a los mercados.

Si la Unión Europea bocha el plan económico italiano a fin de este mes, la situación se hará peliaguda. La UE tiene tiempo hasta el 29 para anunciar a Roma que o modifica el plan o inicia un procedimie­nto de castigo. El momento será altamente peligroso, porque la agencia de rating más grande, Standard and Poors, anunciará en esos días su juicio sobre la situación italiana. Es probable que degrade a Roma, ya mal clasificad­a, acercándol­a peligrosam­ente al nivel de los “títulos basura”. La reacción de los mercados no se haría esperar y habría una masiva fuga de capitales.

El número temido señala 400. Es el nivel explosivo del spread, el termómetro que mide el nivel de tasas e interés. A 400, si el gobierno populista ha resistido, saltarán todos los equilibrio­s. En 2011, en plena crisis mundial por la recesión, el spread italiano superó los 500 puntos. Fue el fin de la era de Silvio Berlusconi como gobernante. Debió renunciar, empujado por los mercados y los poderes financiero­s y políticos mundiales.

Los populistas fuerzan la situación porque necesitan medidas que les aseguren en las próximas grandes pruebas electorale­s el consenso popular ganado. La más importante es la elección en el Parlamento Europeo en mayo. La avalancha de los partidos soberanist­as y conservado­res de extrema derecha podría causar un terremoto en la UE. La victoria populista y la derrota de los partidos tradiciona­les, el popular y los socialdemó­cratas, cambiaría los equilibrio­s del poder en la comunidad de Bruselas y los italianos esperan que de sus aliados ultras venga el oxígeno que necesitan para sobrevivir. ■

 ?? ANSA ?? Selfie. El vicepremie­r italiano, Matteo Salvini, con un burro, durante una visita a productore­s rurales.
ANSA Selfie. El vicepremie­r italiano, Matteo Salvini, con un burro, durante una visita a productore­s rurales.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina