Rumania vota dividida para prohibir el matrimonio gay
Divididos, y duramente enfrentados, los rumanos comenzaron ayer a votar en un referéndum que pretende modificar la Constitución para prohibir taxativamente la unión de parejas del mismo sexo. La iniciativa de la Iglesia es apoyada por el populista Partido Social Demócrata (PSD), que gobierna desde hace casi dos años.
Más de 19 millones de ciudadanos de esta ex república soviética están llamados a expresar entre sábado y domingo si están de acuerdo en cambiar la definición constitucional de matrimonio, actualmente “entre dos personas”, para especificar que debe ser “entre un hombre y una mujer”.
La legislación rumana no reconoce el matrimonio entre personas del mismo sexo, pero el plebiscito pretende bloquear mediante una refor- ma de la Carta Magna la posibilidad de aprobarlo en el futuro.
El referéndum solo será válido si vota al menos un 30% del censo, según lo estipulado. Pero ante el riesgo de una baja participación el Gobierno mantiene abiertos los colegios electorales durante dos días.
La decisión ha sido duramente criticada por los partidos opositores, inclusive varios de ellos conservadores, que consideran la consulta una manera de desviar la atención de los ciudadanos de cuestiones polémicas, como el avance del gobierno sobre la justicia y de los múltiples casos de corrupción.
Tras una campaña en la que se exaltaron los valores de la familia, plagada de discursos homofóbicos, el PSD espera movilizar a la Rumania rural y conservadora, núcleo de su electorado. Un sondeo de la empresa demoscópica CURS prevé que la participación total rondará apenas el 34 %, y que un 90 % de los participantes votarán a favor de la modificación.
Pese a que la primera ministra, Viorica Dancila, rechazó que su formación se implicara en la campaña, muchos dirigentes socialdemócratas han mostrado su apoyo. “Saben qué significa una familia tradicional, un hombre y una mujer que tienen niños”, declaró Liviu Dragnea, el presidente del PSD y hombre fuerte del Gobierno, que fue condenado por fraude electoral en 2016.
La oposición pidió a los ciudadanos que boicotearan el referendo, convocado a petición de varios movimientos religiosos, que llegaron a recoger hasta tres millones de firmas a favor del plebiscito. El Partido Nacional Liberal (PNL) y la Unión Salvad Rumanía (USR) consideran que Dragnea utiliza la consulta como cortina de humo ante la tensión producida por los intentos de los socialdemócratas de aprobar leyes menos estrictas para los delitos de corrupción.
La organización LGTB Accept, que defiende los derechos de los homosexuales, considera que la consulta incita el odio y la discriminación y denuncia que el acoso a gays se ha incrementado desde que se anunciara el referéndum.
Los resultados del referéndum se conocerán este lunes, el mismo día en el que Dragnea debe comparecer ante la justicia por su proceso de apelación en el caso de empleos ficticios que le costó tres años y medio de prisión en primera instancia. ■