“Yo sería presidente de Cataluña si fuera posible elegirlo libremente”
Carles Puigdemont. Ex jefe del gobierno catalán
Carles Puigdemont llegó a los titulares internacionales el año pasado cuando convocó un referéndum de independencia que se celebró el 1 de octubre de 2017, pese a que el Tribunal Constitucional español lo declaró ilegal. La disputa con Madrid se convirtió en una crisis en toda regla. El entonces jefe de gobierno español Mariano Rajoy asumió temporalmente la administración regional de Cataluña. El gobierno catalán fue despedido y Puigdemont acusado de rebelión. Huyó a Bélgica, y los miembros de su gabinete fueron puestos en prisión preventiva.
En marzo, Puigdemont, de 55 años, fue detenido en Alemania bajo una orden de arresto europea mientras viajaba en automóvil a Bélgica desde Finlandia, y estuvo recluido en una cárcel durante 12 días. A mediados de julio, el tribunal regional superior en Schleswig-Holstein dictaminó que no podía ser extraditado por el cargo de rebelión. A fines de julio regresó a Bélgica, donde continúa su lucha por la independencia de Cataluña. Recibió a Der Spiegel en Bruselas, acompañado por un guardaespaldas quien, según se supo, pertenece a la policía catalana y solo puede proteger a Puigdemont en su tiempo libre. Un ejemplo de la situación absurda en la que se encuentra Puigdemont.
-Usted pasó cuatro meses en Alemania, incluidos 12 días en prisión. ¿Cómo fue ese tiempo? -Puede parecer sorprendente, pero fue una experiencia enriquecedora, tanto personal como políticamente. No tuve encuentros desagradables en Alemania, todos fueron respetuosos y amables conmigo, incluso cuando no compartían mi punto de vista. Incluso cuando estaba entre rejas, me trataron bien. Tenía fe en el hecho de que estaba en un país donde prevalece el estado de derecho y que estaba en manos de personas que sabían lo que estaban haciendo. -¿Sugiere que es diferente en España? España también se adhiere al estado de derecho. -Desafortunadamente, es diferente en España. El sistema legal español tiene más debilidades. Si los catalanes queremos separarnos de España, es por la Constitución de 1978. Por ejemplo, el juez que decidirá sobre mis apelaciones fue senador por el conservador Partido Popular. ¿Cómo se puede confiar? Podemos recurrir a la Corte Europea de Justicia, pero eso dejaría a muchas personas languideciendo en la cárcel durante años antes de cualquier decisión a su favor sobre la base de que España ha violado sus derechos fundamentales.
-¿Por qué regresó a Bélgica?
-Quiero reanudar mi trabajo allí. Decidimos que era mejor hacer de Bruselas la sede de nuestros esfuerzos, esencialmente la capital de la UE. Nada de lo que hice desde el otoño pasado fue motivado personalmente. Lo que me motiva es un sentido de responsabilidad hacia Cataluña. -Pero usted eludió esa responsabilidad cuando huyó de España en lugar de quedarse para
Nunca estuve a favor de una ruptura traumática con Madrid. Quiero una Cataluña independiente, pero sin violencia”.
hacer frente a los cargos.
-Si hubiera actuado solo en mi propio interés, habría pasado a la clandestinidad. En cambio, utilicé mi libertad para perseguir mi objetivo político. Fui a Dinamarca, Suiza y Finlandia, di discursos. Continuaré mi misión.
-¿Cree que es justo que muchos de sus compañeros separatistas estén en la cárcel y usted está en libertad porque huyó del país?
-No me gusta. Pero tampoco me gusta estar en el exilio. Como muchos otros que son parte del movimiento, dejé el país porque la verdadera libertad de opinión no existe en España y no hay garantía de un juicio justo.
-Usted tuvo éxito en llevar el impulso de la independencia catalana a la atención internacional. ¿Se siente orgulloso?
-No fue solo mi trabajo. Se combinaron dos factores: el hecho de que la gente se movilizó y las nuevas plataformas de comunicación. Lo que hubiera sucedido en secreto hace pocas décadas ahora se puede compartir en todo el mundo. Nuestros seguidores se unieron en WhatsApp, Telegram y Twitter. Es muy difícil para el Estado controlar lo que sucede en estas redes. -Para el mundo, usted es la cara del movimiento independentista catalán. ¿Cómo se siente? -No me gusta en absoluto. No es lo que quiero ser, y no es justo para el movimiento independentista catalán. Llevo una vida muy solitaria. Trabajo con una gran cantidad de correo y recibo visitantes todos los días. Se siente un poco como estar bajo arresto domiciliario. -¿Siempre quiso un Estado independiente? -Nunca estuve ni estoy a favor de una ruptura traumática con Madrid. Siempre quise una Cataluña independiente, pero como resultado de un proceso democrático, no de violencia. -¿Pero por qué? El nacionalismo es una ideología que pertenece al siglo XIX.
-Nunca hablamos en términos de nacionalismo, sino de soberanía. Lo que está ocurriendo en Cataluña no es una lucha tradicional y na- cionalista por la independencia. Si nuestro objetivo fuera crear un Estado-nación, habríamos intentado hacerlo antes. El nacionalismo es un peligro para Europa.
-Pero al final, lo que usted quiere es su propio Estado. Eso es nacionalismo.
-Sí, queremos un Estado independiente en la forma de una república. Queremos una Europa políticamente unida en la que vivan los ciudadanos. Creemos en una identidad europea. -Como región autónoma, Cataluña ya tiene poderes considerables. ¿Por qué necesita total independencia?
-Las comunidades autónomas en España solo son autónomas en términos administrativos. Los catalanes, como los vascos, somos incapaces de provocar cambios en el Estado español. -Usted dice que habla por los catalanes, pero la mitad votó por quedarse en España.
-La mitad de ellos votó en elecciones regionales para los partidos que piden la independencia. -Usted no puede regresar, y en casa las cosas continúan sin usted. ¿Ha fallado en su misión? -Hubiera fallado si ya no tuviera voz o un papel en la política catalana. El mío es el partido más fuerte en el campo de la independencia en el Parlamento catalán. Si hubiera una posibilidad de elegir libremente al presidente, sería yo. Estoy en contacto permanente con el gobierno catalán y mi partido. ■