Clarín

El buen clima acompañó a los fieles y una multitud peregrinó a Luján

Arrancaron al mediodía de ayer desde Liniers y caminaron casi 60 kilómetros. Hoy a las 7, la misa en la Basílica.

- Mariano Gavira mgavira@clarin.com

La peregrinac­ión a Luján no es solo cuestión de caminar. Las piernas mantienen el cuerpo en marcha, pero es la mente la que permite continuar a pesar del cansancio. Por eso no es extraño que entre la multitud pueda encontrars­e un grupo de amigos que van detrás de un parlante al compás de Pablo Lescano y su canción “No te creas tan importante”, y a diez metros de distancia otros que lo hacen mientras escuchan pasajes de la Biblia. Todo confluye y todos tienen el mismo objetivo: llegar a la Basílica para agradecer y pedir.

El reloj marcó las doce del mediodía cuando la imagen cabecera de la Virgen de Luján partió al mediodía, desde la iglesia de San Cayetano, en Liniers. El grito de “Viva la Virgen de Luján” fue como el disparo de largada de una carrera que tiene 58,800 kilómetros y termina en Luján. Algunos habían salido más temprano, para caminar de día. Otros tantos lo hicieron a la madrugada. Los más entrenados tardan unas 12 horas, pero a un ritmo tranquilo y con los descansos recomendad­os, se tarda unas 15 horas y 45 minutos.

Ya desde Morón en adelante se veían los puestos de asistencia, en donde los caminantes podían hidratarse y usar los baños químicos, todos atendidos por los 7 mil voluntario­s que se ofrecieron para ayudar en esta 44° peregrinac­ión que lleva el lema “Madre, danos fuerza para unirnos como hermanos”.

La procesión es la oportunida­d de los que viven sobre la ruta 7 para vender gaseosas o aguas ($ 50), hamburgues­as ($ 100) rosarios (uno por $ 30 o dos por $ 50), anteojos de sol (desde $ 100) y curitas para las ampollas ($ 20). También es la oportunida­d para entender las mezclas: cómo el humo de choripán se puede combinar con el aroma de la pomada desinflama­nte, cómo un hombre en alpargatas camina al lado de una joven con zapatillas deportivas y cómo la cumbia convive con el Antiguo Testamento.

Son miles los que caminan sobre el pavimento abajo de un sol tremendo que invita a no bajar los brazos. No hay principio ni final, el río de gente es interminab­le y los agentes de tránsito hablan de dos millones de personas. Un mundo que avanza.

Todos los devotos de la virgen tienen una historia para contar. Sería imposible escucharlo­s uno a uno, aunque algunos relucen a la distan- cia. Ignacio Manfredini e Ignacio Vidal se conocieron en la universida­d y se hicieron amigos. Desde lejos se ve cómo uno lleva al otro en silla de ruedas mientras bailan y agitan los brazos. A su alrededor hay gente con cornetas, música, alegría: “Tuve un accidente y me cuesta mucho caminar, pero entendí que la vida pasa por otro lado y después de eso me hice un tatuaje de la virgen en mi pierna. Por suerte mi amigo decidió acompañar-

me y pensamos llegar juntos. La idea es agradecer”, cuenta Vidal, sentado en la silla.

También están Melisa Alvarenga (36) y Edgardo Fernández (40), de Quilmes, son primos que hace 18 años de manera consecutiv­a realizan la caminata. No los frena nada, ni el frío invernal de hace tres años ni la tormenta furiosa del año pasado: “Al principio veníamos para pedir, y como la virgen cumplió, ahora venimos para agradecer. Esperamos que las piernas y el cuerpo nos aguante mucho tiempo más y así poder volver”, cuentan

Había muchas familias con chicos y parejas, pero la mayoría eran grupos de adolescent­es y jóvenes de veintipico. Algunos con camisetas de fútbol que pedían por la Copa Libertador­es, ascender a la Primera División o ganarle al clásico rival. Otros llevaban banderas de sus colegios o sus parroquias. Adelante de cada congregaci­ón iba un carro con imágenes religiosas. Se escuchaban también por los altoparlan­tes a los guías que les daban fuerzas para que los casi 60 kilómetros de caminata no se hicieran tan largos. “Vamos que llegamos”, gritaba uno en Ciudadela, todavía faltaban 58.000 metros por recorrer.

A Luján la mayoría llega a la madrugada y es allí donde a las 7 de la mañana de hoy estaba previsto que el arzobispo de la Arquidióce­sis de Buenos Aires, Mario Poli, celebrará la Misa Central (frente a la Basílica). Este año, luego del debate por la legalizaci­ón del aborto, se esperaba ver una “marea celeste” en la caminata. En las redes sociales algunos grupos incentivab­an ese deseo, pero al final no ocurrió. “Mucha gente entendió que venir con pañuelos celestes era seguir alimentand­o la desunión de los argentinos, algo que no queremos”, le dijo a Clarín Juan Xatruch, cura y responsabl­e de la organizaci­ón de la peregrinac­ión. ■

Tuve un accidente y me cuesta mucho caminar. Por suerte mi amigo decidió acompañarm­e” Ignacio Vidal

Al principio veníamos para pedir, y como la virgen cumplió, ahora venimos a agradecer”. Edgardo y Melisa

 ?? JORGE SÁNCHEZ ?? A pleno sol. En la tarde de ayer, miles de fieles iban a pie hacia la Basílica de Luján. Hubo unos siete mil voluntario­s para atender las heridas de los peregrinos.
JORGE SÁNCHEZ A pleno sol. En la tarde de ayer, miles de fieles iban a pie hacia la Basílica de Luján. Hubo unos siete mil voluntario­s para atender las heridas de los peregrinos.
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