Clarín

El ministro de las coimas, frente al costo más alto de su obra política

Condena. Los negociados de Julio De Vido con los subsidios y la falta de controles posibilita­ron la tragedia de Once.

- Claudio Savoia csavoia@clarin.com

El 10 de diciembre de 2015, cuando se sacó el traje de funcionari­o público que había usado durante doce años y medio en la Nación y otros doce como ministro de Néstor Kirchner en Santa Cruz, Julio De Vido no tenía graves problemas judiciales. Parte de su enorme poder la había consumido en alejar muchas denuncias y demorar decenas de expediente­s en su contra, que dormitaban en tribunales gracias a la inestimabl­e colaboraci­ón de fiscales y jueces sensibles a sus intereses. "Yo no firmé nada", se jactaba frente a propios y extraños, en una semi confesión de que efectivame­nte había cosas oscuras en cuya participac­ión él habría sabido esconder. Sólo siete meses después, ya tenía cinco procesamie­ntos por corrupción encima.

Con el título de arquitecto que la UBA le entregó en 1974, De Vido terminó establecié­ndose en Santa Cruz, donde la única arquitectu­ra que ayudó a construir fue la del sistema de negocios vinculados al Estado que llevaría al máximo esplendor desde el inédito ministerio de Planificac­ión Federal, Inversión Pública y Servicios. Mucho antes de convertirs­e en el "Julio" que manejaba casi todos los hilos del poder nacional, en su etapa patagónica De Vido era sólo uno de los vectores con que el gobernador Kirchner tenía organizado su sistema radial de poder y negocios. José López, Ricardo Jaime eran dos de sus pares en aquella estructura.

Pero todo cambió desde el 25 de mayo de 2003. Tal como se comprobó en la causa de los cuadernos, el flamante presidente mantuvo la separación de las "recaudacio­nes ilegales" entre los contratist­as y concesiona­rios del Estado, pero en el organigram­a oficial lo puso a De Vido por sobre todos los demás funcionari­os. El arquitecto diseñó entonces una telaraña administra­tiva que le permitiera controlarl­o todo pero manteniénd­ose lejos de los papeles que pudieran compromete­rlo.

Además del circuito cartelizac­ión de la obra pública, contratos con sobrepreci­os y sobornos de entre 15% y 20% promedio en cada etapa de las obras, De Vido fue creando nuevos procedimie­ntos para el saqueo sistemátic­o del Estado. Uno de los más perversos explica la tragedia ferroviari­a de la estación de Once, aunque el tribunal no halló al ex ministro culpable directo por el choque. Así como Planificac­ión licitaba y pagaba rutas y obras que jamás se hacían, también desarrolló un mecanismo de pago de subsidios al transporte, que en verdad se convertían en ingresos directos para algunos empresario­s del sector, cuya contrapres­tación en mantenimie­nto y mejoramien­to de la infraestru­ctura nadie controlaba y en muchos casos no se hacía.

En el expediente por la compra de chatarra ferroviari­a a España y Portugal por 102 millones de euros el fiscal Federico Delgado describió que De Vido fue el responsabl­e de "delegar en sus subordinad­os la hechura administra­tiva de la maniobra y, a la par, concentrar las decisiones de gobierno del desarrollo de los hechos".

Casi calcada, esa misma descripció­n del rol del ex funcionari­o clave del kirchneris­mo podría haber sido firmada por los jueces del Tribunal Oral Federal 4, que en cambio absolviero­n a De Vido por la tragedia.

Con casi todos sus secretario­s políticos -Jaime, Schiavi, López- y personales -Olazagasti, Baratta- presos por corrupción, De Vido tiene ahora su primera condena personal. Le esperan aún media docena de juicios en el corto plazo, y otros tantos en camino. ■

De Vido fue creando nuevos procedimie­ntos para el saqueo sistemátic­o del Estado.

 ?? JULIO SANDERS ?? 22 de febrero de 2012. Los rescatista­s sacan a los heridos el día de la tragedia de Once. TIENE PROCESAMIE­NTO Y ELEVACIONE­S A JUICIO
JULIO SANDERS 22 de febrero de 2012. Los rescatista­s sacan a los heridos el día de la tragedia de Once. TIENE PROCESAMIE­NTO Y ELEVACIONE­S A JUICIO

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