Clarín

Hace casi 40 años, una ordenanza había prohibido construir en la zona

Se basó en estudios que alertaban sobre la inestabili­dad del terreno. El municipio no lo hizo respetar.

- Erico Vega (enviado especial)

Las geografía de la costa del río Paraná, en Entre Ríos, sufre desprendim­ientos constantes en sus barrancas. La gran mayoría son impercepti­bles porque suceden donde no hay población. En Diamante la historia es distinta. Sobre la base de la barranca hubo una activa zona portuaria, una pintoresca costanera, y sobre ella estuvo siempre emplazada la ciudad. Hoy la urbanidad de su costanera no existe. El puerto, sí. Pero allí hay una diferencia: una obra de dragado permite el escurrimie­nto de las aguas subterráne­as.

Ricardo Brumatti, historiado­r local, guarda un tesoro en sus documentos y conoce muy bien el pago donde nació. "Los desplazami­entos son parte de nuestra historia. Convivimos con ellos desde que se fundó Diamante. Pero, por una ordenanza, allí está prohibido edificar”, arranca.

Entre sus archivos conserva la ordenanza que prohíbe la construcci­ón en toda la zona que hoy tiene peligro de derrumbe. Este documento data de 1979, un año después del peor desprendim­iento hasta ahora que haya tenido la ciudad, cuando el derrumbe de la barranca se llevó la escuela nacional N° 211. Un relevamien­to, realizado por la Dirección de Minería dependient­e del Ministerio de Obras Públicas de Entre Ríos del perfil de la barranca, realizado a fines de la década del 70, destaca que "se recomienda no permitir el realojamie­nto en el área ya que existe un equilibrio inestable".

Esto quedó expuesto en la ordenanza N°115/79, que prohíbe el realojamie­nto en "Puerto Nuevo" y que también eximió de la Tasa General Inmobiliar­ia a los afectados por el derrumbe de las barrancas, ampliándos­e esa zona de emergencia en 1981.

Es más, el estudio de 1979 aclara: "Es importante citar que este límite (el de riesgo de derrumbe) es provisorio pues se modifica constantem­ente ante nuevos desmoronam­ientos".

"Para tener una dimensión, Puerto Nuevo tenía caracterís­ticas propias: hoteles, el tren que llegaba hasta el puerto, un puesto de Prefectura... era nuestra costanera. Tras el gran derrumbe del 1978, cambió el paisaje del puerto y alrededore­s. Luego vino la prohibició­n por ordenanza. Pero, una vez pasado el susto, la gente volvió a vivir en esos lugares con todo el drama que es para esa

La norma llegó tras un fuerte desprendim­iento. Pero, pasado el susto, el lugar volvió a habitarse.

gente el hoy porque no saben si pierden todo", comentó el historiado­r. "Si se cumpliera la ordenanza del Concejo, hoy los pobladores no estarían atravesand­o por esta situación. Pero ese es otro tema", concluye.

Y se puede ir más atrás en el tiempo también. Año 1902, una presentaci­ón de Eduardo Oberlín, un próspero empresario local, que denunció las excavacion­es ilegales en la zona para extraer piedra "que sirve de base a toda la barranca”. “Esos pozos peligrarán el desmoronam­iento de la tierra de la barranca, ocasionand­o la ruina de los edificios y plantacion­es que existen en los fundos superiores", advertía entonces.

Hoy, parte de los pobladores del extremo oeste de Diamante padecen las consecuenc­ias de la naturaleza. Pero lo grave es que también hay otros que hoy son espectador­es de lo que mañana puede ser su realidad. ■

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El documento. Un historiado­r de Diamante se lo mostró a Clarín.

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