Clarín

“Ahora sí que empezó la fiesta”, dijo antes de torturar y matar al novio de su ex esposa

La víctima había viajado desde Uruguay para visitar a su pareja. El autor del crimen no aceptaba la nueva relación de la mujer, madre de sus dos hijos, de quien se había separado en marzo.

- Fabián Debesa laplata@clarin.com

Es una historia de celos, obsesión y muerte. Una mujer hostigada por su ex pareja y la ejecución de un crimen que tuvo escenas de pánico y torturas. Ocurrió en el barrio San Carlos de La Plata. Un hombre con discapacid­ad motriz, que llegó desde Uruguay para avanzar en una relación amorosa con una peluquera radicada en la capital bonaerense desde ha- ce 20 años, fue asesinado por el ex marido de la mujer. El homicidio fue cometido en la casa de la estilista, en calle 140, entre 49 y 50, en las primeras horas del sábado pasado.

La víctima, Fernando Waldemar Torres Guerra (49), murió ahorcado, sin posibilida­d de defenderse porque se movía en silla de ruedas. Fue un ataque premeditad­o y organizado. El agresor, Gabriel Adrián Landívar (59), llegó a la vivienda donde la nueva pareja estaba conversand­o y se registró una escena de horror. “Ahora sí em- pieza la fiesta”, les habría dicho el atacante, que llegó con un arma, bolsas de plástico, cuerdas y una manguera que conectó a una estufa a gas. “Ambos fueron sometidos a un ‘submarino seco’”, contó a Clarín un investigad­or. Así se llama así a la técnica de tormento que consiste en tapar la cabeza con bolsas para quitar el oxígeno.

Además, Landívar habría obligado a las víctimas a tomar bebidas alcohólica­s con algún tipo de droga. Por eso, la peluquera terminó internada en el hospital San Roque de Gonnet. El martes a la noche le dieron el alta. De acuerdo con la hipótesis de la fiscalía, cuando Torres Guerra se desvaneció por la falta de aire y porque lo tenía sujetado al cuello, Landívar escapó creyendo que también la madre de sus dos hijos, de 3 y 9 años, estaba muerta. Sin embargo, su ex, identifica­da como E.R, alcanzó a llamar al 911 antes de desmayarse. Ante los policías llegó a relatar parte de lo que había sucedido y señalar al asesino.

El chofer fue detenido pocas horas después del hecho, cuando salía de su casa, en 141 y 44, a pocas cuadras del lugar del crimen. “Los maté, los maté”, le dijo a un vecino que lo cruzó, desencajad­o, minutos antes de que lo arrestaran.

Quedó imputado por homicidio agravado con alevosía (por el crimen de Torres) y lesiones leves agravadas con alevosía (contra ella). “Es probable que la calificaci­ón se agrave”, dijeron desde la UFI N° 8 que lleva adelante la investigac­ión. También trascendió que cuatro abogados penalistas que leyeron el expediente no quisieron a asumir la defensa. Landívar es asistido por un defensor oficial. El lunes se negó a declarar ante el fiscal Hugo Tesón.

El acusado nunca había aceptado la separación, que se había concretado en marzo de este año. Landívar seguía a su ex y la hostigaba. Creaba perfiles falsos en las redes sociales para invitarla a salir y revisaba sus posteos. “Una vez la siguió con el remís y en una esquina le tiró el auto para amedrentar­la”, contaron testigos. Esa situación había obligado a E. R. a apoyarse en una abogada para dar por finalizado el vínculo con un divorcio, que pidió hace menos de dos meses. Familiares de la mujer contaron que eso terminó de desequilib­rar a Landívar, que además sabía de la relación de su ex con Torres. “Mientras estés vos acá y él en Uruguay, todo bien. Si viene, la cosa va a cambiar”, le habría advertido. La nueva pareja tenía previsto llegar a la noche del viernes pero una demora en el transporte lo retrasó hasta las primeras horas de la madrugada del sábado.

Según contó la víctima, ambos estaban conversand­o en el comedor de la casa a la que ella se había mudado pocas semanas atrás. De pronto escucharon un ruido y vieron ingresar a Landívar. Llevaba un arma en su mano derecha y una bolsa en la izquierda. “Ahora sí empezó la fiesta”, dijo el remisero, según el relato de una hermana de E. R. “Te planchaste el pelo, p... Mirá cómo se te produce para vos, para mí nunca te pusiste así”, habría agregado. De la bolsa, el remisero sacó una botella, precintos, pastillas, una picana y guantes de goma.

Según detallaron los investigad­ores, la sesión de torturas duró al menos una hora. De acuerdo a la reconstruc­ción, Landívar habría confesado que tenía todo planeado. Que la había visto a ella salir a comprar bebidas. Que lo había visto a él llegar a la casa. “Si no me amás a mí, no vas a amar a nadie”, sentenció.

Luego, arrancó la manguera de gas de una estufa, le hizo un alargue y se la acercó a Torres, que ya tenía una bolsa de nylon cubriéndol­e su cabeza. De todos modos, la muerte no se dio por la inhalación de ese gas. “Murió por ahorcamien­to. Con un brazo rodearon su cuello y con el otro ejercieron presión, tirando hacia arriba”, describier­on los peritos. ■

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Detenido. El remisero Gabriel Landívar (59) le habría confesado el homicidio a un vecino.
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Víctima. Fernando Torres Guerra (49) murió ahorcado y con una bolsa en la cabeza.

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