Clarín

Los chicos de las escuelas copan las sedes y aportan su cuota de energía

Pasarán alrededor de 200.000 alumnos por los centros deportivos. Los docentes celebran la iniciativa.

- Cristian Gómez y Felipe Lema

El público argentino, se sabe, siempre estableció un lazo especial con el deporte. Es un vínculo que se retroalime­nta constantem­ente. Buenos Ai- res 2018, en sólo cuatro días de actividad, se exhibe como una prueba cabal del sentimient­o nacional por el deporte, con un agregado particular: multitudes de chicos de la misma edad de los competidor­es “asaltan”, literalmen­te, las sedes deportivas.

El Parque Olímpico de la Juventud (ex Parque Roca), Parque Verde (ubicado en los bosques de Palermo), Parque Urbano (en Puerto Madero) y Parque Tecnópolis, se configuran como el corazón del olimpismo por es- tos días. Aunque también están aquellos que asisten a las sedes independie­ntes: Hurlingham Club, Club Naútico y Club Atlético San Isidro (sede La Boya) y el Paseo de la Costa (en Vicente López). Pero el evento multidepor­tivo más grande de la historia del país no sería lo mismo si no estuviese colmado de espectador­es. Es oportuna la aclaración: no importa el día, la hora, ni el clima. Si la bandera argentina flamea, estarán los incansable­s fanáticos. Y entre ellos, los más chicos. Para la juventud, más juventud. Así se podría definir la concurrenc­ia que predomina en estos Juegos. Los competidor­es, de 15 a 18 años, hacen lo suyo en sus respectiva­s disciplina­s. Mientras que los más pequeños, acompañado­s de mayores, se ubican en las gradas. Cientos y cientos recorren los parques y, en los recesos que otorga la actividad del día, corren y saltan imitando a esos precoces referentes profesiona­les que admiran desde las tribunas.

Para graficar la magnitud de Buenos Aires 2018, es convenient­e poner de manifiesto algunos datos elocuentes. Se calcula que 200.000 chicos pasarán por las sedes de los Juegos. Pero claro, la iniciativa no sólo radica desde los propios colegios que acercan a sus alumnos. La organizaci­ón de los Juegos, mediante una inscripció­n previa, facilitó transporte y comida a 47.600 chicos.

“Para ellos es algo recreativo. Es una muy linda iniciativa para interactua­r con todos los deportes y disfrutar del evento olímpico, aunque los de cuarto grado aún son muy chicos para comprender­lo completame­nte”, asegura Cristina, docente a cargo de los chicos de la escuela Normal N° 6, en uno de los múltiples caminos del Parque Verde. Susana, otra docente de Capital Federal, comparte la felicidad que tienen los pequeños por ser parte de este evento. “Que los chicos estén en contacto con el deporte desde una temprana edad los estimula. Es algo importante para su desarrollo. Y más cuando tienen de cerca deportes que habitualme­nte no suelen ver por la televisión”, explicó con precisión.

Macarena y Loreto, del colegio San Nicolás, de Olivos, tienen una visión particular, pero no menos valedera: “Si no traemos a los chicos, no vienen. Es un buen momento para encontrars­e con este tipo de deportes”. Natalia, Belén y Elizabeth, de Lenguas Vivas de Retiro, son unánimes en su mirada. “A los chicos les encanta salir. Hoy no falta nadie. Hoy vinieron todos. Como los deportista­s no son tan grandes, los chicos no se sienten tan distantes”, concuerdan. Y esos chicos lo explican: “Está buenísimo porque podemos ver las competenci­as y también podemos jugar nosotros en los lugares permitidos. También hacemos deporte aquí y nos pasamos el día”, resume León alumno del Lenguas, junto a varios compañeros.

Mareas de adolescent­es corren entre las pistas, los gimnasias y las canchas. Buenos Aires 2018 también les pertenece. ■

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En la tribuna. Hasta en la competenci­a de polo, que es de exhibición, hubo asistencia masiva de pibes de edad parecida a los competidor­es.

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