¿Cuándo hay que cambiar el celular?
En promedio, los consumidores lo renuevan cada dos años para incorporar nuevas tecnologías.
El término obsolescencia programada, si bien se empezó a utilizar en los años 50, viene desde más atrás, cuando los fabricantes de lámparas incandescentes de los años 20 se dieron cuenta de que si vendían sus productos hechos con filamentos de carbono (prácticamente duran para siempre) su negocio tendría una vida corta. La manera de expandir las ventas fue creando una alianza mundial para usar un material distinto, con fecha de vencimiento como el tungsteno, que redujo la duración de las lámparas a 1.000 horas de uso.
Esta historia real abona la teoría de que hay productos que se fabrican para que en el corto o mediano plazo empiecen a fallar, para forzar su reemplazo por parte de los consumidores. A eso se lo denomina obsolescencia programada.
En el mundo actual de la telefonía celular, el hecho de pensar en un equipo que sea usado durante muchos años como el DynaTAC (el famoso ladrillo, lanzado en 1983) o el también emblemático StarTAC (lanzado en 1996) de Motorola; o el Nokia 1100, entre otros, es una utopía. Esto se debe principalmente a la velocidad de los avances tecnológicos, como tan claramente describe la conocida “Ley de Moore”, al enunciar que los dispositivos duplican su poder de procesamiento cada 18 meses. Esto implica que los aparatos que salen en un cierto rango de precio tienen gran probabili- dad de ser mucho más competitivos en términos de funcionalidades que aquellos lanzados a un mismo valor pero algunos meses atrás. Y es en este punto que la dinámica de mercado hace lo suyo, pues aquellas empresas que vean como la preferencia de los consumidores migra hacia lanzamientos más recientes de sus competidores, se verá en la necesidad de reemplazar a los productos propios por otros mejores para mantenerse vigente, realimentando de esta manera el ciclo.
En este sentido, se podría decir que el concepto de obsolescencia programada es una consecuencia casi inevitable de la propia exigencia del consumidor, que siempre demanda más de sus equipos: más rapidez, mayor almacenamiento, mejor cámara. Por eso no es casual que, de acuerdo con datos de Statista, la media de los consumidores cambien de equipo cada dos años.
Los programadores de sistemas operativos tampoco crean versiones de soft con fecha de expiración. A pesar de esto, a veces se los acusa de ralentizar las versiones existentes de manera deliberada cuando lanzan una nueva. Muchos programadores negaron esta acusación sosteniendo que simplemente la complejidad de la programación de los propios sistemas operativos los llevaba a contener fallas que pueden afectar el rendimiento de los equipos, algo que se va subsanando en posteriores actualizaciones.
Es así como los nuevos modelos de celulares traen incorporado la última versión, mejorada, del sistema operativo Android o iOS. Pero adaptar esa versión a equipos más antiguos es algo complicado, porque pasar los archivos, aplicaciones instaladas y configuraciones en un equipo antiguo es, según los expertos consultados, “como querer cambiar toda la plomería de la casa sin romper las paredes”. ■