Arrancó el FILBA con un discurso de Catherine Millet que provoca al feminismo
La escritora francesa abrió el Festival de Literatura con un cuestionamiento a la idea de “sororidad”
La pregunta provocadora fue: “¿Existe la mujer?”. Se la formuló ante el auditorio colmado del museo Malba la escritora francesa Catherine Millet. De traje gris y zapatillas, la autora del célebre best-seller mundial La vida sexual de Catherine M. fue elegida para el discurso inaugural del FILBA, la fiesta literaria más grande de la Argentina y una de las más relevantes del continente.
El festival celebra sus primeros diez años y en la ceremonia de apertura -conducida por Eugenia Zicavopodía verse a los veinte invitados extranjeros, a muchos de los casi cien invitados nacionales y a numerosas personalidades del ámbito cultural, como Anne Carson, Samanta Schweblin, Rodrigo Fresán, Horacio Castellanos Moya, Raúl Zurita, María Moreno, Mercedes Cebrián, Valérie Mréjen, entre muchos otros.
El director de la fundación que organiza el festival, Pablo Braun, destacó que en el equipo de trabajo del Filba, dirigido por Gabriela Adamo, son todas mujeres. Subrayó el enorme esfuerzo que debe realizar la fundación en el contexto actual y que este festival es la parte más visible de una serie de proyectos paralelos, como el Filba Nacional, el Filbita para niños y Filba Escuelas.
Con una mano en el bolsillo, lo primero que observó Millet, siguiendo a su compatriota Lacan, es la necesidad de ir contra la imagen de la mujer romántica, idealizada en un estereotipo, cuando cada una es irreductible y singular. En este sentido, Millet también apuntó sus críticas a la idea de “sororidad” o hermandad que reclaman los feminismos actuales, y advirtió del peligro del caer en lo homogéneo. Mencionó a diversas pioneras, de las que destacó a las que hablaron siempre en nombre propio y nunca en nombre de un grupo. A la vez, admitió que todavía el mundo debe ponerse al día con la parte ocul- ta, ya que los relatos que han predominado fueron los de escritores hablando de mujeres, como James Joyce y D. H. Lawrence.
Simone de Beauvoir, como escritora más que como militante, ocupó un lugar central en el discurso de Millet. Y utilizó el ejemplo de la autora de Memorias de una joven formal para resaltar que lo que cuentan -o han querido contar- las mujeres con historias de vida, sus autobiografías. Millet puso el acento en la obra de Marguerite Duras, Violette Leduc y Anais Nin, e ilustró la valentía de la pintora Paula Rego exhibiendo un cuadro de una mujer abortando clandestinamente en Portugal. Al mencionar el libro de Beauvoir El segundo sexo y en un desliz dijo “el segundo siglo”, se corrigió con una broma: “pero este siglo será nuestro”.
Millet remarcó la importancia del retrato de la intimidad de la mujer como misión para la literatura y las artes. Y puso el acento en la literatura como el lugar más propicio para entablar un mano a mano con otra intimidad.
Al finalizar su discurso y todavía en el escenario, Catherine Millet accedió a dejarse fotografiar con un pañuelo verde. “Un sacrificio para los medios”, dijo ante la enorme audiencia.
A continuación, vestido como una azafata de la línea aérea Scandinavian, el actor Esteban Feune de Colombi anunció el nombre del Premio Nobel de Literatura 2018: Jorge Luis Borges. ■