Clarín

Por la política, casi la mitad de los alumnos no se deja evaluar

Es la prueba Aprender. Las escuelas públicas de Capital y Provincia, con el menor nivel de respuestas.

- Pablo Sigal psigal@clarin.com

El Gobierno pondrá en marcha el jueves próximo la tercera edición del Operativo Aprender. Buscan aumentar las respuestas y reducir la politizaci­ón de los exámenes. Distribuye­ron cuadernill­os para incentivar la participac­ión. El año pasado, en la ciudad de Buenos Aires sólo acudieron a la evaluación el 53% de los alumnos secundario­s de escuelas públicas y el 62% de los primarios. Pero el porcentaje fue más alto en colegios privados. Lo mismo sucedió en Provincia, Santa Fe y Santa Cruz. Es porque hubo boicot de gremios, y de docentes y padres de simpatía política opositora.

La prueba Aprender se puso en marcha en el país en 2016 y viene arrojando resultados preocupant­es sobre el nivel de aprendizaj­e de los alumnos. El próximo jueves 18 de octubre se realizará por tercera vez y una de las incógnitas -además de cuál será la evolución en los conocimien­tos- es qué cantidad de chicos participar­á de esta muestra censal. La politizaci­ón de la evaluación y la resistenci­a de una parte de la comunidad educativa a realizarla repercute en el operativo. Por eso, desde el Ministerio de Educación de la Nación aseguraron que vienen trabajando en "la sensibiliz­ación" con las provincias desde hace cuatro meses.

Si bien la cantidad de participan­tes ha mejorado de 2016 a 2017, siguió siendo baja sobre todo en algunos distritos, como Capital y Provincia. Además, las diferencia­s entre las escuelas públicas y privadas han sido notorias. En CABA, por ejemplo, 4 de cada diez alumnos de primarias estatales no hizo la prueba en 2017. En las privadas, en cambio, respondier­on casi 9 de cada 10. En el caso de Provincia de (donde está el 40% de los alumnos del país) el nivel de participac­ión cayó el año pasado con respecto al anterior, hasta el 46,5%. A nivel país el promedio es del 71% en las públicas y 85% en las privadas.

La cercanía de una nueva edición de la evaluación reedita la grieta en aulas y hogares, de formas diversas. Hay docentes que critican la prueba frente a sus alumnos y padres que deciden no enviar a sus hijos el día de la prueba. También se ha advertido, en años anteriores, que los alumnos llenan las preguntas (multiple choice) al azar, sin darle valor al resultado.

Axel Rivas, director de la Escuela

de Educación de la Universida­d de San Andrés, dijo a Clarín que "la prueba Aprender tiene por lo menos dos problemas con la cobertura. Por un lado, la cantidad de alumnos que responden y cómo se distribuye­n, qué escuelas tienen más respuestas y por qué. Eso tiene una relación con la politizaci­ón de la prueba. Si tenemos actores que activament­e se niegan a

hacer la prueba o dicen que no hay que hacerla eso es especialme­nte perjudicia­l para capturar la medición".

El especialis­ta agregó: "Hay otro nivel menos conocido que es el esfuerzo para hacer la prueba. Hay muchos estudios que muestran que el Test Taking Motivation (TTM) varía mucho según los países y que en América Latina el esfuerzo para hacer las prue- bas es bajo cuando éstas no tienen consecuenc­ia alguna para los alumnos. Con lo cual si en una provincia hay más predisposi­ción por hacer bien la prueba y se pone más el acento en que es importante, y en otra se lo hace menos, no sabemos hasta qué punto eso puede afectar la comparabil­idad de los resultados".

Algunos gremios trabajan activament­e en contra de la evaluación. Para Ademys, por ejemplo, "las evaluacion­es externas y estandariz­adas suelen ser el fetiche de los tecnócrata­s, amantes de las mediciones y promotores de reformas neoliberal­es en educación. Estas pruebas vienen de la mano de 'recomendac­iones' que incentivan la participac­ión de empresas en educación, o la reducción de los regímenes de licencias docentes".

Para UTE, “se trata de una medición estandariz­ada antieducat­iva. Son paquetes cerrados que venden las empresas multinacio­nales en todo el mundo, por lo cual no tienen en cuenta las particular­idades del país, los diferentes contextos socioeconó­micos, ni tampoco si las escuelas son excluyente­s o incluyente­s.”.

Instalada la grieta, ¿cómo hacer para acercar posiciones? Elena Duro, secretaria de Evaluación Educativa del Ministerio de Educación, explicó a Clarín: "Desarrolla­mos distintas piezas y estrategia­s comunicaci­onales que llegan a los distritos y nutren los encuentros de sensibiliz­ación. Por otro lado, posterior a cada evaluación, las jurisdicci­ones planifican un trabajo con las escuelas para promover el uso de la informació­n derivada de Aprender. Incluyen encuentros con directivos, docentes y supervisor­es que abordan el análisis de los reportes por escuela donde se discuten insumos para propuestas de mejora".

La funcionari­a dijo que los niveles de respuesta alcanzados hasta ahora "no pusieron en riesgo la confiabili­dad de los resultados nacionales". Aunque aclaró que "en los informes de Aprender se señalan aquellas jurisdicci­ones que, por su nivel de participac­ión, sus estimacion­es deben ser considerad­as con precaución".

Sobre las resistenci­as, consideró que "aún existen algunas voces disidentes, cuestión que exige lecturas que van más allá de la propia evaluación y del hecho educativo". ■

 ??  ?? “Sensibiliz­ación”. Estos cuadernill­os están llegando a las escuelas, para incentivar la participac­ión.
“Sensibiliz­ación”. Estos cuadernill­os están llegando a las escuelas, para incentivar la participac­ión.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina