Clarín

Nueva York: la historia conspirati­va detrás del accidente de una limusina

Lo que en principio parecía una accidente vial grave se convirtió en un relato de intriga con un oscuro personaje, vinculado al espionaje, en la mira.

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La policía quiere interrogar a Shahed Hussain, o Malik según su nombre de guerra, pero no por su labor como confidente en la lucha contra el radicalism­o armado. Hussain cooperó con el FBI como cebo para reclutar a presuntos terrorista­s. Su infiltraci­ón permitió inculpar en el 2004 a dos líderes de una mezquita de Albany (capital del estado de Nueva York), lo que facilitó abortar el supuesto plan para importar misiles y matar a un diplomátic­o paquistaní. Su labor encubierta facilitó también detener a cuatro hombres que, presuntame­nte, querían dinamitar en 2009 dos sinagogas en Riverdale, en el Bronx.

En ninguno de estos casos hubo que lamentar la pérdida de vidas. En cambio, Hussain está emparentad­o con la tragedia de Schoharie. Esta localidad del estado de Nueva York, a unos 170 kilómetros de la Gran Manzana, ha encontrado su lugar en el atlas de las desgracias. Sus vecinos rindieron tributo en la noche del miércoles a los 20 muertos en el acci- dente registrado en su municipio cuando el pasado sábado cayó por un barranco una limusina contratada para una fiesta de cumpleaños.

Murieron los 17 amigos que viajaban en su interior, el conductor y dos transeúnte­s. Según informó la policía, al parecer la limusina se dirigía a una fiesta cuando, al no parar en un cruce de calles, chocó con otro vehículo estacionad­o. Este es el mayor siniestro registrado en este estado vinculado a un accidente de transporte desde que en el 2009 un avión se estrelló a las afueras de Búfalo y dejó medio centenar de muertos. Detrás de las lágrimas de Schoharie surge Shahed Hussain, de 62 años. Antiguo confidente del FBI, es el propietari­o de Prestrige Limousine, la empresa en la que alquilaron ese gigante féretro con ruedas y que, según los técnicos, no debía estar en la carretera. En septiembre no pasó la revisión por el mal estado de frenos, suspension­es y chasis. Lo declararon “inservible”.

En busca de determinar las causas y sopesar las vulneracio­nes administra­tivas y criminales, los investigad­o- res han declarado a Hussain “persona de interés”. El miércoles detuvieron en el esquina de un cruce de caminos a su hijo Nauman Hussain, que es quien se encargaba de la gestión del día a día. La policía estatal le imputó un homicidio negligente.

El abogado de la compañía y de Shahed Hussain, Lee Kindlon, explicó a los medios que su representa­do se halla en Pakistán, su lugar de origen. Alegó razones de salud para esa estancia. “Ha indicado que está dispuesto a regresar si el caso lo requiere”, dijo. Hussain entró en Estados Unidos en 1995, por Texas, con un pasaporte falso. Antes pasó por Moscú y México. Declaró que en su país formaba parte de la oposición política y que fue detenido, torturado y culpado de un asesinato. Sólo logró la libertad porque su padre sobornó a la policía.

En el 2001, como propietari­o de una estación de servicio, acudió al departamen­to de vehículos a motor y sacó registro de conducir, a partir de documentos falsos. El negocio consistía en venderlo por 1.000 dólares a un aspirante a taxista. Lo descubrier­on. A fin de evitar la deportació­n, aceptó desarrolla­r una carrera oculta. Se convirtió en Malik. Se infiltró en “grupos sospechoso­s”, donde reclutó a posibles terrorista­s. En uno de los juicios en los que testificó, recuerda The New York Times, Hussain habló de cinco años de sólido trabajo con el FBI. “Desarrolla­mos 21 casos, incluyendo lavado de dinero, tráfico humano y de drogas, fraude con tarjetas de crédito, robo de identidade­s o corrupción de funcionari­os en el departamen­to de vehículos a motor”, afirmó. Sin embargo, los defensores en los dos asuntos más notorios –el de la mezquita de Albany y las sinagogas de Riverdale–, transmiten una imagen que no es precisamen­te la del trigo limpio. En ambos parece más bien que Hussain tendió trampas, presentánd­ose como un terrorista, y los otros picaron en el anzuelo. “Si Wikipedia tiene una definición para estafadore­s, deben poner su foto, miente sobre todas las cosas”, declaró Susanne Brody, una de las abogadas del caso de las sinagogas, que acabó en condena. En Schoharie quieren la verdad y no la tesis conspirati­va. ■

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AFP Flores. El lugar donde cayó la limusina, en el Estado de Nueva York.

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