Clarín

Planes oficiales para “encapsular” los efectos económicos de la corrupción

- Marcelo Bonelli mbonelli@clarin.com

La Casa Rosada acelera una propuesta para encapsular el problema que origina en la economía la cantidad de empresario­s vinculados al escándalo de los cuadernos. La decisión la tomó Mauricio Macri con un objetivo: evitar que la investigac­ión frene en forma definitiva el ambicioso plan de obras de los PPP. En absoluto secreto existe una comisión “interminis­terial” para producir un sistema legal que alivie la situación.

El trabajo está a cargo del procurador del Tesoro, Federico Saravia Frías, y de tres hombres de la máxima confianza del Presidente: Fabián “Pepín” Rodríguez Simón, Fernando De Andreis y Guillermo Dietrich.

El cuarteto elaboró varios “memos” con propuestas alternativ­as, pero todas giran en torno de este planteo:

-Los hombres de negocios investigad­os tendrían que renunciar al directorio de las compañías.

- No dispondría­n hacia delante la capacidad legal para ejercer el “derecho comercial” .

-Deberían abonar multas al Estado en compensaci­ón por la corrupción.

- Sus empresas podrían seguir participan­do en adjudicaci­ones de la obra pública.

El Presidente quiere así salvar la unidad social de producción que significan las empresas. “Lo necesitamo­s -dice en privado- para que inviertan. ¿Si no, quién lo va hacer?”. Pero la cuestión es delicada y tiene un alto voltaje político. Hay una delgada línea entre lo legalmente correcto y la creación de un sistema de privilegio­s a los denunciado­s.

Por eso, se evalúa lo que hizo Brasil y hace EE.UU. Odebrecht sigue en ambos países. La discusión del sistema habría originado cortocircu­itos. Hay algunas ideas muchos más “flexibles”, para favorecer hombres de negocios. La magnitud de los afectados está refle- jada en el requerimie­nto que el juez Claudio Bonadio le acaba de elevar a la AFIP. Exigió datos de 40 empresario­s, 14 compañías y 4 grandes grupos empresario­s. Se trata de toda la llamada “patria contratist­a”.

La cuestión sería también una de las diferencia­s clave que abrieron un surco entre Macri y Elisa Carrió. Las diferencia­s son mayores a las que ambos expresan en público.

La pelea de ambos tiene expectante al mundo de los negocios y fue extensamen­te comentada en la Unión Industrial, el martes, y en reuniones de banqueros. También, la puja en la “cumbre” apareció como un alerta en todos los últimos informes reservados de Wall Street. Para los inversores, la disputa puede afectar la gobernabil­idad y debilitar a la Casa Rosada en su peor momento económico. Algunos informes se atreven a decir que Carrió emplazó a Macri: que esperará hasta fin de año una respuesta el Presidente.

Sostiene que no debe haber ninguna concesión a los corruptos. Y teme que estos planes jurídicos “especiales” escondan un salvocondu­cto para la impunidad. Carrió sostiene que desde el corazón de la Casa Rosada -vía operadores como Daniel Angelici o Germán Garavano- se buscan con el radicalism­o formulas para “salvar” a Cristina.

La jefe de la Coalición Cívica dice que hay “emisarios” oficiales que intentan in fluir sobre la futura decisión de la Cámara Federal que debe resolver el pedido de prisión de Cristina. Bonadio condicionó el pedido de desafuero de la ex presidenta al fallo de la Cámara. Si ese tribunal dice que no hace falta la prisión preventiva, ella resolverá ese problema en forma definitiva y estará libre para ser candidata. Así, Jaime Durán Barba y Marcos Peña tendrían facilitada su estrategia electoral: confrontar con Cristina y levantar el miedo al populismo.

Carrió, además, está furiosa porque dice que la Casa Rosada y el radicalism­o pactaron con el peronismo para impedir su asunción como jefa de la comisión que controla a los fiscales. El Presidente, muy molesto -en la intimidad- hace un paralelism­o entre las actitudes de Carrió y un ex futbolista de Boca. Pero repite: “Mi tarea es desarrolla­r el don de la paciencia”. Sin embargo, su entorno más íntimo explotó contra Carrió. Así lo dicen: “Lilita pasó una raya, de la que no se vuelve”. Macri los suele mirar en silencio. Un clásico para casos semejantes: masculla la bronca y los deja expresar lo que él ha decidido callar. Para los íntimos del Presidente la ofensiva pública de Carrió es incomprens­ible y la desacredit­an duramente.

Lilita logró ubicar a un hombre de su confianza en una nueva dirección de la AFIP. Fue la prenda de paz que firmó con Leandro Cuccioli. Jaime Mecikovsky -de él se trata- fue reincorpor­ado por exigencia de Carrió. Mecikovsky le había enviado, una semana antes, un furibundo correo electrónic­o a Cuccioli, cuestionan­do su gestión. El jefe de la AFIP convocó al titular de la DGI y le pidió el desplazami­ento de Mecikosvsk­y.

Horacio Castagnola se opuso al pedido: dos días después, ambos fueron desplazado­s de la AFIP. Se trataba de las dos personas que denunciaro­n en los albores del kirchneris­mo a Lázaro Baez y después -Castagnola- a Cristóbal Lopez. La intervenci­ón de Carrió rehabilitó a ambos. Pero Castagnola -molesto- dio un portazo. En cambio, Javier Iguacel está firme en su cargo. Sufrió un desgaste terrible: no cumplió con su palabra. Cuando asumió le hizo una promesa a intendente­s y gobernador­es de Cambiemos. Les dijo: “El de octubre es el último aumento del año”. Por eso, nadie salió a defender el nuevo tarifazo y lo dejaron solo. Sobrevivió porque siempre tuvo un respaldo en este déjà vu tarifario: el del propio Macri. ■

En Wall Street apareció como un alerta la pelea entre Macri y Elisa Carrió. Se especula con que puede afectar la gobernabil­idad.

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