Clarín

“Basta de ‘lo que pasó en la cancha queda dentro de la cancha’”

- Jose Luis Traverso valdanito@hotmail.com

Concentrac­iones, entrenamie­ntos en doble turno, charlas tácticas y una idea trabajada y elaborada en la semana. Todo eso se hace previo a un partido de fútbol profesiona­l. Pero sucede que por diferentes razones eso que se trabajó la mayoría de las veces y que se decide poner en práctica fracasa, ya sea por el entorno (las localías influyen) o porque los jugadores no están lo suficiente­mente metidos en el juego. Al repentino fracaso de lo ejercitado vemos cómo los técnicos corren de un lado al otro indignados ante la falta de fútbol de sus equipos y las culpas afloran. Ahí es cuando el jugador queda en segundo plano y el técnico se despacha libremente a insultar a la máxima autoridad del encuentro, el referí. Lo cultural aplastó a lo ideal y los jueces encargados de dictaminar el juego son vapuleados, insultados y, hasta en algunos casos, amenazados y todo sucede cerca del campo de juego.

Dejemos que lo cultural fluya, siga su deleznable curso y brindemos protección a los árbitros. Éstos, aún equivocánd­ose, gozan de razón porque la misma se infunda en el respeto de su autoridad. Lo de los mellizos Barros Schelotto y (Eduardo) Coudet del domingo último fue lamen- table, ya que aun siendo filmados tuvieron el coraje de esconderse con latiguillo­s inútiles de los códigos del fútbol: “Lo que pasó en la cancha queda dentro de la cancha”. Aunque decenas de cámaras miraban sus insultos y amenazas. El público, aparte de no ver un espectácul­o deportivo es, al parecer, estúpido. Porque algo pasó y no debería haber pasado.

¿Solución? Copiemos algunos formatos de otros deportes. Frente a la negativa al ojo de halcón del tenis o al TMO del rugby, el fútbol deberá dar utilidad al VAR. ¿Algo más? Sí, los técnicos lejos del campo de juego, en un palco y comunicado­s con alguien de su equipo para el armado de los cambios. La razón es sencilla: ¿hace falta estar gritando 90 minutos a jugadores que cobran millones al mes? No, no hace falta porque por mucho menos cualquier trabajador no es acosado verbalment­e por un superior en cualquier tipo de trabajo. ¿Por qué el fútbol sería una excepción? Técnicos lejos del campo, mayor utilizació­n de VAR y más poder a la única autoridad que tiene el verde césped, el árbitro. Porque se juega como se vive y el clima de caos de nuestras canchas explica lo que somos, por más de que algunos se jacten de hablar del folclore o la cultura de nuestro fútbol.

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