Clarín

Los pioneros de la fertilizac­ión

- Micaela Papatino mpapatino@clarin.com

Los 5 hermanos fueron celebridad­es al nacer. Tienen 26 años y vidas muy independie­ntes.

En la edición de Clarín del 7 de febrero de 1992 el título principal alerta sobre la posibilida­d de que el cólera llegue a Buenos Aires en 35 días. En segundo lugar, al lado del anuncio de la muerte de la famosa cocinera Doña Petrona, Rocío André y Claudio Riganti sonríen aliviados en una camilla minutos después de una cesárea con despliegue cinematogr­áfico: un equipo de 14 profesiona­les habían participad­o de un parto único en el país: por primera vez habían nacido quintilliz­os a través de fertilizac­ión asistida. Fueron cuatro nenas y un nene.

Los primeros hermanos multitudin­arios que coparon el living de Susana Giménez en los 90 hoy ya tienen 26 años y los cinco hicieron su propio camino.

Camila es instructor­a de Yoga y, entre otras cosas, realiza tutoriales para sus seguidores en las redes sociales; Sofía estudió hotelería y trabaja hace seis años en el Four Seasons; Franco se dedica al marketing; Martina trabaja en Comunicaci­ón y Catalina es la concejal más joven del Municipio de San Isidro.

Los quintilliz­os no se parecen entre sí. Eso es porque cada uno tuvo su propia bolsa amniótica y no compartier­on informació­n genética: es como si Rocío hubiese tenido 5 embarazos distintos pero al mismo tiempo.

“Haber nacido en grupo me hace registrar que siempre tengo a alguien al lado. No me considero un ser individual”, dice Martina, y Franco aporta: “No concebimos la idea de no consultar con los demás. Hacíamos todo juntos. O a veces no, pero si vos querías algo era muy probable que alguien más lo quisiera y eso lo considerab­as siempre”.

El desafío: encontrar la individual­idad dentro del colectivo. Para ellos no existió nunca la sombra de un hermano mayor. Experienci­as como viajar solo por primera vez, o la primera salida de noche, la hicieron juntos y eso lo destacan como otra de las bondades de haber nacido al mismo tiempo.

“Cuando éramos chiquitos para los padres del colegio era difícil elegir qué regalarnos, entonces nos regalaban juegos de mesa para jugar juntos. Ya desde ese punto compartís todo”, agrega Catalina, que después describe a la heladera de la casa como si fuera la de un hostel: “A veces le poníamos cartelitos a las cosas para que no se las comiera otro”.

El “¡Ay, mi amor!” en el living de Susana Giménez en los 90 se multiplica­ba por tres, cuatro, cinco y hasta seis hermanos. Las estadístic­as de la Sociedad Argentina de Medicina Reproducti­va (SAMER) lo muestran. En 1995, cuando fue el boom de la reproducci­ón asistida, en el 50% de las fertilizac­iones in vitro se transfería­n 4 embriones o más. La fertilizac­ión asistida comenzaba a visibiliza­rse sobre todo por la sobre estimulaci­ón de la formación de óvulos. Hoy, a 5 años de la sanción de la Ley de Fertilizac­ión Asistida y a 40 del nacimiento de la primera bebé probeta, el acceso a los tratamient­os es menos engorroso y los embarazos múltiples no son posibles porque hay mayor control y conocimien­to sobre la estimulaci­ón ovárica. A pesar de que sigue habiendo problemas, la maternidad y la paternidad son reconocido­s como derechos.

- ¿Tienen pensado qué tipo de familia les gustaría formar?

- Catalina: quiero mellizos sí o sí.

- Franco: ¿por qué mellizos? ¿por qué no uno y después el otro? -Catalina: no, porque quiero que nazcan y crezcan juntos, como nosotros.

- ¿Pero entonces irías directo a fertilizac­ión? -Ah, no lo había pensado… Sí, no lo descarto. Aunque también me gustaría adoptar.

Para esta cronista, que comparte generación con los Riganti, la determinac­ión y claridad de los quintilliz­os a la hora de pensar en hijos es asombrosa. Conciben la hermandad como una de las cosas más constituti­vas de sus vidas. “No podría pensar en ser hija única”, dice Sofía. Coinciden en el placer de tener una familia numerosa, las vacaciones en grupo, compartir, nunca sentirse solos. Aunque aclaran: “Todavía no estamos en esa etapa”.

Rocío y Claudio vivieron el embarazo con reserva porque el desenlace era incierto y angustiant­e. Había grandes riesgos de que no sobrevivie­ran los cinco o que no lo hiciera ningu- no. El obstetra vivía como un fracaso que se hubieran formado tantos embriones: demasiado riesgo para la madre y para los bebés.

Una vez que el parto salió bien, se armó una conferenci­a de prensa en la clínica Suizo Argentina y arrancó el raid mediático. Los chicos tenían pocos meses cuando conocieron la mesa de Mirtha y el living de Susana. La exposición tenía muchos beneficios. Las marcas los abastecier­on de ropa, pañales, remedios.

“Lo que más deseaba era ser mamá y, como tenía 35 años, quería mellizos porque no quería tener un hijo único. Se me fue la mano con el deseo”, se ríe Rocío a través del teléfono de su casa de Beccar, en San Isidro.

¿Tienen opinión formada respecto a la legalizaci­ón del aborto?

-Martina: Acá no vamos a coincidir. Estoy en contra porque creo en la vida desde la concep- ción. Me parece fantástico igual que se debata, banco que haya posturas diferentes. - Catalina: “Ojalá no haya ningún aborto, ojalá ninguna mujer tenga que estar en esa situación. Entiendo a la legalizaci­ón del aborto como una necesidad. No es una solución”. -Sofía: “Trato de no pensar en mí, porque yo no me haría un aborto. Pienso en las mujeres que no tienen recursos ni educación e intento ponerme en su lugar. Y así como pienso que debe haber un marco que regule a las mujeres que quieren abortar, me encanta que haya leyes como la de la fertilizac­ión asistida para tener hijos. Que ambos tengan derecho Los cinco concuerdan sobre la importanci­a de que se aplique la Ley de Educación Sexual Integral. “Levanto las dos manos: legal, seguro y gratuito para las que quieren ser madres y para quienes no quieren serlo”, dice Camila. ■

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G. GARCÍA ADRASTI Hoy. Sofía, Martina, Franco, Camila y Catalina Riganti. Cada uno siguió su camino pero los quintilliz­os siempre se juntan.
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Ayer. Los Riganti en el living de su casa natal. “Le poníamos cartelitos a las cosas de la heladera para saber cuál era de cada uno”.
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