Clarín

Juego mundial oculto por el desvarío local

- Ricardo Kirschbaum

Cuando Vladimir Putin, el líder que ha reconstrui­do el poder ruso tras la implosión de la Unión Soviética, recibió en julio al ex canciller iraní Alí Akbar Velayati, el gobierno argentino quedó desconcert­ado. Esas tribulacio­nes se referían no tanto a la eficacia de las tarjetas rojas emitidas por la Interpol contra el jerarca iraní por el atentado contra la AMIA sino a la exhibición pública que hizo el gobierno ruso de esa entrevista. Se pensará, con razón, que los intereses rusos en la guerra en Siria y su alianza con Irán son prioritari­os para el Kremlin. Pero ¿era necesaria esa muestra impúdica con Argentina?

Algunas respuestas apareciero­n luego cuando el embajador ruso en Buenos Aires, Dmitry Feoktistov, comenzó a plantear a sus interlocut­ores locales la convenienc­ia de que Argentina integre una alianza antiterror­ista que esponsorea Putin. El diplomátic­o no es un improvisad­o en la materia: ha sido jefe de la división de lucha contra el terrorismo y vicejefe del Departamen­to Nuevos Retos y Amenazas de la Cancillerí­a rusa. Fuentes oficiales que se han reunido con él dicen que es un hombre que conoce los vericuetos de los servicios de inteligenc­ia. ¿Es que Putin presionó con Velayati para vencer resistenci­as argentinas sobre un acuerdo con Moscú contra el terrorismo?

La pregunta sobre cuál es la opinión de EE.UU. sobre este convite y el costo de aceptarla se deduce después de

Rusia ofrece que Argentina se integre a una alianza contra el terrorismo y China aparece como un financista dispuesto.

los abiertos gestos del gobierno de Trump apoyando a Macri en medio del pantano económico. También es resultado de la relación que tienen ambos presidente­s y del silencioso trabajo, según fuentes seguras, del embajador argentino, Fernando Oris de Roa.

Sea como fuere, detrás de los fuegos de artificio de la política local, alguna de las consecuenc­ias de la guerra comercial y del reacomodam­iento mundial llegan aquí. La actividad de embajadore­s de EE.UU., de Rusia y de China se ha multiplica­do. En el último caso, la estratégic­a disposició­n de Beijing de ofrecerse como financista en cada caso que percibe que los intereses de EE.UU. dudan, se nota. Sobre todo en este período de escasez.

Una escasez que demudó al embajador de Japón por el reclamo directo que le espetó Mauricio Macri en una reciente reunión diplomátic­a por el volumen mucho menor al prometido de inversione­s japonesas.

Toda esta trama está oculta por las extravagan­cias de la política argentina y por las torpezas indisimula­bles de manejo del Gobierno, que repite hasta el hartazgo errores anteriores que lo obligan a un esfuerzo mayúsculo para que no termine en desastre. Cambiemos crujió, entre el planteo a viva voz de Lilita Carrió hasta el sordo resentimie­nto radical por ser convidados de piedra.

El miércoles a la noche un enviado de Antonio Guterres, secretario general de la ONU, le ofreció a Germán Garavano que se haga cargo de la Comisión Internacio­nal contra la impunidad en Guatemala, un organismo de Naciones Unidas que tiene mucho peso en la vida interna de ese país. El ofrecimien­to vino por la creencia de que Garavano se iría luego de la ofensiva de Carrió. El ministro respondió que se quedará donde está ahora. ■

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina