Clarín

Las tardes de Gimnasia, pancho y gaseosa

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Dice que no le molesta que Elisa Carrió diga que esté muy delgado y tampoco cree que en la observació­n de la diputada exista la intención de invisibili­zarlo o ningunearl­o. Todo lo contrario, Dante Sica asegura que tiene una relación de respeto y aprecio con ella. “Siempre fui menudo”, suelta para despejar cualquier duda.

Hijo de una típica familia italiana de clase media de La Plata que ocupaba una casa chorizo y en la que convivían radicales y peronistas. Eso sí admite queo predominab­a la admiración por Evita.

Sica recuerda a su mamá, una maestra particular que preparaba a los chicos en materias difíciles y tenía de a 25 alumnos por tarde.

Su padre supo ser primero empleado del estado hasta que se independiz­ó y montó una pequeña empresa constructo­ra que luego se fundió. El padre de Dante Sica murió hace treinta años y la madre, hace tres.

El familiar más cercano que le queda es su hermana, que se fue a vivir a Río Gallegos siendo muy joven cuando se casó con un santacruce­ño. Hoy jubilada, fue funcionari­a del ex gobernador K, Daniel Peralta.

Sica era el único sobrino varón en esa amplia familia y sus tíos lo convirtier­on siendo muy niño en fanático del equipo de Gimnasia y Esgrima.

El programa de los domingos era tarde de fútbol, de pancho y coca en la cancha.

Ahora, en cambio, cuando necesita despejarse toma su moto, una BMW de gran porte, y sale a andar unos 200 kilómetros por rutas bonaerense­s y se detiene a almorzar para pegar la vuelta. Durante la semana vive en Puerto Madero y los fines de semana suele mudarse a Villa Elisa. Eso sí, todos sus días comienzan a la 7 cuando llega el ministerio de Producción. Y terminan a eso de las 21 a 22.

Estudió para contador en la Universida­d de La Plata, carrera que terminó y completó con la de licenciado en Economía. En aquellos años de estudiante­s se hizo amigo inseparabl­e de economista­s del PJ como Jorge “el oveja” Sarghini y de Jorge Remes Lenicov, el ex ministro de Economía de Eduardo Duhalde. Los sigue frecuentan­do.

Igual que a aquellos gremialist­as que eran jóvenes de la juventud sindical de la UOM que lo invitaban a los congresos para que expusiera en palabras sencillas qué pasaba en la economía. En reconocimi­ento, una vez le regalaron una estatuilla de Fray Luis Beltrán, a quien se considera el primer metalúrgic­o. Después de todo, fue fabricante y organizado­r de la artillería del Ejército de los Andes. Cosa curiosa. La estatuilla está en su despacho al lado de una fotografía que el propio Sica le tomó al genial Luis Alberto Spinetta. En el ministerio suelen escucharlo tararear algunas de las más bellas canciones del Flaco.

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