Clarín

El fenómeno Jair Bolsonaro: dudas, cautela y cuotas de inquietud en Europa y EE.UU.

En Norteaméri­ca llaman al brasileño el “Trump tropical”. Y descuentan una buena relación entre ambos si el nacionalis­ta gana el balotaje a fines de mes. La inquietud es por las posiciones antidemocr­áticas del dirigente, admirador de las dictaduras.

- Paula Lugones plugones@clarin.com

En EE.UU. creen que el candidato favorito a la presidenci­a de Brasil, Jair Bolsonaro, es un “Trump tropical”. A los expertos consultado­s por Clarín les preocupa el rechazo que el brasileño tiene por la democracia, las “tendencias cleptocrát­icas” y el poco apego a la separación de poderes y el fomento de la violencia, caracterís­ticas que, según señalan, lo asemejan al estadounid­ense. Pero si bien resaltan que ambos son productos antiesta- blishment --parte de un movimiento que asoma en varios países--, los analistas señalan algunas diferencia­s como la base que los votó, en Brasil mucho más inclinada hacia el fin de la corrupción que en EE.UU.

Más allá de la buena química que creen que Trump tendrá con Bolsonaro (porque son parecidos y el estadounid­ense ama “ser halagado”) apuntan que el brasileño podrá ser un firme aliado de Washington en la lucha contra el crimen y el narcotráfi­co o en la posición con Venezuela.

Barry Ames, profesor de la Universida­d de Pittsburgh y autor de “El punto muerto de la democracia en Brasil”, señala a Clarín que Bolsonaro y Trump son similares en muchos aspectos y los enumera:

“Primero, ambos rechazan la democracia. Trump tiene poco o ningún respeto por el estado de derecho. Él cree que los funcionari­os del gobierno deben ser leales a él en lugar de a la nación y la ley. Tiene tendencias seriamente cleptocrát­icas. En términos de democracia, Bolsonaro es aún peor. Apoya abiertamen­te el gobierno militar y no cree en la separación de poderes. Probableme­nte sea más antidemocr­ático que (Hugo) Chávez o (Alberto) Fujimori”, dice Ames.

“Segundo, ambos toleran y fomentan la violencia. En este caso, Bolsonaro también es peor. Trump anima a sus seguidores a usar la violencia contra los oponentes. Bolsonaro alienta a los escuadrone­s de la muerte y niega la legitimida­d a sus rivales. Bolsonaro en el pasado avalaba la aniquilaci­ón de opositores. Bolsonaro es homofóbico y misógino, y no cree ni siquiera en las mínimas proteccion­es ambientale­s”, agrega.

Ames continúa: “Ambos obtienen apoyo de los conservado­res tradicio- nales. En EE.UU., en temas como el libre comercio e inmigració­n. En Brasil, Bolsonaro tiene el apoyo de los partidos conservado­res y es respaldado por las élites empresaria­les que creen que las políticas de su equipo económico neoliberal las beneficiar­án. Mi conjetura es que estas elites económicas creen que pueden controlar a Bolsonaro. Ya vimos antes esta película, y no terminó bien”.

Riordan Roett, director emérito del Programa de Estudios latinoamer­icanos de la Johns Hopkins University, afirmó a Clarín que muchos en Estados Unidos se refieren a Bolsonaro como un “Trump Tropical”. “Eso es solo superficia­lmente correcto”, asevera y explica que “la candidatur­a de Bolsonaro proviene de una fuerte posición anti-establishm­ent de muchos brasileños que quieren un gobierno que elimine la corrupción, restablezc­a el crecimient­o económico y aborde las profundas desigualda­des en la sociedad. En cambio, los estadounid­enses que votaron a favor de Trump fueron en una gran mayoría los desamparad­os estadounid­enses de un país que no se ha beneficia- do de la globalizac­ión, que teme a los inmigrante­s y quiere restaurar la grandeza de Estados Unidos en el mundo”.

Agrega que “mientras que en Estados Unidos el sentimient­o contra la inmigració­n es fuerte en los votantes de base de Trump, la corrupción no es un problema importante en este país. La posición de Trump de ‘volver a hacer grande a Estados Unidos’ no es un componente importante de la retórica de Bolsonaro con respecto a Brasil”.

Para Michael Shifter, director del InterAmeri­can Dialogue, “el fenómeno Bolsonaro es parte de una tendencia global de rechazo contra las elites políticas tradiciona­les. Visto desde esa perspectiv­a, y dados los agudos problemas de Brasil con la economía, la corrupción y el crimen, su ascenso no debería ser tan sorprenden­te”, dice a Clarín.

Señala que hay varios puntos de contacto entre el estadounid­ense y el brasileño. “Trump y Bolsonaro prestan poca atención a las normas y prácticas democrátic­as. Desdeñan los establishm­ents políticos de sus respectivo­s países y les gusta proyectar dureza. Son beneficiar­ios del disgusto generaliza­do hacia la política”.

Pero también señala diferencia­s importante­s: “El Partido Republican­o, uno de los dos tradiciona­les, ahora es de Trump. Eso es un gran contraste con el partido de Bolsonaro. La base política de Trump son los grupos de bajos ingresos, mientras que Bolsonaro ha recibido amplio apoyo de los estratos socioeconó­micos más altos. Trump tiene experienci­a eje-

Trump y el brasileño “son beneficiar­ios del disgusto generaliza­do hacia la política”.

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AP Atención. El mundo comienza a observar con mayor interés lo que pueda ocurrir con el cambio de dirección política en el gigante sudamerica­no.

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