El principal interés en la UE es que Brasil no vaya a romper con el Mercosur
cutiva en negocios de bienes raíces, Bolsonaro ha sido diputado y nunca ha dirigido nada”.
Sobre cómo cree que sería una futura relación entre Estados Unidos y Brasil si Bolsonaro resulta elegido presidente, Shifter cree que el gobierno de Trump ha sido “notablemente indiferente” hacia América Latina y Brasil no es la excepción. “Dudo de que Brasil esté en el radar de la administración Trump en este momento”.
Shifter señala que “retóricamente, puede haber convergencia entre Bolsonaro y Trump en la lucha contra el crimen y ser duro con Venezuela. Pero cualquier colaboración significativa será limitada si Bolsonaro preside un gobierno débil en Brasil, lo cual es una posibilidad real”. Además, el experto hace una advertencia: “Si Bolsonaro continúa con su enfoque para combatir el crimen y comete violaciones de derechos humanos, no todos los miembros de la administración de Trump lo aclamarán y, dependiendo de los resultados de las elecciones legislativas de noviembre, podemos esperar más voces críticas desde el Congreso de los Estados Unidos”.
Roett resalta la buena química entre ambos mandatarios. “A la administración de Trump le gustará la posición dura de Bolsonaro sobre seguridad y crimen. Trump admira a los ‘hombres fuertes’ y a los líderes autoritarios y Bolsonaro se ajusta a esa descripción. A Trump le gustará el hecho de que Bolsonaro lo admire y lo vea como un modelo para imponer la ley y el orden y luchar contra el establishment porque Trump ama ser
halagado”. “En principio, ambas administraciones podrían ser bastante compatibles, pero veremos cómo la relación evoluciona con el tiempo”.
El experto agrega que, más allá de todo, “el principal desafío en Brasil es abordar los desequilibrios fiscales, la desigualdad social y la corrupción corrosiva en el sector público. Estas no son metas prioritarias en los EE.UU., pero son los desafíos locales de Brasil para el nuevo gobierno, sin importar quién gane la segunda vuelta”. ■ Las instituciones europeas guardan silencio tras la primera vuelta de las presidenciales brasileñas y la posibilidad de que Jair Bolso- naro llegue al poder. Ni la Comisión Europea ni el Consejo Europeo –la institución que representa a los gobiernos del bloque- hicieron por el momento declaración alguna.
En la agenda europea sigue la posibilidad de acordar con Mercosur un tratado de libre comercio que se hace esperar desde hace 18 años. La hipotética victoria de Bolsonaro no tendría que suspender las negociaciones, estiman fuentes de la UE, que miran con más aprehensión las medidas que pudiera tomar en política interna, sobre todo las relativas a libertades civiles. Europa se maneja bien con democracias y con dictaduras, pero como demostró el caso venezolano, no duda en romper con democracias que se degeneran.
Bolsonaro también tiene admiradores en Europa. Son los dirigentes ultraderechistas como el italiano Matteo Salvini o la francesa Marine Le Pen, quienes ven en la hipotética victoria del brasileño una confirmación más de que movimientos como los suyos –nacionalistas y xenófobosson el futuro. Los analistas son más elocuentes. Carlos Malamud, investigador principal sobre América Latina del Real Instituto Elcano de Ma- drid, explicó a Clarín que “en líneas generales, Bolsonaro no es comparable a los ultraderechistas europeos. Comparte algunas notas xenófobas y nacionalistas, pero Bolsonaro no tiene una política definida hacia la UE mientras Le Pen o Salvini son abiertamente eurófobos. En el discurso de Bolsonaro –al contrario que en el de Donald Trump- no aparece ninguna crítica a la UE”.
El problema de Bolsonaro para Europa, dice, “es su indefinición. El multilateralismo no le gusta mucho. En materia económica empieza a rodearse de personajes tranquilizadores para los mercados y habrá que ver qué línea sigue en relaciones exteriores y quién será el canciller”. Malamud no cree que las relaciones europeas con Brasil se dañen. Considera que “si la economía va bien, otras variables van a ir relativamente bien, incluidas las relaciones exteriores”. También destaca que Bolsonaro “habla de abrir la economía de Brasil al mundo, de insertarla en un mundo más abierto, reducir el tamaño del Estado, privatizar empresas y abrir una economía muy cerrada”. Eso haría, según este experto, que las relaciones se mantuvieran.
“Otro factor que intervendrá, que no pasa directamente por la UE, es la propuesta del Brasil de Bolsonaro con Mercosur. No es tanto que pueda tener una política específica para la UE, sino que si intenta ir en contra de Mercosur eso sí puede resentir la relación porque a Europa no le gustaría que Brasil se saliera de Mercosur. Europa no va a defender a ultranza la necesidad de Mercosur, pero sería una mala noticia”. En cuanto al futuro del acuerdo comercial, Malamud cree que “Bruselas, como muchas otras diplomacias, va a esperar y ver. La incertidumbre es enorme. Si los pronósticos en torno a la política económica se cumplen no habría obstáculo. Si por el contrario se lanza a una política abiertamente antidemocrática que avasalle las libertades individuales pondría a Bruselas en un compromiso y haría que tomara cierta distancia del régimen”. ■
“Si los pronósticos en torno a la política económica se cumplen, no habría obstáculos”. BRUSELAS. ESPECIAL Martin Idafe