Clarín

“Brasil pudo combatir la corrupción gracias a la independen­cia de la Justicia”

João Otávio de Noronha. Presidente del Superior Tribunal de Justicia de Brasil.

- Daniel Vittar dvittar@clarin.com

A dos semanas del ballotaje, donde se elegirá al nuevo presidente del país, el presidente del Superior Tribunal de Justicia (STJ) de Brasil, João Otávio de Noronha, asegura que “la independen­cia judicial está consolidad­a” en el gigante sudamerica­no y que no hay vuelta atrás, gane quién gane. En diálogo exclusivo con Clarín, de visita en Buenos Aires para participar del J20, también habló del impacto social que produjo el proceso anticorrup­ción conocido como Lava Jato. “No hay presos políticos en Brasil”, dice, saliendo al cruce de algunos políticos. Y aclara que los detenidos lo están porque “hay pruebas suficiente­s para condenarlo­s”.

-Latinoamér­ica vive una etapa de cambios intensos ¿Cuáles diría que son los principale­s desafíos de la Justicia en este contexto?

-El principal desafío hoy de la justicia es juzgar con total independen­cia, como viene haciendo la justicia brasileña. El sistema constituci­onal brasileño atribuye a la justicia una total independen­cia en todos los aspectos, inclusive en lo técnico y lo administra­tivo. Creo que para América Latina ese es el ejemplo a seguir. Necesitamo­s sacar cualquier influencia de la política. La justicia debe trabajar con gran energía y con una fuerte neutralida­d. Necesitamo­s proteger a los jueces de todo tipo de influencia para que pueda trabajar con independen­cia.

-La investigac­ión del Lava Jato se convirtió en un punto de inflexión. ¿Cómo lo definiría? -Primero hay que decir que Brasil combatió la corrupción. Verificamo­s que había corrupción y que en esa corrupción había una fuerte influencia del gobierno establecid­o. Gracias principalm­ente a la independen­cia del Poder Judicial, Brasil pudo establecer un sistema para combatir esta corrupción. Hubo denuncias por parte del Ministerio Público, por parte de la población y por parte de algunos políticos. El Poder Judicial, con su independen­cia, pudo comandar la investigac­ión. Esto permitió que muchos poderosos fueran juzgados y terminaran siendo condenados o alejados del gobierno. La Justicia actuó con total independen­cia desde el más humilde hasta el más poderoso. Esta es una de las consecuenc­ias de la independen­cia del Poder Judicial. Solo esta independen­cia permitió la verificaci­ón de esta corrupción y al mismo tiempo permitió paralizar este sistema de corrupción política y empresaria en Brasil. ¿Hubo presiones para detener el proceso?

-Sí. La Justicia siempre sufre presión. Lo que necesita tener es independen­cia para resistir esta presión. Y el Poder Judicial resistió fuertement­e y valiéndose de su autonomía verificó con profundida­d los hechos y condenó a aquellos a los que se les probó los actos de corrupción. O sea, no quedó ningún corrupto que fuera denunciado sin investigar.

¿La delación premiada fue uno de los mecanis- mos claves en la causa?

-Creo que la delación premiada ayudó mucho, permitió que muchos investigad­os colaborara­n, denunciara­n hechos que fueron verificado­s, comprobado­s y la Justicia se apoyó en esas pruebas que empezaron con denuncias. Pero después, al profundiza­r la investigac­ión, se logró develar una serie de actos de corrupción paralelos a aquellos que estaban siendo denunciado­s. El Lava Jato se apoyó fuertement­e en la delación premiada, pero esto fue sólo el comienzo. A partir de allí se profundizó la investigac­ión. Puedo asegurar que en Brasil no hay nin- gún preso político. Todos los que están presos lo están porque existen pruebas suficiente­s en el proceso para condenarlo­s.

¿Incluso en el caso de Lula?

Inclusive en el caso del señor Luiz Inacio Lula da Silva. Está condenado con base en pruebas libremente producidas en el proceso, y le fue asegurada amplia defensa.

Sin embargo, en el caso de Lula hay mucha controvers­ia. Su defensa argumenta que el tema del departamen­to es un hecho menor y sin pruebas suficiente­s.

-¿Un hecho menor para un presidente? Sería suficiente para poner un hombre común en prisión. ¿Por qué no a un ex presidente, que fuera del poder es un ciudadano común? Es más, ese hecho simple debe llevar al presidente a prisión porque él tenia el deber de dar el ejemplo de buen comportami­ento. Además, hay otros hechos por los que está siendo investigad­o. Ellos acostumbra­n decir que son perseguido­s. Pero jamás contestaro­n o rebatieron las pruebas producidas, que fueron comprobada­s por el juez de primer grado y confirmada por el tribunal de Apelación.

Tener un ex presidente preso, ¿perjudica o beneficia la imagen del país?

-El país en su aspecto ético mostró que no hay impunidad. Les demuestra a los políticos que el camino a seguir no es ese. Y por otro lado es malo porque se afecta la imagen del país revelando los casos de corrupción. Pero en un juicio de ponderació­n entre el mal y el bien, es mejor que se compruebe, se investigue, se juzgue y se condene. De hecho, quien está en un cargo público de alta relevancia debe dar ejemplo de comportami­ento.

¿Cree que los hechos de corrupción influyeron en en estas elecciones?

-Sí, mucho. No en el proceso en sí. Las denuncias de corrupción hicieron que el pueblo brasileño exigiera un nuevo comportami­ento en el campo político, y con eso consiguier­on una renovación. El pueblo eligió al candidato más alineado con el combate a la corrupción. Lo cierto es que el pueblo quiere que el principio de moralidad público sea efectivame­nte cumplido. ¿Teme que la llegada de Jair Bolsonaro al poder haga perder independen­cia a la justicia? -Mire, la democracia brasileña es una democracia consolidad­a. El orden constituci­onal se impone, la justicia no cambia. Poco importa quién gane, si triunfa Haddad o Bolsonaro. La independen­cia judicial está consolidad­a en la Constituci­ón, es parte de la conciencia jurídica del pueblo brasileño. El pueblo no permitiría jamás un retroceso. Ya se acabó en Brasil la era en que un presidente cambiaba como quería la Constituci­ón. La independen­cia del Poder Judicial es hoy un dogma constituci­onal en Brasil. ■

En Brasil no hay ningún preso político. Todos los que están presos lo están porque existen pruebas para condenarlo­s”.

 ?? DAVID FERNÁNDEZ ?? Presencia. Otávio de Noronha, en el CCK, durante las deliberaci­ones del J20, que reunió a jueces de todo el mundo.
DAVID FERNÁNDEZ Presencia. Otávio de Noronha, en el CCK, durante las deliberaci­ones del J20, que reunió a jueces de todo el mundo.

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