Clarín

Los “cazadores” que se arriesgan a las picaduras para crear antídotos

Un documental web muestra la tarea de los biólogos que buscan y manipulan serpientes, escorpione­s y arañas.

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A Emiliano Lértora le dicen que está loco. “Sí, sí”, dice él. Obvio. Es biólogo y gran parte de su trabajo consiste en convivir y manipular animales peligrosos. Serpientes enormes y otros bichos complicado­s, como arañas, escorpione­s y alacranes.

¿Con qué necesidad? Una muy importante: forma parte del equipo del Instituto Malbrán que se dedica a producir antídotos que salvan vidas. El Veneno que cura: el título de la segunda entrega de Documental­es Clarín que se presenta hoy en Clarin.com. La producción se mete en el corazón del Instituto Nacional de Producción de Biológicos. Las cámaras están adentro de los recintos donde, en pleno Buenos Aires, viven las serpientes y animales de otras especies que se usan para producir los sueros que se aplican a las personas que sufren picaduras venenosas graves.

Los biólogos salen en expedicion­es a buscar las especies. Es una tarea temeraria. Van a cementerio­s, a casas; a veces se internan en la selva. Trabajan con luz ultraviole­ta para encontrar de noche a las presas.

En el Malbrán se producen por año unos 25.000 de estos sueros anti veneno. La mayoría son para aplicar a víctimas de alacranes. Los biólogos también se ocupan de criar al alimento para estos animales: los escorpione­s, por ejemplo, comen cucarachas.

En este trabajo todos los momentos son peligrosos. “Siempre hay riesgo de tarascón”, dice Emiliano Lértora, habilidoso manipulado­r de serpientes. El biólogo explica que hay que tener un actitud “firme y segura”. Y que sólo una vez lo mordieron, en una mano: “Me toco y siento los dientes encapsulad­os.”

En el instituto de Barracas trabajan con serpientes de coral, cascabel y yarará. También con arañas viuda negra y del rincón, entre otras. Las provincias de la región noreste son las que más reclaman antídotos: Formosa, Corrientes y Chaco.

El trabajo es intenso y constante. Una prueba es que para obtener 1.500 dosis de antídoto para picadura de escorpión hay que juntar entres 500 y 800 animales. No resisten una extracción de detrás de otra y es necesario espaciarla­s para que puedan rendir.

El documental de Clarín muestra el trabajo del biólogo Lértora en todas sus facetas. En la búsqueda, selecciona­ndo animales, ordeñándol­os para sacarles el antídoto. Las imágenes son impresiona­ntes. Él siente pasión por lo que hace. Piensa que el momento culminante está afuera del laboratori­o: “Cuando vamos a un hospital y vemos a un niño que está tratado y hace dos semanas le pusieron 5 ampollas de un antídoto, ahí nos damos cuenta de que es una locura lo que estamos haciendo.” ■

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FOTOS: GABRIEL PECOT En acción. Emiliano Lértora es uno de los biólogos que trabajan en el Instituto Malbrán.
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Peligro. Los especialis­tas aseguran que la clave para reducir riesgos es tener una actitud “firme y segura”.

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