Rossi puso el alma y su talento arriba del kayak y se quedó con el bronce
“Me llevo una experiencia que nunca voy a olvidar”, aseguró el sanpedrino. “Es un soldado”, dijo su DT.
Valentín Rossi lo hace otra vez. Y otra vez más. Como todos los días. Como en los tiempos en los que con 10 u 11 años ya se comportaba como un adulto en el club que lo formó y que lo impulsó, el Náutico San Pedro. En el dique 3 de Puerto Madero va por más. Y por eso en el K1 de canotaje se quedó con la medalla de bronce.
“Es un soldado. Si le decís que para mejorar tiene que tirarse del puente más alto de la Provincia de Buenos Aires, se tira”, le cuenta a Clarín Carlos Bustos, uno de los entrenadores del palista. Que agrega: “Para entrenar es un robot. Está metido todo el tiempo. Es ejemplo para sus compañeros desde que empezamos a trabajar con él, en 2014, cuando tenía 12 años”.
En las series de la mañana había terminado tercero con un tiempo de 1m40s93. Lo habían superado el checo Tomas Hradil y el belga Jules Vangeel. A la tarde, tiempo de definiciones, el argentino superó en los cuartos de final al sudafricano Pierre van der Westhuizen y en la semifinal resignó sus chances de oro ante el húngaro Adam Kiss, con el azar desfavorable del viento en contra. Kiss había resultado también su verdugo en la lucha por el bronce en el clasificatorio de Barcelona. Luego, por el tercer puesto, le ganó con claridad al polaco Wojciech Pilarz en su mejor carrera de la jornada. Kiss obtuvo la medalla de oro ante el belga Vangeel.
“Desde el 2014 me preparaba para conseguir una medalla. Agradezco el apoyo de mi familia porque me cuida en todo lo que necesito para ser un mejor atleta. La gente me dio el último empujón. Me llevo una experiencia que nunca voy a olvidar. Esto es algo increíble y me siento orgulloso”, le contó Rossi al sitio oficial de los Juegos Olímpicos. No tenía el celular encima. No quería perder un segundo de concentración. ■