Clarín

Más que un amistoso Argentina-Brasil, N° 100

Juegan desde las 14.45 en Arabia Saudita. El renovado equipo de Scaloni, frente a su examen más duro.

- Enrique Gastañaga egastanaga@clarin.com

Demasiado se juega Argentina contra Brasil. Por tratarse de un amistoso, es mucho. Que se trate del clásico 100 en la historia pasa a ser un detalle. Frente a un rival híper pesado, muy bien rodado y con un caudal individual que impacta, la Selección Nacional expone a este ciclo de transición que incluye a un cóctel más que amplio de jugadores nuevos que pretende consolidar­se, a un par de referentes que apuestan a mostrarse vigentes, a un entrenador interino que quiere fortalecer­se y a un presidente de la AFA que necesita tranquilid­ad. Al cabo, ocho claves deberá resolver Argentina...

1) El arquero histórico. Será una prueba total para Sergio Romero. Aunque ya estuvo en cancha con Irak, casi no le patearon. Al cabo, con- tra la jerarquía de Brasil, coronará su regreso de verdad a la Selección después de aquella paliza ante España que incluyó su reemplazo por lesión. Argentina buscará sus primeras señales de seguridad en el arco. La distensión polémica de Franco Armani le regaló a Chiquito esta posibilida­d gigante.

2) La vuelta del caudillo. Se tratará del retorno de Nicolás Otamendi a la Selección tras la frustrante aven- tura rusa. Nadie duda de sus cualidades. Sin embargo, las intrigas se relacionan con su actualidad. No redondeó un buen Mundial y tampoco es dulce su actualidad en el Manchester City. Aunque la dupla Germán Pezzella - Ramiro Funes Mori se había repetido en la Era Scaloni, el técnico elige a un hombre de máxima experienci­a para sostener al equipo desde atrás. Otamendi defenderá el prestigio de los históricos.

3) El nuevo 9. Mauro Icardi representa tal vez la individual­idad más potente de la renovación que pretende impulsar Scaloni. El goleador será la cara ofensiva número uno ante Brasil. Todavía no pudo mudar a la Selección Mayor los goles que grita a repetición en el Inter. Por eso se aguardan sus impactos en este clásico. Es tan urgente como necesario que el nuevo 9 aparezca.

4) El recambio. Se reclamaban modificaci­ones en la Selección. Se exigían otros rostros, sangre nueva. Interpretó Scaloni ese pedido reforzado por la realidad y les dio lugar a muchos futbolista­s que recién suman sus primeros minutos celestes y blancos. Para ellos, responder con altura ante Brasil significar­á una plataforma especial. Empezarían a ganarse un espacio en este camino diferente. En ese grupo, por ejemplo, se encuentra Giovani Lo Celso, quien ya dio las primeras señales positivas en la gira pasada. Tal vez el volante del Betis sea el paradigma en la mitad de la cancha, una de las zonas más observadas durante el Mundial.

5) La gambeta. Tiene Argentina una necesidad imperiosa de combinar verticalid­ad con cambio de ritmo y de atrevimien­to, todo eso que en Rusia no regaló. Y en esa búsqueda que no es sencilla porque no sobran intérprete­s celestes y blancos que combinen esas cualidades, existirá la chance de observar en el clásico de

entrada a Angel Correa, el ex San Lorenzo cada vez más importante en el Atlético de Madrid de Diego Simeone. ¿Sabrá Angelito transforma­rse en ese factor desequilib­rante que ruega la Selección?

6) El poder brasileño. A Tite no lo convenció la producción de su equipo en el último amistoso con triunfo 2-0 ante Arabia Saudita. Hasta cerró una práctica, algo no habitual. Decidió poner el mejor equipo en el clásico, una versión ya súper rodada, todo lo contrario de Argentina, una diferencia que en principio asusta. En definitiva, es un rival de riesgo. Valga el lugar común: Brasil siempre es Brasil.

7) El desafío de Scaloni. Sin dudas, Brasil representa la exigencia mayor para el entrenador argentino, que eligió fortalecer el mediocampo sabiendo que es una zona vital. Después, claro, habrá que ver cómo Argentina combate en cada mano a mano. ¿Cómo se las arreglará Renzo Saravia, por ejemplo, con Neymar? ¿Habrá auxilio para el lateral de Racing? La mano de Scaloni será imprescind­ible que nunca en la construcci­ón colectiva y también para oxigenar con acierto en los cambios.

8) La paz de Tapia. Para esta Selección de transición y para un presidente de la AFA que no cuenta con un entrenador claro para nominar como definitivo a partir de diciembre, gambetear un papelón ante Brasil sería igual a mucho más que un alivio. Es más, una producción sobria y hasta con victoria le posibilita­ría a Tapia, en un ambiente híper exitista, gestionar la búsqueda del nuevo técnico sin tantas presiones alrededor. Y hasta podría posicionar a Scaloni como una alternativ­a potable de continuida­d por lo menos hasta la Copa América del año próximo. Vaya si el clásico tiene valor para Argentina.

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Cartas de ataque. Neymar e Icardi.
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REUTERS Neymar. La bandera de Brasil, eje del juego y goleador para el equipo de Tite.
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AFP Mauro Icardi. En racha en el Inter, todavía tiene que demostrar en la Selección.

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