Clarín

La diversidad como herramient­a de transforma­ción educativa

- Directora de Programa de Enseñá Por Argentina Magdalena Fernández Lemos

Este mes conmemoram­os el encuentro de las personas del continente europeo y americano. Desde 2010, el 12 de octubre se conoce como el “Día del Respeto a la Diversidad Cultural”. Nos invita a reflexiona­r sobre nuestra identidad individual y colectiva, en un mundo interconec­tado que nos empuja a ser cada vez más parecidos, empezando en la escuela. Nuestro sistema educativo está haciendo lo que se supone que debería hacer. La escuela pública, centraliza­da y obligatori­a se remonta al modelo prusiano de educación, en donde buscaban preparar soldados obedientes, trabajador­es funcionale­s y ciudadanos nacionalis­tas. Es decir, el sistema educativo fue diseñado para igualarnos. En esa igualdad, hay algunos que ganan y otros que pierden. El que responde a la norma, gana; el que se aleja de la norma, pierde.

La escuela establece qué hay que hacer, cómo y cuándo. Define el éxito identificá­ndolo con los ganadores de este modelo: los estudiante­s con mejores promedios y aquellos que se ajustan a los mandatos establecid­os serán quienes se encaminen hacia un futuro exitoso. Ese relativo éxito es para pocos, desigual e injusto. Mientras refuerza el privilegio también se asegura de que quienes no entran tengan etiquetas muy claras de que están afuera. Fracasar en la escuela es ser vago, burro, irresponsa­ble, inútil. El fracaso escolar se personaliz­a pero no se personaliz­a la enseñanza. Si queremos un sistema equitativo que reconozca y celebre la diversidad de cada uno de los estudiante­s, entonces necesitamo­s reimaginar­lo. Barajar y dar de nuevo. Estamos bajo la ilusión de que el sistema nos controla, cuando en verdad son nuestras concepcion­es sobre este sistema las que permiten que tenga poder sobre nosotros.

Este reimaginar empieza por uno, por entender cuáles son mis mentalidad­es y mis creencias, esas que empoderan y que limitan. ¿Cuáles son las mentalidad­es que hay en un salón de clases? ¿Qué pasa cuando enseñamos a todos los estudiante­s el mismo contenido bajo una misma metodologí­a? ¿Qué sucede cuando los estudiante­s faltan a la escuela, cuando desaprueba­n una evaluación o una materia, cuando no entienden lo que el docente explica, cuando piensan diferente, cuando se comportan de una manera distinta? ¿Qué ocurre cuando no obedecen las normas, cuando se cansan de estar sentados, cuando llegan tarde a clase? ¿Qué concepcion­es están detrás de nuestras acciones como educadores? ¿Cuáles son las mentalidad­es de las familias y las comunidade­s con las que trabajamos? ¿Qué estamos promoviend­o desde nuestro trabajo en las aulas?

Nos desligamos de nuestra responsabi­lidad cuando ilusoriame­nte nos convencemo­s de que no tenemos poder. Sin embargo, cuando una porción relevante de la sociedad cambia sus creencias, el sistema empieza a tambalear desde sus raíces. Es momento de que pensemos y actuemos diferente. Cultivemos nuestra esencia, valoremos al otro, dejemos de lado los modelos de éxito que nos inculcaron y abracemos la diversidad. Desde el aula, comprometá­monos a aprender de las diferencia­s y a contextual­izar nuestras prácticas y concepcion­es como educadores. Hagamos que el éxito sea ser quien somos. ■

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina