Clarín

Los estudiante­s ahora usan muñecos con alta tecnología para sus prácticas

Método pedagógico. Es una simulación clínica que recrea, con mucha fidelidad, distintas situacione­s de un hospital.

- Gonzalo Herman gherman@clarin.com

Victoria empieza con el trabajo de parto. Suena el bip simétrico del electrocar­diógrafo. Su marido la consuela y habla con la enferma que le pregunta cómo se va a llamar el bebé. Ella se queja, está asustada. Las enfermeras la tranquiliz­an y le aplican sedantes. Comienza el parto y Victoria hace fuerza. Gime, grita, le duele. Con ella está la obstetra que la motiva y le dice que siga empujando. De a poco el bebé asoma hasta que sale completame­nte. Enseguida le hacen los estudios y lo limpian. Se lo entregan. Después la obstetra, con mucho cuidado, tira del cordón umbilical, que ya había cortado, y saca la placenta. Se la muestra Victoria, que por fin descansa con su bebé recién nacido.

En ese momento se escuchan los aplausos de los estudiante­s de enfermería, que miraron con mucha atención el parto simulado. La escena fue tan real que hasta uno de los enfermeros que participó del falso nacimiento contó después que "sintió la adrenalina de uno real".

Victoria es un biosimulad­or. Un muñeco de alta fidelidad que tiene pulso, latidos y presión sanguínea. Ella forma parte del Programa Nacional de Formación de Enfermería (Pronafe), que en el Instituto Nacional de Educación Tecnológic­a (Inet) montó un centro de práctica que revolucion­a la carrera de enfermería.

En el parto simulado participar­on varios médicos, que hicieron de ellos mismos en un nacimiento real, y una actriz que desde una cabina, con un micrófono, interpreta­ba la voz de Victoria, la cual salía por unos parlantes.

"La simulación es una metodologí­a de enseñanza contextual, que posibilita la aplicación de conocimien­to teórico al mismo tiempo que los estudiante­s de enfermería desarrolla­n sus habilidade­s clínicas de razonamien­to en ambientes que replican similarmen­te la práctica real y no presenta riesgo para los pacientes", explica a Clarín el doctor Gabriel Muntaabski, coordinado­r de Pronafe.

El problema antes era que los enfermeros debían realizar sus prácti- cas en los hospitales y era un trámite bastante engorroso ya que nunca tenían contacto con el paciente y sólo podían mirar.

"Acá la idea es que se equivocan y aprendan", agrega Muntaabski, quien asegura que este método ya se usa en los Estados Unidos y en distintos países de Europa.

"Fue una experienci­a muy linda presenciar esta simulación porque por fin vemos cómo es trabajar en equipo", dijo Cintia, que está en tercer año de enfermería.

Su compañera Carmen coincidió y agregó: "Aprender de esta forma nos va dar más seguridad cuando tengamos que enfrentar una situación real", dijo.

El Profane también está construyen­do tres salas de simulación de alta fidelidad que recrean con exactitud la de un hospital real y que estarían listas a fin de año.

"Aquí los estudiante­s van a realizar las prácticas, donde van a tener distintas situación. Un parto, un infar- to y un chico con problemas respirator­io. Esto además se filma y se lo muestra a los alumnos para que analicen en qué estuvieron bien y en qué se equivocaro­n", agrega el titular del programa.

También crearon un aula móvil de simulación clínica de enfermería que va a recorrer el país para que estas nuevas prácticas lleguen a institucio­nes que no tiene la posibilida­d de trasladar a sus alumnos, docentes o enfermeros a la Capital.

Todo esto forma parte de un plan para cubrir los 50.000 enfermeros que faltan en el sistema de salud. Para ello ahora la carrera es de tres años. Lanzaron un sistema de becas estudiante­s para estimular las inscripcio­nes y además distribuye­ron 14.000 mochilas con instrument­o técnicos que ayudan a los alumnos a realizar las prácticas. ■

Uno de los enfermeros del falso nacimiento contó que “sintió la adrenalina de uno real”.

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