Clarín

La ilusión de los chicos del futsal chocó contra la solidez de Brasil

Aunque levantaron un 0-2 no pudieron dar vuelta el partido. Por el tercer puesto el rival del jueves será Egipto.

- Mauricio Codocea mcodocea@clarin.com

Más de uno habrá entendido, con estos Juegos Olímpicos de la Juventud, que todos los deportes pueden resultar convocante­s en el ámbito adecuado. Sin embargo, la Argentina respira fútbol, come fútbol, sueña fútbol y vive fútbol.

Sin medias tintas. Con todo lo bueno y lo malo que ello implica. Y, aunque el futsal no es el fútbol, es lo que más se le parece. Por eso el fervor. Por eso las cinco cuadras de cola desde bien temprano. Por eso el ingreso al parque cerrado y la capacidad del estadio colmada desde las 14, seis horas antes de que jugara Argentina.

En ese marco, el más imponente en cuanto a público ya que el estadio de Tecnópolis es el más grande de Buenos Aires 2018, 6.500 personas goza- ron y sufrieron y se fueron a casa tras el triunfo de Brasil por 3 a 2, que significó la clasificac­ión del equipo brasileño a la final y que los argentinos deban jugar ante Egipto por el bronce.

Bastó que terminara la primera semifinal, entre Egipto y Rusia (triunfo de los europeos 3-1 y pase a la final), para que el público adoptara clima de Superclási­co sudamerica­no. Fue suficiente con haberles preguntado a los que ocupaban asientos, compraban una hamburgues­a o se sentaban fuera del recinto a ver el partido por pantalla gigante: les despertaba más este duelo que el amistoso que la selección mayor de fútbol 11 jugará también con el máximo rival.

Entonces, los cantitos fueron apareciend­o. El puñado de brasileños (unos 35, ubicados tras un arco) no se amedrentó ni mucho menos. Y el duelo tomó color, aunque con los recaudos del caso: seis policías -tres de cada lado- en el pequeño sector que ocupaban los visitantes.

Alcanzaron 40 segundos para que Guilherme, el 9 de camiseta amarilla mandara al fondo del arco de Christian Vargas la primera pelota de la noche. Y dos minutos y medio para que Rufino y Neguinho dejaran las piernas arriba en una disputa de balón y se pusieran cara a cara en un duelo de guapos. Brasil jugó y mandó y se acercó cada vez más al gol y, aunque no generaba demasiadas chances, aumentó con Neguinho. Si hubo algo para rescatar de los chicos argentinos fue que, si bien ese segundo golpe podría haberlos dejado nocaut, se sobrepuso enseguida.

La gente se levantó con un par de llegadas, pero mayoritari­amente fueron todo nervios, frustració­n, pedidos de faltas ante el juego al límite de los brasileños, que por esa presión llegaron al límite de faltas. Y recién ahí, en el primer lanzamient­o por acumulació­n de infraccion­es, Agustín Raggiati gritó el descuento. Ese fue el golpe de calor que necesitaba­n las 6.500 almas para dedicarse de nuevo al aliento. Sin mucha elaboració­n pero con mucho ímpetu, los chicos empezaron a apretar a Brasil, al que le costó asimilar el cimbronazo.

El entretiemp­o devolvió un poco el espíritu olímpico, lejos de la tensión clásica futbolera. Hasta un muchacho se animó a cruzar el pasillo y sacar a bailar a una brasileña al ritmo de Rodrigo. Fue una buena manera de descomprim­ir el clima que se había vivido hasta hacía sólo un rato. Pocos le prestaron atención a la mascota Pandi, pero casi nadie se quedó sentado cuando sonaron también Los Palmeras.

Y la alegría se prolongó por el golazo de Rufino, el pibe que se llevó el Barcelona, a los 50 segundos del segundo período. Pero todo el empuje y las ganas con las que los chicos se estaban llevando puestos a Brasil se hicieron añicos con el grito de Breno. La temperatur­a del estadio descendió a bajo cero.

Cuando quedaban menos de dos minutos, y Argentina comenzó a jugar con el “arquero volante”, se llegó al punto máximo de desazón. Estuvo lejos Argentina del empate, había muchos nervios. Sin embargo, al final ganó el agradecimi­ento y el “cada día te quiero más”. Ante el mejor de todos, Argentina cayó con dignidad.

Lamentable­mente empezamos mal y remontar los dos goles que nos hicieron nos costó bastante. Con el 2 a 2 tuvimos algunas situacione­s pero no pudimos marcar” Santiago Rufino

Jugador de Argentina

 ?? G. ADRASTI ?? Euforia por un lado, decepción por el otro. Se abrazan Neguinho (el 6) y Caio (el 5), de Brasil. Se resigna en el piso el argentino Raggiati.
G. ADRASTI Euforia por un lado, decepción por el otro. Se abrazan Neguinho (el 6) y Caio (el 5), de Brasil. Se resigna en el piso el argentino Raggiati.

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