Clarín

Osorio ganó la medalla de plata en el nombre del padre y de su ídolo

Sumó 150,28 metros y quedó detrás del finlandés Laine y delante del checo Florian.

- Luciana Aranguiz laranguiz@clarin.com

Cuando se realizó la primera edición de los Juegos Olímpicos de la Juventud en 2010, Agustín Osorio tenía 9 años y vio por televisión como Braian Toledo, el pupilo de su papá Gustavo, festejaba su consagraci­ón en aquella cita de Singapur. En ese momento empezó a soñar con subirse él también a un podio olímpico. Pero no se quedó con el sueño. Entrenó y se dedicó a ese deporte que había aprendido a amar en su casa de chiquito. Y en Buenos Aires 2018, con su ídolo alentándol­o desde la tribuna, hizo ese anhelo realidad.

El bonaerense consiguió una medalla de plata en lanzamient­o de jabalina -la misma disciplina en la que había ganado hace ocho años Toledo- tras quedar quinto en la segunda etapa de la prueba con 74,25 metros. Esa distancia, sumada a los 76,03 que había conseguido el martes, que fue su mejor marca personal, lo dejó segundo en la clasificac­ión general con 150,28 metros, detrás del finlandés Topias Laine, oro con 153,42.

“Antes de estos Juegos estuve viendo videos de ese momento de Braian en Singapur y me hizo soñar más con subirme a un podio. Llegué a Buenos Aires 2018 con el objetivo de quedar entre los tres mejores y acá estoy, con la medalla de plata, muy contento. Y más feliz porque lo conseguí con mi papá. Tenerlo como entrenador me da mucha más confianza y hace que esto sea más especial”, contó.

Al lado suyo estaba Gustavo Osorio, que lo miraba con orgullo. Cuando tuvo que ponerse en el papel de entrenador y explicar por qué su hijo se había llevado una medalla, no lo dudó. “Porque tiene una mentalidad muy competitiv­a y, además, una muy buena manera de expresar la técnica propia del lanzamient­o”, explicó.

La cabeza de Osorio se vio durante la competenci­a, que no arrancó de la mejor manera. Porque su primer lanzamient­o fue nulo, pero él no se desconcent­ró y en el segundo consiguió esos 74,25 que le terminaron asegurando el podio.

“Después del primer nulo no quería otro. Así que tiré sin todas las ganas, pero buscando asegurar una marca. Y conseguí una que me posicionó segundo”, dijo. Y aseguró: “Nunca sentí presión ni nervios. Después de la primera etapa el martes ni pensaba en lo que iba a pasar en esta segunda. Tal vez tuve un poquito de ansiedad, pero la supe controlar bien”.

En la definición de esa plata hubo suspenso hasta el final. Al menos para Osorio, que pensó que había terminado tercero detrás del checo Martin Florian, a quien superó por apenas cuatro centímetro­s.

Ya festejaba el tercer lugar cuando su nombre apareció como subcampeón y él reaccionó con asombro.

“Pensé que el checo me había pasado con su último lanzamient­o. Después miré la pantalla y vi que no fue así. Y fue mucha más alegría. Una medalla de bronce no es poca cosa, pero una de plata es mejor. Este es el resultado de un montón de cosas. De la constancia para entrenar, del trabajo, de los sacrificio­s que se hacen, de perderse tiempo con los amigos y la familia. Pero si te gusta el deporte, todo eso vale la pena”, comentó.

Entonces, con la plata ya en su poder, llegó el momento de disfrutar. Primero, con la gente en el estadio del Parque Olímpico. Y después, en la intimidad, con esos que lo conocen mejor que nadie. “Estuve con mi mamá Cándida y mi abuelo Justo Juan, que me acompañó un montón cuando estuve lesionado. Lloramos juntos. Devolverle­s todo eso con una medalla es muy lindo”, contó.

Osorio cumplió ese sueño que tenía. Y ahora sabe que los Juegos Olímpicos de la Juventud pueden ser un trampolín para mucho más. ■

 ?? PRENSA COA ?? En acción. Agustín Osorio recordó cuando a los 9 años lo vio a Toledo obtener el oro en Singapur 2010 de la mano de su papá Gustavo.
PRENSA COA En acción. Agustín Osorio recordó cuando a los 9 años lo vio a Toledo obtener el oro en Singapur 2010 de la mano de su papá Gustavo.

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