Como Gardel, Freddie canta cada día mejor
El álbum repasa la obra de Queen, con un sonido que revitaliza canciones eternas y unas cuantas rarezas.
Días atrás, ante la pregunta acerca de qué música le gusta escuchar fuera de la ópera, el tenor brasileño Atalla Ayan, que interpreta a Rodolfo en la puesta de La Bohème que subió el 12 de octubre en el Teatro Colón, no dudó ni un segundo. “Me gusta Queen”, dijo. Y sentenció: “Freddie Mercury es el mejor cantante del mundo”.
Y seguramente no es casual que lo haya dicho en presente; de algún modo, el cantante nacido en Zanzíbar hace poco más de 72 años es de esos no tantos elegidos cuyo recuerdo se resiste a ser parte del pasado. Lo mismo que Gardel, al escuchar la banda sonora de Rapsodia Bohemia, que saldrá a la venta el viernes, uno podría asegurar sin temor a equivocarse que Freddie cada día canta mejor.
Es que si bien es cierto que la discografía de la banda británica debe estar entre las que más veces, y desde hace más tiempo, vienen siendo remasterizadas y reeditadas, el trabajo de Bob Ludwig es un upgrade más, que permite descubrir nuevos ingredientes nunca antes saboreados en un generoso menú.
Entonces, hits como Crazy Little Thing Called Love, Another One Bites the Dust o Who Wants to Live Forever -siempre conmocionante, como The Show Must Go On- suenan aún mejor que antes, que no es poco; mientras canciones de los primeros tiempos del grupo como Killer Queen, Somebody to Love o las mismísima Bohemian Rhapsody adquieren aún mayor dimensión y brillo.
Las rarezas están encabezadas por una nueva versión de Doing All Right, tema grabado inicialmente por Smile, la formación previa a Queen que integraron Brian May y Roger Taylor, quienes se reunieron en Abbey Road con el cantante del grupo, Tim Staffell, para registrarlo nuevamente, cinco décadas después de su grabación original. Luego, sería incluido en el álbum debut del cuarteto.
En el mismo lote de “material por (re)descubrir”, la versión de Fat Bottomed Girls registrada en París en 1979 durante la gira de presentación de Jazz estaba hasta ahora disponible en ediciones piratas, mientras que la interpretación a dúo de May y Mercury de Love of My Life, en el Rock in Rio de 1985, tenía sólo su edición en video.
En tanto, la nueva mezcla de We Will Rock You fue hecha especialmente para el filme, del mismo modo que una Don’t Stop Me Now “revisited” combina a aquel Mercury con un May actualizado. Acaso como síntesis de un combo cuyo ordenamiento lo impone el relato cronológico que Bryan Singer eligió seguir en su biopic, que tendrá su estreno local el 1° de noviembre.
Sin embargo, fuera de la hoja de ruta que propone la trama de la película, la lista de temas -que incluye la secuencia Bohemian Rhapsody / Radio Ga Ga / Hammer to Fall / We Are the Champions, extraída de la presentación de Queen en el recital Live Aid, en 1985-, y su progresión, invitan al abordaje integral de la obra de Mercury, May, Taylor y Deacon.
Y también a revalorizar las distintas etapas de sus 21 años de trayectoria como partes de un todo -una vez más, en este punto resulta esencial el aporte de la ingeniería de sonido de Ludwig- que mantiene una formidable vigencia.
La personificación de Singer, cuyos trailers alimentan la expectativa, juega en paralelo con la continuidad del vivo -hoy con su baterista y su guitarrista como base-, más el histriónico Adam Lambert en la difícil tarea de ponerle voz a canciones eternas. ■