Paradigmas y paradojas de las verdades
Es sabido que, en la Modernidad, para que un conocimiento sea considerado científico, se lo debe someter a toda clase de pruebas empíricas. Tal es el caso de “La Máquina de la Verdad Universal”, un descubrimiento que deja atónita a la Comunidad Académica Mundial. Ante la afirmación: “Dios existe”, la máquina niega que esa sea “La Verdad Universal”. Esto desata una serie de conflictos, principal- mente, en la institución eclesiástica. Mucha gente se suicida, las iglesias cierran, representantes de todas las religiones se reúnen en plenarios para cambiar sus estrategias, con el fin de captar adeptos. Los ateos cobran notoriedad y los filósofos se ponen en marcha en busca de “La Nueva Verdad”. Los que no creen en una Verdad Única, los amantes del pensamiento dialéctico, refuerzan sus teorías y consiguen que su pensamiento sea aceptado en la comunidad científica como “La Nueva Verdad”. La nueva verdad, entonces, es que no hay una verdad única y absoluta, sino tantas verdades como personas en el Universo. Esto hace que las formas de gobierno cambien en el mundo: se produce una anarquía generalizada, lo que provoca guerras que derivan en la destrucción de la división geopolítica global, tal como la conocemos hoy. Tanto se discute el método científico vigente que, finalmente, se pone en duda la efectividad de la comprobación empírica, lo cual pone en tela de juicio la exactitud de las pruebas efectuadas con esa máquina.
Tal es el descreimiento, que aparecen voces que desacreditan la veracidad del nuevo paradigma y, por consiguiente, todo vuelve a comenzar y, así, in eternum. El fin. ■