Clarín

En la Rosada creen que los gremios se endurecen para pelear lugares en el peronismo

Interpreta­n que la amenaza de paro tiene que ver con el cronograma electoral y con el rol de Cristina.

- Martín Bravo mbravo@clarin.com

Si un sector del Gobierno estimaba que el rechazo de la detención de Pablo Moyano podía generar una calma pasajera en ese conflicto, las amenazas de un paro de 36 horas para noviembre por parte de la Confederac­ión General del Trabajo (CGT) confirmaro­n las presuncion­es de un escenario inestable también con el sindicalis­mo en general en estos últimos meses del año.

“Tomaron coraje”, ironizó un fun- cionario dedicado a las negociacio­nes con los gremios al señalar el vínculo entre los actos por el 17 de octubre -en especial el que se hizo en Tucumán- y el desafío planteado por Héctor Daer y Carlos Acuña unas horas más tarde.

“Se vienen meses complicado­s, pero no es distinto a lo que preveíamos”, dijo a Clarín un integrante del Gabinete sobre la conflictiv­idad social y en particular la posición “más rígida” de los referentes del sindicalis­mo.

Como en los paros anteriores, el Gobierno volverá a remarcar las motivacion­es políticas de la medida y en este caso vinculadas a los movimiento­s en el PJ y al protagonis­mo de Hugo Moyano en los últimos días. El nuevo armado del peronismo que busca instalarse sin Cristina Kirchner estará forzado a ser más crítico de Mauricio Macri y los gremios también serán empujados al conflicto, de acuerdo con la mirada de la Casa Rosada.

“Entendemos la situación delicada, la inflación, pero la excusa para una supuesta unidad es endurecers­e y llamar a un paro, potenciado con la estrategia electoral”, planteó un hom- bre que en la semana analizó con el Presidente el conflicto con Moyano y el escenario sindical.

Daer y Acuña se apoyaron en el dato de inflación -6,5% en septiembre­difundido el miércoles pasado para exigir con trazo grueso el cambio de la política económica y otras medidas más concretas como el freno de los despidos hasta marzo y la reapertura de paritarias, y advirtiero­n que se puso en marcha el llamado a un paro de 36 horas. Sería el quinto de la presidenci­a de Macri y con movilizaci­ón, a diferencia del último, el 25 de septiembre, cuando únicamente marcharon organizaci­ones sociales y de izquierda.

La CGT todavía no fijó la fecha, lo que fue interpreta­do por algunos como un margen para explorar alguna negociació­n en los próximos días. “Puede ser, pero no vamos a salir corriendo a frenar el paro”, aseguraron en la Casa Rosada.

Dante Sica -el ministro de Producción que absorbió Trabajo- y Jorge Triaca -ahora secretario- mantuviero­n contactos con los gremialist­as más afines para buscar un acercamien­to. “Propusimos una agenda de diálogo, pero están limitados o ya en campaña. Todos los sectores saben que tienen en el Gobierno un ámbito de negociació­n, pero si confirman el paro es otra expresión política”, insistiero­n en esa cartera.

Los funcionari­os aceptaron los efectos de la crisis económica y la recesión, aunque en cuanto a los reclamos los vinculados con la inflación más que con el empleo: “No hay una ola de despidos. Dejó de crecer el sector privado, hay un goteo en el industrial y bajó en el sector público”. En cuanto a las paritarias repitieron que el Gobierno avalará adelantos de revisión y no habrá pauta fija, como en la primera parte del año.

“Hagan lo que hagan, si Cristina está en la cancha están complicado­s. Pueden radicaliza­rse, pero es difícil que tengan espacio porque en la disputa por una postura dura ella se los come”, evaluó otro funcionari­o atento a los movimiento­s del peronismo y los gremios.

El anuncio de la CGT llega después de otra amenaza de paro a partir del pedido de detención de Pablo Moyano por parte de un fiscal bonaerense: la reacción incluyó el respaldo de la central, las dos CTA y otras organizaci­ones sindicales. Camioneros, otros gremios duros y organizaci­ones sociales se movilizaro­n este sábado a Luján para una misa. “Ese quiebre no tiene arreglo, hay que ir para adelante”, evaluó uno de los interlocut­ores del Gobierno con Moyano en otro tiempo: ahora jura que hace meses que no tienen contacto.

Por imposibili­dad de frenarlo y acaso en parte por estrategia política, el Gobierno ya se prepara para enfrentar la medida de fuerza. “Hay que ver si se puede matizar. Un paro siempre jode, pero ya no es lo mismo que hace unos años. Lo ideal sería no tener conflicto, pero no estamos en una situación para no tenerlos. Hasta diciembre va a estar muy difícil”, admitió un funcionari­o.

En la Casa Rosada quedó como consuelo la consigna repetida también cuando caía la imagen del Presidente: al otro día del paro no sería capitaliza­do por ningún espacio opositor. ■

“Un paro siempre jode, pero ya no es lo mismo que hace unos años”, admitió un funcionari­o.

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