Clarín

La inflación sube, pero Macri celebra el freno del dólar y la nueva foto del PJ

Intimidad. Un enviado de la Rosada fue a la casa de Carrió para bajar la tensión. El Presidente cenó con Riquelme en Olivos.

- Santiago Fioriti sfioriti@clarin.com

El miércoles fue un pésimo día para el Gobierno. Tal vez bisagra para quienes, cuando ganaron las elecciones, creían que la inflación no podía ser una cuestión tan compleja de resolver. El Indec marcó una suba del 6,5% en septiembre, el número más alto desde mayo de 2016, cuando Mauricio Macri todavía le estaba tomando el pulso a la presidenci­a. Los nueve meses de este año establecen un in- cremento de precios del 32,4% -más del doble de lo proyectado por el oficialism­o para 2018- y se estima que en los próximos tres meses podría acumular una cifra cercana al 50%. No es necesario que eso suceda para que el índice inflaciona­rio trepe a un nivel que obliga a acudir al archivo para establecer comparacio­nes: si en diciembre supera el 40,9% bastará para que se convierta en la más alta desde 1991. En el Gobierno ensayan explicacio­nes del tipo “sabíamos que iba a dar alto este mes” o “en octubre ya se está viendo una tendencia a la baja”. Pero ciertament­e no hay mane- ra -ni debería haber- de maquillar el constante salto de los precios.

Sí existen, en cambio, motivos para que el macrismo interprete que, aun en el marco de esta crisis, puede encarar la reelección de Macri con posibilida­des de éxito. Apenas veinticuat­ro horas después de la difusión de la inflación, la Justicia y la oposición política parecieron entregarle argumentos, además de un invalorabl­e aporte para correr el foco mediático.

La Cámara Federal habilitó el congelamie­nto de cuentas bancarias en los Estados Unidos y bienes por 70 millones de dólares del fallecido ex secretario privado deNéstor Kirchner, Daniel Muñoz, y el llamado a indagatori­a y detención de su viuda, Carolina Pochetti. Muñoz era una pieza importante en el entramado de la corrupción kirchneris­ta. A ese congelamie­nto de sus cuentas lo siguió el viernes una noticia judicial aún de mayor impacto: el embargo de una cuenta en suiza por 20 millones de dólares que pertenece al empresario Carlos Wagner, una pista que podría ser clave para avanzar en la causa de los cuadernos de Oscar Centeno. “De ese país venimos, por eso la gente nos va a seguir acompañand­o”, es la tesis que repiten en la Casa Rosada.

El otro hecho que alumbró optimismo en Balcarce 50 fue el acto peronista en Tucumán por el Día de la Lealtad. Fue muy comentado antes y después del partido de fútbol en Olivos que Macri y varios integrante­s de su Gabinete compartier­on ese mismo día con Juan Román Riquelme y otras ex figuras de Boca. El jefe de Estado hizo las paces con el 10, que hasta le regaló una asistencia para que hiciera un gol. Después comieron un asado juntos y, ya sin ministros a la vista, se quedaron hasta cerca de la medianoche conversand­o en el quincho de la residencia.

En Tucumán se produjeron hechos inesperado­s. Desde lo discursivo (Graciela Camaño llamó a desprender­se de “los prolijitos que nos están llevando a la ruina”) y desde lo simbólico, como los siete aviones privados que trasladaro­n a dirigentes políticos y sindicales. También, claro, desde las presencias. Llamó la atención la participac­ión de Daniel Scioli junto al intendente Fernando Gray y al sindicalis­ta Víctor Santa María, quien está investigad­o por lavado de dinero. El tridente kirchneris­ta no hizo más que alimentar las especulaci­ones de que el cristinism­o y el peronismo no K podrían estar dispuestos a convivir en un mismo espacio si es necesario para derrotar a Cambiemos.

Ni Miguel Angel Pichetto ni Sergio Massa, que posaron con Scioli, hicieron algo para desmarcars­e del último presidenci­able del Frente para la Victoria y reciente candidato a diputado de Cristina, pese a que promueven un espacio sin figuras vinculadas a la ex presidenta. Tampoco lo hicieron después de que el fiscal Alvaro Garganta presentó la elevación a juicio oral del bonaerense, al que acusa de seis hechos de corrupción.

“Lo de Tucumán fue una mala noticia para los que nos queríamos ir de la función pública antes de 2044”, bromeaba el jueves un ministro. De los peronistas con aspiracion­es para 2019 solo Juan Manuel Urtubey evitó aquella foto. Más: el gobernador de Salta prefirió difundir una imagen con María Eugenia Vidal. Urtubey es uno de los integrante­s de un flamante espacio que pretende abrirse paso entre macristas y cristinist­as, con Massa, Pichetto y el gobernador cordobés Juan Schiaretti, que tampoco estuvo en la cita de Juan Manzur.

En el Gobierno sostienen que una cosa son los errores de la gestión y otra “las opciones que hay para sucedernos”. Macri se entusiasma, además, con la paz cambiaria de octubre. Entiende que podría ser el puntapié para empezar a dar certidumbr­e. Pero en el medio, como publicó Clarín el domingo pasado, quedan como mínimo seis meses de malas noticias, según estimacion­es del propio ma- crismo. “Mauricio celebra que este mes el dólar haya bajado, pero más celebra que empiece a dejar de ser un tema”, dicen en su entorno.

La economía es el ítem que sigue irrumpiend­o como foco de angustia en todas las mediciones. Eso explica por qué, salvo el votante duro de Macri o de Cristina, existe una apatía general sobre la campaña que viene. Lo asume Durán Barba y lo explicó el viernes en Vicente López, frente a un grupo de intendente­s, como publicó ayer este diario: “La gente está fastidiada con las medidas económicas, no le gusta que suban los precios, pero lo que dicen los estudios es que no lo hace Macri por malo o porque quiera hacerle daño a la gente”. El asesor cree que Macri está dando batallas que la sociedad espera. La disputa con Hugo Moyano es una de ellas.

Pero mientras enfrenta desafíos con Moyano y el peronismo, Macri también está obligado a preservar el frente interno. La relación con Elisa Carrió sigue siendo un problema, aunque la diputada luzca más aliviada desde que presentó el pedido de

Carrió luce más aliviada desde que presentó el pedido de jucio político contra Garavano.

La economía irrumpe con fuerza en las encuestas. Existe apatía por la campaña de 2019.

juicio político contra Germán Garavano. Las posibilida­des de que prospere son prácticame­nte nulas, pero ella siente que hizo lo que tenía que hacer. La lucha contra la impunidad continúa siendo su principal bandera, les dice a propios y extraños.

Macri, de a poco, comienza a dejar atrás el enojo que tenía con su aliada. O acaso sea resignació­n: los macristas más cercanos al Presidente asumen que las batallas con Carrió serán permanente­s. “Lo importante es que no rompa. Eso no le conviene a ella ni a nosotros”, afirman. Por lo menos hasta después de las próximas presidenci­ales. De esos y otros temas hablaron Carrió y José Torello, asesor y uno de los mejores amigos del Presidente. El funcionari­o viajó hasta la casa de la diputada, en Exaltación de la Cruz, para tratar de apaciguar el fuego. Imposible que lo haya hecho sin el guiño de su amigo.

“La campaña ya empezó”, anticipan en Cambiemos. Ayer, por caso, hubo un timbreo nacional, que no se detuvo ni cuando llovía fuerte. Participar­on funcionari­os y militantes. Como siempre, hubo faltazos. Hace tiempo que algunos reniegan de la metodologí­a. Un dirigente, por ejemplo, fue al Conurbano una sola vez en el año y llevó varias camisas en el auto. Se las fue cambiando a medida que tocaba timbre en las casas. Hizo fotos en todas las visita y las guardó. No es tan difícil imaginar para qué. ■

 ?? FABIÁN GASTIARENA ?? En Mar del Plata. Mauricio Macri buscó llevarle tranquilid­ad a los empresario­s, en IDEA.
FABIÁN GASTIARENA En Mar del Plata. Mauricio Macri buscó llevarle tranquilid­ad a los empresario­s, en IDEA.

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