Turquía cuestiona la versión de Riad e insiste en que fue un brutal crimen
Un “colaborador local” de los servicios sauditas se habría encargado del cuerpo del periodista.
El argumento esgrimido por Arabia Saudita sobre el caso del pe- riodista disidente Jamal Khashoggi, adjudicando su muerte a la derivación indeseada de una “pelea” en el interior de su consulado de Estambul, provocó la reacción de Turquía que considera que contradice su investigación. Para las autoridades turcas se trató de un brutal asesinato, y reclaman que aparezca el cuerpo.
Funcionarios turcos citados por la cadena estadounidense CNN insisten en que Khashoggi fue torturado y desmembrado el mismo día en que desapareció, el 2 de octubre, por un comando enviado especialmente desde Riad. Y la confirmación de esto, sostienen, es que la monarquía saudita no pudo exhibir el cuerpo.
Fuentes del Palacio Real saudita afirman, a su vez, que no conocen el paradero del cadáver. Y revelaron a la CNN, que el cadáver habría sido entregado a un “colaborador local” que se deshizo de él.
Por eso Turquía salió ayer a aclarar que no permitirá un encubri- miento y que expondrá todo lo que sabe sobre el crimen. “Turquía revelará lo que sea que ocurrió. Nadie debería ponerlo en duda. Es una deuda de honor”, dijo Omer Celik, vocero del gobernante Partido Justicia y Desarrollo (AKP).
En el mismo sentido se pronunció Numan Kurtulmus, subdirector de AKP. “No es posible que el gobierno saudita se distancie de este crimen cuando está confirmado. Nunca permitiremos un encubrimiento”, dijo Kurtulmus. Agregó, inclusive, que los investigadores están cerca de llegar a un “resultado concluyente”. Leyla Sahin Usta, otra funcionaria del partido gobernante, remarcó que el reconocimiento de la muerte llegó tarde, ya que el reino debió haber dado una explicación “antes de que la situación llegara a este punto”.
Al principio Arabia Saudita negó tener cualquier conocimiento de la desaparición del periodista, de quien se perdió el rastro luego de que ingresara al consulado. Sin embargo, ahora admite que Khashoggi fue asesinado en ese lugar y que hay 18 sospechosos sauditas detenidos. Adjudica la culpa a altos funcionarios de Inteligencia, buscando desvincular a la monarquía del horrendo crimen.
En estas dos semanas Turquía fue filtrando datos sobre lo ocurrido, contrastando con el silencio de Riad y la extrema cautela de Estados Unidos. Pero las autoridades turcas están pisando un terreno peligroso ya que la principal prueba que exhiben es una grabación de audio del momento en que se tortura y asesina a Khashoggi. Hasta ahora no dijeron cómo obtuvieron la grabación, algo que violaría la soberanía de una sede diplomática. Algunas versiones hablan de micrófonos ocultos en el consulado -algo ilegal- y otras, a un agente turco infiltrado en la sede saudita.
El escándalo cobró tal dimensión que una potencia europea como Alemania reclamó su esclarecimiento. “Esperamos transparencia por parte de Arabia Saudita en lo que se refiere a las circunstancias de la muerte y los acontecimientos que la precedieron. Los responsables deben rendir cuentas”, señaló la canciller Angela Merkel. ■