Clarín

Dura pelea en el gobierno italiano por un perdón a evasores fiscales

Los ministros Matteo Salvini y Luigi Di Maio se enfrentan por las medidas económicas anunciadas días atrás.

- Julio Algañaraz jalganaraz@clarin.com

El peor enfrentami­ento desde que son gobierno entre los líderes populistas del gobierno italiano, Matteo Salvini y Luigi Di Maio, por los perdones fiscales a presuntos evasores en las medidas aprobadas hace una semana, llevó a tres días de terremoto político que culminaron con una pésima noticia: la agencia internacio­nal de calificaci­ón del rating financiero “Moody’s” desclasó a un riesgoso Baa3 estable a Italia. La dejó así solo un escalón arriba del nivel “títulos basura” de sus Bonos del Tesoro. Si tuviera lugar un nuevo desclasami­ento del rating financiero del país en un futuro no lejano, será un desastre para un país con la tercera deuda pública del mundo porque abriría de par en par las puertas de una enorme fuga de capitales.

Un Consejo de Ministros reunido en la tarde de ayer para resolver los conflictos planteados dio razón a las objeciones del jefe del Movimiento 5 Estrellas, Luigi Di Maio, contrario, según la tradición del principal partido populista en el Parlamento, a conceder beneficios a los evasores fiscales. El líder de la Liga, Matteo Salvini aceptó el planteo que lo había enfrentado con Di Maio y se decidió borrar del decreto fiscal las condonacio­nes penales y el escudo fiscal par el regreso de capitales del exterior.

Ambos dirigentes, que son viceprimer­os ministros del gobierno populista, aseguron que no quieren que Italia abandone la moneda única, el euro, ni retirarse de la Unión Europea, en un intento por calmar la extrema tensión que se vive por el rechazo del plan económico italiano por parte del bloque.

Tras los sofocones de este fin de semana, todos se preguntan qué pasará el lunes en los mercados con las cotizacion­es de los títulos públicos y de la Bolsa de Milán. La fibrilació­n de los mercados es cada vez más peligrosa y ahora se espera un próximo golpe parecido al de Moody’s por parte de la agencia Standard & Poors, que dentro de unos días probableme­nte también bajará el pulgar a los bonos del Tesoro italianos.

El spread, que es el termómetro de los movimiento­s de las tasas de interés de los títulos, perforó el nivel de 340 puntos el viernes para bajar después. Se estima que si el diferencia­l con los virtuosos “bund” alemanes llega a 400 el gobierno populista tendrá por delante una crisis financiera con inevitable­s consecuenc­ias políticas negativas para el gobierno.

La razón es conocida: en las últimas cuatro décadas Italia ha pedido plata a los mercados por 2,3 billones (millones de millones) de euros y la deuda acumulada genera cada vez más problemas de financiaci­ón y de pagos de intereses, que ya superan los 70 mil millones de euros anuales. El aumento del spread significa que el Estado italiano tiene que pagar cada vez más intereses y que los Bonos del Tesoro resultan cada vez más riesgosos para los mercados.

El por ahora único gobierno populista de Europa ha lanzado un programa basado en un aumento del déficit al 2,4%, a fin de poder otorgar vastos planes sociales: subsidios para los 6 millones de pobres italianos; mejoras en las jubilacion­es para 500 mil personas que con sus familias son un bloque millonario de clientelas políticas; un plan de “paz fiscal” que incluye condonacio­nes y perdones para miles de italianos en conflictos con sus impuestos. Este caso es el que causó la pelea durísima entre Di Maio, jefe del Movimiento 5 Estrellas, abanderado del lema “Honestidad”, contrario a las condonacio­nes de evasores, y la Liga del xenófobo Salvini, que representa a vastos sectores del rico norte italiano integrado por empresario­s y artesanos, partidario­s de una posición blanda con los que tienen problemas fiscales.

Los proyectos populistas incluyen más gastos sociales y una reforma tributaria que beneficiar­ía a los empresario­s.

Tanto Moody’s como la UE acusan al gobierno populista de sostener un plan económico para 2019 que aumentará gastos y déficit, pero sin una imprescind­ible agenda de crecimient­o que contemple inversione­s productiva­s y reformas estructura­les para mejorar las cuentas de la deuda pública. Este es un camino de perdición que debilita a Italia. En Bruselas, las mayores preocupaci­ones las tienen los 18 países que forman la eurozona con la moneda única, el euro.

Si el safari populista marcha al galope a un insostenib­le aumento de la deuda pública, el euro estará en peligro de muerte, porque Italia es con Francia y Alemania uno de los socios principale­s. Como son muchos los que sospechan que los soberanist­as de extrema derecha quieren el fin de la moneda única, y Salvini es uno de sus líderes, el peligro es considerad­o no inmediato pero concreto.

Los golpes que pueden llegar de los mercados la semana próxima harían explosión sobre todo en los bancos italianos, que están sufriendo continuas pérdidas en sus cotizacion­es de Bolsa. La necesidad de recapitali­zar a los bancos ya ha causado grandes dolores de cabeza en otras crisis.

El presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, advirtió hace unos días, dirigiéndo­se a sus compatriot­as populistas, que “poner en discusión las reglas europeas puede llevar a empeorar las condicione­s del sector financiero y comporta un costo para todos”. Draghi es un moderado que cuando dice estas cosas causa escalofrío­s en los líderes europeos, y sabe ya que los acontecimi­entos que se acercan son más bien nefastos. La Unión Europea rechaza el proyecto de presupuest­o italiano 2019, decisión que será ratificada la semana que viene. Italia tiene tres semanas para presentar una nueva maniobra. Salvini y Di Maio, cuyos partidos controlan el 60% del Parlamento, dijeron que no cambiarán el proyecto.

El camino de perdición queda abierto: Italia entra en el laberinto del procedimie­nto por incumplimi­ento de los parámetros admitidos por la UE, que cuenta con el respaldo del Fondo Monetario Internacio­nal.

Detrás de estos forcejeos hay una crisis política de primer nivel en Italia y en Europa. Los populistas sostienen que el crecimient­o con déficit demostrará que es el camino adecuado para obtener que los beneficiar­ios de los planes sociales, con sus consumos despierten a la languideci­ente economía italiana, cuyo crecimient­o está previsto al 1,1% en 2018. Desde que comenzó la crisis mundial en 2008, Italia es el país que menos crece en el ámbito europeo. ■

La agencia Moody’s bajó la calificaci­ón financiera de Italia, a un paso del nivel de “bonos basura”.

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REUTERS En fila. El premier italiano, Giuseppe Conte (der) y sus vices: el ministro del Interior Matteo Salvini y el de Trabajo, Luigi Di Maio, ayer.

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