Clarín

Newell’s lo abrió por arriba y lo cerró de contra

Fontanini aprovechó una pelota parada para romper el cero y Fértoli lo liquidó con un golazo en un contraataq­ue.

- ROSARIO. CORRESPONS­AL Andrés Actis rosario@clarin.com

Un triunfo imposterga­ble por la delicada coyuntura, tres puntos de oro para engrosar el promedio, mucho alivio y algunas pinceladas de un fútbol que parecía perdido. Todo eso se llevó Newells en su merecido éxito ante Tigre, que a diferencia de los rosarinos agudizó sus dudas y sus peores temores en esta Superliga.

Urgencias y más urgencias. Así viven, respiran y transitan Newell’s y Tigre en este segundo semestre. Los promedios apremian. Los resultados acompañan poco. Los dos resignan más puntos de los que ganan. Y los rendimient­os, por lo general, son magros, chatos, con muchas confusione­s y poca lucidez. Anoche, no fue la excepción. Los dos jugaron a los ponchazos, sin los conceptos básicos que se necesitan para dominar y lastimar cuando la pelota llega a los pies.

Claro que las urgencias de Newell’s apremian más por un clásico en puerta, el de cuartos de final por la Copa Argentina, que en estos días elevó la histeria por obtener resultados y llegar con las menores dudas posibles al partido que nadie en esta ciudad soporta perder. En la semana, la barra visitó a los jugadores camuflada en un supuesto banderazo armado para apoyar al plantel. La amenaza fue directa: el clásico se “gana o gana”.

En ese clima enrarecido el ciclo de Omar de Felippe, el hombre que en 2017 acomodó a un equipo a la deriva, quedó en la cuerda floja. Anoche, el entrenador asumió su poco margen de error y metió mano (cuatro cambios respecto a la derrota con Colón) para reencontra­r la solidez perdida. Recuperó equilibrio y orden, siguió carente de agresivida­d y juego.

Así y todo, con poco (el criterio y las buenas decisiones de Mauro Formica y la velocidad de Joel Amoroso y la desfachate­z de Héctor Fértoli) superó a un apático e inexpresiv­o Tigre. Y aprovechó al máximo una pelota parada, agua en el desierto en medio de tanta desproliji­dad para encaminar su victoria. Fabricio Fontanini saltó más que todos en un centro y metió la pelota junto al palo con un implacable cabezazo.

Newell’s se sintió más cómodo en ventaja y en el segundo tiempo liquidó el pleito con un contragolp­e letal que firmó Fértoli con un bombazo que se clavó en el ángulo izquierdo de Batalla. Gol, triunfo, alivio y algo de paz entre tanta urgencia. ■

La gente es la que te impulsa y te motiva a jugar bien, para tirarte al suelo a recuperar todas las pelotas con ganas. Es un triunfo importantí­simo de cara al clásico”.

Braian Rivero VOLANTE DE NEWELL’S

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