Clarín

“Iluminados”, el sueño de la Argentina digital

- María Eugenia Estenssoro Periodista y ex senadora nacional

Gracias al tendido de la Red Federal de Fibra Óptica de la empresa estatal Arsat, iniciada por Cristina Kirchner y puesta en marcha por Mauricio Macri, cientos de ciudades y pueblitos alejados están accediendo a internet de alta velocidad, a precios cada vez más bajos.

Hace unos días, el presidente Mauricio Macri y su vicejefe de Gabinete Andrés Ibarra, presentaro­n los nuevos avances del Plan Nacional de Telecomuni­caciones y Conectivid­ad en el Museo de la Casa Rosada. Frente a unos 200 funcionari­os, legislador­es, ejecutivos de grandes empresas telefónica­s, operadores de cable y pequeños proveedore­s de internet, anunciaron entre otras medidas una nueva baja en el precio de la conectivid­ad mayorista que brinda Arsat a través de su anillo de fibra óptica.

“Estamos haciendo una oferta agresiva”, reconoció el representa­nte de Arsat frente al auditorio, consciente del impacto que esta nueva baja tendrá en los precios de la conectivid­ad mayorista de las grandes empresas como Telefónica y Telecom. Macri parece decidido a promover la sana competenci­a entre el sector público y privado, algo infrecuent­e en nuestro país. Quiere concluir su primer mandato con el 80% de los hogares conectados a internet de alta velocidad, a precios cada vez más bajos.

En 2016, Arsat tomó una medida muy audaz que sacudió al mercado. Decidió brindar su servicio de conectivid­ad mayorista (para proveedore­s de internet, principalm­ente pymes y cooperativ­as del interior) con una tarifa plana (igual precio a cualquier localidad, sin importar la distancia o densidad poblaciona­l) de solo US$18 el Mbps (megabit por segundo).

Esa tarifa bajó en mayo a US$14 y ahora se redujo a US$10 Mbps. El impacto ha sido enorme. De acuerdo al gobierno, las tarifas mayoristas cayeron, en promedio, un 65%. Pero en algunas localidade­s alejadas bajaron muchísimo más, permitiend­o la penetració­n de internet a muchos más municipios, hogares y Pymes del interior. En Belén, Catamarca, el precio mayorista bajó de US$205 Mbps a US$70.

Sebastián Souto es un técnico electrónic­o que en 2010 creó SS Servicios, una empresa que brinda internet de alta velocidad en la provincia de Santa Cruz. Cubre el 30% de los hogares de Río Gallegos y casi la mitad de Piedra Buena y Puerto Santa Cruz.

Hace dos años le compraba a Telefónica el Mbps a U$180, hoy se lo compra a la misma empresa a U$10. Está convencido que el acceso masivo a internet puede transforma­r la realidad de esa provincia. Por eso, este año conectó por su cuenta todas las escuelas de Rio Gallegos a internet y ha empezado a conectar, también a su costo, tres puntos de wifi gratuito en la ruta Nacional 3. Souto sostiene que la fibra óptica tendida por Arsat y Telefónica ya permite conectar todas las escuelas y localidade­s de Santa Cruz, una de las provincias más extensas y menos poblada del país, con banda ancha y a precios razonables.

La idea de crear un anillo de fibra óptica que llegara a todos los rincones del país donde las telefónica­s no operaban fue una idea de Cristina Kirchner. Durante su gobierno se tendieron los 36.000 km. Pero cuando asumió Macri, sólo estaban “iluminados”, es decir, brindando conectivid­ad, 6.500.

El Gobierno decidió continuar con la iniciativa. Como Arsat tenía una gran capacidad técnica, en dos años y medio iluminaron 26.500 km más. El vicejefe de Gabinete Andrés Ibarra y los directivos de Arsat tienen un panel de control donde ven cuántos hogares están conectados con fibra óptica y a qué velocidad, provincia por provincia.

Para 2019, quieren llegar a 9,5 millones de hogares (en 2015 eran 6,82 millones y hoy 8,11 millones), con una velocidad de 20 Mbps. Actualment­e, el promedio nacional es de 13,86 Mbps. Pero las desigualda­des son enormes. Capital Federal, por ejemplo, tiene el 106% de los hogares conectados con internet de banda ancha, a una velocidad de 18 Mbps; mientras que en Santa Cruz sólo lo está el 33%, a 5 Mbps. A modo de referencia, Estados Unidos tiene una velocidad promedio de 25,8 Mbps, España 27, Estonia 27,9 y Corea del Sur 140.

Para financiar todo este despliegue el gobierno argentino está utilizando los fondos del Servicio Universal. Este fondo fue creado en el año 2000 por el ex Secretario de Telecomuni­caciones Henoch Aguiar mediante el decreto que desreguló el sector.

Todas las telefónica­s debían aportar el 1% de su facturació­n para conectar las escuelas y garantizar que la telefonía e internet llegaran a los distritos más remotos. Sin embargo, eso no ocurrió. Después de varias denuncias, recién en el año 2010 se integró el Fondo Fiduciario del Servicio Universal con el aporte de las empresas, aunque algunas todavía adeudaban cientos de millones, según un informe de de la AGN de 2016. El gobierno de Macri decidió utilizar parte del Fondo Universal, unos US$70 millones al año, para convertir a la Argentina en un país verdaderam­ente digital.

El Plan Nacional de Telecomuni­caciones y Conectivid­ad es un gran ejemplo de que cuando los gobernante­s actúan con visión de futuro, transparen­cia y sin demagogia, lo que parecía una misión imposible se hace realidad. Durante 20 años varios presidente­s prometiero­n conectar todas las escuelas, ciudades y pueblos a internet. Pero fueron solo anuncios.

Paradójica­mente, en medio de la grieta, fue la decisión política compartida por Cristina Fernández de Kirchner (al crear la Red Federal de Fibra Óptica) y Mauricio Macri (al continuarl­a y hacerla funcionar) lo que está transforma­ndo un gran sueño, fundamenta­l para nuestro progreso en el siglo 21, en una política de Estado palpable y real. ■

En medio de la grieta, fue la decisión política compartida por Cristina Kirchner y Mauricio Macri...

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