La división del PJ resultó clave para la aprobación del proyecto en Diputados
El Peronismo Federal aportó 21 de los 32 votos opositores para la media sanción del Presupuesto.
La dispersión del voto opositor, pero sobre todo el de las distintas versiones del peronismo no kirchnerista fue clave en la holgada votación favorable al Presupuesto 2019 que consiguió el Gobierno casi a las 6 de la madrugada de ayer, tras más de 18 horas de sesión en la Cámara baja.
Para imponer el texto, que proyecta un fuerte ajuste económico para el año próximo, sumó 138 votos favorables, contra 103 negativos, 8 abstenciones y 6 ausencias.
Fueron 32 los opositores que se acoplaron a Cambiemos para dar la media sanción. El interbloque oficialista aportó 106 votos y sólo sufrió la deserción de un aliado oscilante, el salteño Alfredo Olmedo. Además, sumó a los tres del bloque Evolución, que comanda Martín Lousteau, con quien tiende cada vez más puentes.
La mayor división se produjo en Argentina Federal, el interbloque que se nuclea mayoritariamente en torno a los gobernadores del PJ. Esa formación facilitó 21 votos para la media sanción del proyecto. Otros 4 los rechazaron, entre ellos el bonaerense Diego Bossio, de fluidas relaciones con el massismo. Los otros fueron el salteño Javier David, que se desmarcó de su gobernador, Juan Manuel Urtubey; el mendocino Pedro Miranda y la jujeña Carolina Moisés. Además, 8 de los diputados de ese sector se abstuvieron (una “ayudita” según la interpretación del Gobierno).
También apoyaron la ley dos catamrqueños que responden a la gobernadora Lucía Corpacci; una chubutense aliada del Frente Renovador que tiene línea directa con su gobernador, Mariano Arcioni; tres de los seis integrantes del Frente Cívico Santiagueño, incluyendo a la ex mandastaria Claudia Ledesma, esposa del gobernador Gerardo Zamora; la neuquina Alma Sapag, que responde al gobernador Omar Gutiérrez, y el intransigente mendocino José Luis Ramón.
En contra votaron, además de los cuatro peronistas federales y Olmedo, los 62 kirchneristas que estuvieron hasta el final (tuvieron dos ausencias, las de Fernanda Vallejos y María Emilia Soria), los 14 a los que quedó reducido el bloque nato del Frente Renovador tras las últimas rupturas, más los 10 del flamante interbloque Red por Argentina, que encabeza Felipe Solá y componen además Victoria Donda (ex Libres del Sur) y el Movimiento Evita.
También optaron por el “no” el radical K Juan Manuel Ferreyra (de Concertación Forja), los 4 de San Luis que responden a los Rodríguez Saá ( pese a que dieron una ayuda fundamental al Gobierno cuando facilitaron el quórum), los 3 del Frente de Iz- quierda, el único socialista y otros 3 personistas sin paraguas.
Entre los ausentes se contaron - además de las dos kirchneristas- tres del Frente Cívico de Santiago del Estero, que según fuentes de la Rosada forman parte de la negociación con Zamora (que aceptó aportar los otros tres votos a favor) y Adriana Nazario, del monobloque delasotistas aliado del massismo.
La cantidad de aliados de la oposición colmó las expectativas del Gobierno, aunque la deserción de Olmedo no dejó de sorprenderlo. “Lo contábamos con nosotros, pero es impresentable. Se hace el de derecha y terminó pegado a la izquierda y los K”, le pasaban factura en la Rosada.
En los cierres de la sesión, ya cerca de las 5 de la madrugada, el jefe del bloque del FpV, Agustín Rossi, se preguntó “por qué el apuro” en sacar la ley (fue a através de una sesión especial y sin dar lugar a votación en particular) y se respondió: “Había que llevarle algo al bureau del Fondo que el viernes va a tratar el acuerdo” con la Argentina. Además, dijo que “es mentira que el único camino que tiene el pueblo argentino es inmolarse en el altar de la deuda y del ajuste”.
Por su lado, el titular del interbloque de Cambiemos, Mario Negri, terminó picante: les endilgó a los K que eran “socios de Venezuela” que si seguían “nos hubieran dejado forfai”. Los trató de “seudorevolucionarios” y definió a las gestiones del FpV de “populismo cleptocrático”. ■