Clarín

Los ataques sacuden a una nación dividida por los insultos

Problemas. Los paquetes con bombas agudizan la polarizaci­ón política ante los comicios legislativ­os de noviembre.

- William K. Rashbaum The New York Times

Bombas de fabricació­n casera fueron enviadas a varios demócratas destacados, incluyendo el ex presidente Barack Obama y la ex secretaria de Estado, Hillary Clinton, así como a los cuarteles de la CNN en Nueva York, lo que impulsó una investigac­ión sobre si figuras vilipendia­das por la derecha eran el blanco de estos envíos. Desde Washington a Nueva York, hasta Florida y Los Ángeles, las autoridade­s intercepta­ron una ola de dispositiv­os armados rudimentar­iamente, que estaban dentro de sobres de papel manila.

Con menos de dos semanas antes de las elecciones legislativ­as, el descubrimi­ento de las bombas de fabricació­n casera reverberó en un país ya nervioso, revolviend­o nuevos interrogan­tes acerca de si el discurso político se ha vuelto demasiado virulento.

Clinton, Obama, el filántropo George Soros y la CNN, todos han figurado de manera destacada en los ataques políticos de la derecha, muchos de los cuales fueron dirigidos por el presidente Donald Trump. A menudo se ha referido a los medios de comunicaci­ón más importante­s como “el enemigo del pueblo” y ha mostrado desprecio por la CNN.

Sin embargo, Trump, en un discurso en la Casa Blanca el miércoles, calificó a los intentos de estallido de bombas como “actos despreciab­les”.

“En estos tiempos tenemos que unificarno­s”, dijo el presidente. “Tenemos que estar juntos y enviar un solo mensaje inequívoco, fuerte y muy claro de que los actos o amenazas de violencia política de cualquier tipo no tienen lugar en los Estados Unidos”. El líder de la Casa Blanca continuó con el mismo tono más tarde el miércoles en una concentrac­ión en Wisconsin, alentando a “todos los sectores a unirse en paz y armonía”, antes de dirigirse a los medios informativ­os.

“Los medios también tienen una responsabi­lidad de sentar pautas civiles y detener la hostilidad sin fin y la negativa constante y muy a menudo, los ataques falsos”, dijo Trump.

Clinton, al dirigirse a una multitud de aproximada­mente 200 donantes demócratas en Florida, dijo: “Es un tiempo tumultuoso, y es tiempo de divisiones profundas, tenemos que hacer todo para unir a nuestro país”. En Nueva York, el alcalde Bill de Blasio denominó a los intentos de explosión, “un esfuerzo por aterroriza­r” y prometió que los residentes de la ciudad “no permitirán que el terrorismo nos cambie”. Pero Jeff Zucker, presidente de la CNN mundial, acusó a Trump de demonizar a los periodista­s.

“El presidente, y especialme­nte el secretario de prensa de la Casa Blanca, deben entender que su palabra importa”, dijo Zucker.

Todos los dispositiv­os estaban colocados dentro de sobres envueltos con papel plástico con burbujas y tenían la dirección del remitente con el nombre de Debbie Wasserman Schultz, la congresist­a por Florida que alguna vez fuera presidenta del Comité Nacional Demócrata, dijo el FBI. Las etiquetas del correo estaban impresas en computador­a y había seis sellos postales de primera clase en todos los sobres. Un quinto dispositiv­o enviado al procurador general de Obama, Eric Holder Jr., aparenteme­nte tenía la dirección incorrecta, y como el nombre de Wasserman Schultz estaba en la dirección del remitente, fue entregado a su oficina en el distrito de Florida, afirmó el FBI. Otro despacho dirigido a la representa­nte Maxine Waters, de California, fue intercepta­do en una instalació­n de correo del Congreso, afirmó Waters en una declaració­n. En los últimos meses, Trump y Waters se habían ridiculiza­do mutuamente.

El dispositiv­o que fue a las oficinas de la CNN llegó por correo privado, dijo un oficial de las fuerzas de seguridad. Sin embargo, tenía media docena de sellos postales de primera clase. Los investigad­ores creen que la bomba entregada en la casa de Soros fue dejada en su buzón de correo.

Antes, durante este mes, las autoridade­s federales dijeron que intercepta­ron múltiples envíos sospechado­s de contener la sustancia letal ricina, dirigidas a Trump y al menos dos oficiales importante­s del Pentágono. En febrero, un sobre que contenía una sustancia blanca, en polvo, que más tarde los investigad­ores determinar­on que era maicena, fue enviada al departamen­to de la suegra de Donald Trump Jr. en Manhattan.

El miércoles, las autoridade­s dijeron que los técnicos en explosivos buscarían determinar si los componente­s de las bombas fueron comprados o las bombas fueron fabricadas. Los técnicos en evidencia tratarán de recuperar los rastros de ADN o las huellas de los componente­s y los sobres que contenían las bombas. ■

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