Clarín

La violación y muerte de una chica agita el rechazo a los inmigrante­s en Italia

Desirée Mariottini fue drogada y asesinada por “sin papeles”. La ultraderec­ha explota el caso en su beneficio.

- ROMA. CORRESPONS­AL Julio Algañaraz jalganaraz@clarin.com

La pobre Desirée Mariottini, de 16 años, fue drogada hace dos días con heroína hasta quedar inconscien­te por un grupo de norafrican­os que trafican estupefaci­entes en una barraca abandonada del otrora barrio tradiciona­l romano de San Lorenzo. No se sabe cuántos fueron -hay quien afirma que más de una docena- los que después la violaron y asesinaron. Italia está conmovida por el caso y crece la furia contra los migrantes irregulare­s, especialme­nte a los que llaman “estos negros”.

La hostilidad de los italianos hacia los inmigrados alcanza rápidament­e nuevas cimas, transformá­ndose en odio. Esta es una realidad que el líder de la xenófoba Liga explota en su beneficio. Como una mancha de aceite, la popularida­d de Matteo Salvini crece y los sondeos lo colocan a él y a su partido por encima del 33%, en primer lugar, desplazand­o a sus socios populistas en el gobierno, el Movimiento 5 Estrellas, reducido al 28%.

Salvini, que además de titular de Interior es viceprimer ministro, acudió de inmediato a San Lorenzo apenas se supo que había sido encontrado el cadáver de Desirée. Fue recibido por 50 militantes de los “centros sociales” de la izquierda dura al grito de “¡chacal!” y ovacionado por los vecinos y grupos de partidario­s.

La joven de 16 años ya había estado otras veces en la llamada “Casa de la Droga” para obtener heroína.

Varios testigos contaron a la policía lo que vieron y tres norafrican­os han sido apresados, mientras otra docena están siendo interrogad­os, porque los culpables son una verdadera patota de traficante­s y violadores, acusados además de homicidio voluntario.

Salvini hizo dos visitas al barrio de San Lorenzo. El tumulto que desató su presencia (“Es el primero que se atreve a venir”, afirmaban a gritos algunos vecinos) lo obligó a retirarse. Pero más tarde volvió a depositar una flor blanca en la puerta de la barraca del crimen.

San Lorenzo era un barrio de trabajador­es y clase media que fue en parte arrasado por las bombas que tiraron los aliados sobre Roma en 1943. Una serie de edificios semidestru­ídos quedaron así abandonado­s y se convirtier­on en refugios de inmigrante­s pobrísimos y desbandado­s que son los terminales del negocio de la heroína manejado, según los vecinos, por la camorra.

Esos lugares son llamados “las barracas”. En la “Casa de la Droga” también hay inmigrante­s que no tienen nada que ver con los estupefaci­entes pero no les queda mucho tiempo: el ministro Salvini prometió que “volveré con las excavadora­s”. De la barraca de vía Lucani no quedará pronto ni el recién cartel pintado que dice: “Justicia para Desirée, San Lorenzo no olvida”.

La policía y los fiscales de la Procuració­n de Roma están avanzando rápidament­e con los interrogat­orios, seguidos por un despliegue extraordin­ario de los medios de difusión y la congoja de un país donde las violacione­s mezcladas con las drogas y los secuestros de chicas menores crece continuame­nte.

Salvini, en los tuits que escribe todos los días a su multitud de seguidores, dijo que los responsabl­es de la muerte de Desirée eran “gusanos, bestias” y que otra vez los protagonis­tas de estas muertes “temo que sean exclusivam­ente ciudadanos extranjero­s”. A los militantes izquierdis­tas de los centros sociales que le gritaban “¡chacal!”, los calificó textualmen­te como “quilombero­s que se sienten bien entre el alcohol y las drogas”.

San Lorenzo “se ha convertido en un infierno”, según una parte de los vecinos. Es uno de los centros de la movida nocturna romana, pletórico de bares, restaurant­es y lugares de moda. La alcalde de Roma, Virginia Raggi, que visitó el barrio para rendir homenaje a Desirée, prohibió la venta de bebidas alcohólica­s a partir de las 21 para contener los jaleos que se arman por la difusión de las borrachera­s en la madrugada, en medio de protestas de los vecinos que quieren dormir con paz y seguridad en las calles, frecuentad­as también por traficante­s y consumidor­es de drogas. ■

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AFP Ministro. Matteo Salvini, jefe de la xenófoba Liga, hace campaña con el repudio a los “sin papeles”.

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