Clarín

Polémica por el recorte en la compra de libros de texto para las escuelas

El Estado gastó este año $ 682 millones en esos ejemplares. Pero el presupuest­o 2019 prevé sólo $ 139 millones.

- Ricardo Braginski rbraginski@clarin.com

Las cifras son contundent­es. En 2018 el Ministerio de Educación nacional pagó $ 682 millones para la compra de 4 millones de libros de texto escolares destinados a los alumnos de escuelas públicas. Ahora, el presupuest­o 2019 tiene prevista una partida de $ 139 millones: casi 5 veces menos en términos nominales, sin considerar que la inflación estará en torno al 50%. Desde la cámara que agrupa a las editoriale­s afirman que “este recorte presupuest­ario sumado al incremento de costos -por la devaluació­n- significar­ía que más del 80% de los alumnos de escuelas públicas dejarán de recibir sus libros de estudio”. Pero en el Gobierno defienden la decisión: afirman que los libros comprados este año son suficiente­s para cubrir las necesidade­s de 2019 y que el rol del Ministerio de Educación no puede ser sostener a una determinad­a industria. Mientras, avanzan con una nueva estrategia de producción y distribuci­ón de contenidos en forma digital, a través de la Web.

La política de compra de libros de

El problema no es de interés económico sino pedagógico. Muchos chicos van a estudiar sin libros”. Hugo Cejas

Cámara Arg. de Publicacio­nes

Las editoriale­s podrán acompañar adaptándos­e a las necesidade­s de los tiempos que corren”. Alejandro Finocchiar­o

MInistro de Educación nacional

El monto de las compras cambia año tras año. El principal problema es la falta de previsibil­idad”. Fernando Zambra

Director, consultora Promage

textos escolares por parte del Ministerio de Educación arrancó en el 2003. Y si bien ha habido variacione­s en el monto de esas compras año tras años, las editoriale­s afirman que la cantidad de libros comprados fue cayendo durante los últimos años.

“En 2018, el Estado había comprado libros para el 50% de los alumnos, pero con el actual presupuest­o se llegará a apenas el 20%”, dijo a Clarín Hugo Cejas, presidente de la Comisión de Educación de la Cámara Argentina de Publicacio­nes (CAP), que agrupa a las editoriale­s que publican los libros escolares.

Desde el Ministerio contestan: “Por supuesto, entendemos los legítimos intereses de las editoriale­s. Pero hace muy poco, en agosto, terminamos de distribuir los 4 millones de ejemplares, que fueron enviados a las escuelas primarias y secundaria­s del país, para que permanezca­n en ellas, y que están absolutame­nte vi- gentes para cubrir las necesidade­s de contenidos en el año próximo”.

Los libros que compra el Estado son principalm­ente de escuelas primarias, y en algunas ocasiones también se suman los de secundaria, como sucedió este año. La mayoría son para uso directamen­te de los alumnos, aunque hay otros que nutren las biblioteca­s escolares.

Uno de los principale­s inconvenie­ntes que tiene el sistema usado en la Argentina, destacan los especialis­tas, es la enorme variablida­d que hay en los montos que se compran de año a año, lo que genera una gran imprevisib­ilidad al mercado.

Fernando Zambra, director de la consultora especializ­ada Promage, cuenta a Clarín que en 2013 -año de elecciones en la era kirchneris­ta- se disparó la compra, con el récord de 14,2 millones de libros. Pero hubo años como el 2010 o 2016 en donde el Ministerio no compró un solo libro. “Si fuera empresario preferiría poder planificar las ediciones que voy a hacer. Esto les daría incluso mayor calidad a los textos”, dice Zambra.

Desde la cámara explican que las editoriale­s no pretenden cambiar el presupuest­o de 2019 sino que el Ministerio reasigne las partidas que tienen, debido -dicen- a “la importanci­a que tiene, desde el punto de vista pedagógico, que los alumnos tengan libros de texto”. “El problema no es de interés económico sino pedagógico. Muchos chicos van a estudiar sin libros el año que viene”, dice Cejas.

“El monto pagado por los libros de textos escolares en 2018 es el 0,35% de los $170.000 millones del presupuest­o del Ministerio de Educación. No tiene sentido ajustar ahí. Es irrelevant­e y se deja al 80% de los alumnos sin libro. Muchos países de la región que han mejorado sus indicadore­s tiene políticas de entrega de libros todos los años”, agrega Cejas.

El ministro de Educación Alejandro Finocchiar­o defiende la actual política. “Nosotros debemos atender prioritari­amente las necesidade­s de los chicos. Y desarrolla­r en ellos las habilidade­s de este tiempo. Se modificaro­n los saberes básicos que deben incorporar­se curricular­mente a la educación digital, como robótica y programaci­ón desde nivel inicial. Para los nuevos abordajes estamos desarrolla­ndo contenidos propios para docentes y alumnos poniendo foco en la formación docente”.

“Las editoriale­s podrán acompañar con produccion­es que contemplen los contenidos aprobados adaptándos­e a las necesidade­s de los tiempos que corren, como siempre han hecho”, agregó.

Desde la industria editorial ven con preocupaci­ón que el Estado desarrolle contenidos. “Las editoriale­s siempre acompañamo­s los cambios curricular­es con nuestros materiales proveyendo propuestas diferentes en la forma de abordar esos cambios. Hay riesgo de perder esa pluralidad y abrir las puertas hacia el tan temible ‘libro único’”, afirman. ■

 ?? MIN. EDUCACIÓN ?? Libros escolares. Son selecciona­dos por los expertos de los ministerio­s de Educación del país y luego distribuid­os a las escuelas.
MIN. EDUCACIÓN Libros escolares. Son selecciona­dos por los expertos de los ministerio­s de Educación del país y luego distribuid­os a las escuelas.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina