Clarín

El pibe Fernández llevó su historia de heroísmo a la final de los Juegos Evita

Tenía 11 cuando salvó a su familia luego de un accidente de auto. Tres años después, disfruta del deporte y es feliz.

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Tomás Fernández acaba de ganar su combate de taekwondo. Alza los brazos y se funde en un emocionant­e abrazo con su entrenador. Aunque no llora, se nota que está emocionado por su primera victoria en esta nueva edición de los Juegos Nacionales Evita que, desde el lunes y hasta mañana, transforma­ron a Mar del Plata en la República de los Niños.

Tomás tiene 14 años, representa a San Juan y es uno de los 20.000 chicos que llegaron a La Feliz para vivir una experienci­a única, cargada de historias. La suya, claro, tiene un sabor especial: un accidente automovilí­stico lo convirtió en un héroe inesperado. Y lo que comenzó como una sorpresa para su mamá casi termina en una tragedia.

Eran tiempos difíciles para la familia que, por fuerza mayor, estaba dividida. En Buenos Aires, mamá Florencia era sometida a una serie de operacione­s por un tumor en la mandíbula. Su marido, Santiago, y sus hijos, Tomás y Malena, en San Juan. La noche del 2 de noviembre de 2015, los tres decidieron armar las valijas, subirse al auto y visitar sorpresiva­mente a Florencia.

Fue entonces que el destino metió la cola. En la Ruta Nacional número 8, a la altura de la ciudad cordobesa de Arias, el Chevrolet Corsa que conducía Santiago se fue a la banquina, dio una vuelta, y otra, y otra, hasta quedar boca abajo en una zanja. “Fue como estar en un juego virtual. El auto giraba y giraba. Cuando parecía que todo se había terminado, el agua que había en la zanja entró y comenzó a taparnos”, recuerda Tomy.

En medio de semejante escenario, Tomás, que en ese entonces tenía apenas 11 años, reaccionó como un veterano. Despertó a su padre y, entre los dos, rompieron a patadas el parabrisas. Luego, el joven maravilla rescató a su hermana del asiento trasero y salió a la ruta a pedir auxilio. “Sé que si no actuaba, mi familia estaría en el cielo. Tuve valor, pero también la ayuda de Dios”, dice este atleta que por primera vez sale de San Juan para competir.

Como consecuenc­ia del accidente, el papá de Tomas sufrió heridas en los brazos y hematomas en el pecho por el golpe contra el volante. Malena, por su parte, raspones y alguna que otra astilla en la mano. “Recién después de dos años de aquella noche, Tomás pudo hablar del tema y lloró por primera vez”, confiesa su madre.

Hoy todo es distinto. En el extenso trayecto que va de San Juan a Mar del Plata, Tomás acaparó la atención de todos en el ómnibus y le transmitió sus vivencias al resto de la delegación. Su vida cambió desde aquel 2 de noviembre y ahora disfruta cada minuto del día. Se enamoró del taekwondo cuando presenció una clínica de Sebastián Crismanich, campeón olímpico en Londres 2012. Y hoy puede gozar con estos Juegos.

“Estar acá con tantos chicos y hacer lo que me gusta es el mejor premio”, asegura el pequeño héroe. ■

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EN MAR DEL PLATA, EL SANJUANINO BRILLA EN TAEKWONDO Enorme. Tomás acaba de ganar su primer combate en Mar del Plata.

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