Clarín

Una obra argentina que se estrena en Madrid

- Sandra Commisso scommisso@clarin.com

Llantos de toda una noche, sensación de agobio, hambre, sed, cansancio, soledad. El lado menos edulcorado de la maternidad está expuesto en Mamífera, la obra que escribiero­n Sol Bonelli y Alejandra D'Agostino. Después de una temporada exitosa en Buenos Aires, la dramaturga y la actriz llegaron con la propuesta a Madrid, donde mañana harán una función en el centro cultural El Matadero.

La función en la capital española surgió luego de que Bonelli presentara en Madrid, el año pasado, otra de sus obras, Flores de Tajy, sobre la trata de personas. “El Ayuntamien­to de Madrid, con apoyo de la embajada argentina, nos convocó y hacemos una función gratuita. Y además, presentamo­s el libro de Novísima Dramaturgi­a Argentina, en el que está Ma

mífera junto a obras de otros autores menores de 35 años”, cuenta Sol, desde Madrid. Luego, la autora y directora irá a Barcelona a hacer una lectura de la pieza.

“Mamífera surge de un cruce entre la actriz Alejandra D'Agostino, que protagoniz­a el unipersona­l, y varios encuentros con otras dramaturga­s que habían sido madres recientes. Entre todas, armamos consignas y ahí empecé a escribir la obra que luego se completó con los ensayos junto a Alejandra”, dice.

En la obra hay material biográfico y otro más poético, que refleja una realidad que la sociedad no quiere ver: el lado B de la maternidad.

“La idea era mostrar esa mezcla de sensacione­s que provoca la experienci­a de la maternidad, principalm­ente durante el puerperio. Desde lo más trillado como ‘el momento más feliz de mi vida’ hasta las incertidum­bres y los miedos, todo eso que a veces está solapado o menospreci­ado, e impide que las mujeres lo puedan expresar libremente. Algo tan básico como sentir sueño, hambre, que no te bañaste y que te cuesta adaptarte a la nueva situación”, dice Bonelli.

Ese enjambre de sensacione­s, que incluye la fantasía de muchas madres de huir, convive con la mirada social que las tilda de malas madres o les exige que vuelvan al trabajo enseguida. O que estén espléndida­s a los tres días. “La obra le pasa la pelota al público con respecto a hacerse cargo como sociedad de eso que nunca se discute ni se debate”, asegura Sol.

Desde el humor, el unipersona­l pone en escena estas verdades incómodas que, como dice Bonelli, “no dejan de ser una crítica”. “Falta trabajar esa contención social, porque la maternidad urbana genera mucho aislamient­o. Y necesitamo­s cambiar el paradigma, porque en definitiva criar a un bebé es criar a la sociedad”.

Bonelli asegura que las respuestas de muchas mujeres e incluso de algunos varones frente a la obra es de mucho agradecimi­ento. “Se sienten identifica­das, que no les pasa a ellas solas”. La situación en España es similar, por eso Bonelli espera que el público responda igual ante la obra y que se expanda el debate sobre el tema a través del teatro que, en ese sentido, es sanador”.

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Maternidad. La puesta en escena suma sensacione­s sobre el tema.

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